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DAVID SUÁREZ FUENTE
Sábado, 9 de febrero 2019, 01:06
«Yo nunca di nada por ganado porque yo lo perdí todo el día que murió mi hija». Palabras pronunciadas por Cecilia Fernández, la madre de la niña de 19 meses que falleció días después de atragantarse con una palomita en marzo de 2013 en Ibias ... . Palabras llenas de tristeza tras conocer la sentencia que absuelve a la doctora Estíbaliz Valdés, que la atendió y a quien culpaban de lo sucedido por no haber hecho una broncoscopia a la pequeña.
«Mi hija se merecía justicia», clama Cecilia Fernández, que se ve impotente ante una sentencia de la Audiencia Provincial ante la que no cabe recurso. Un fallo que revoca otro anterior y dictado en diciembre de 2017 por el Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo en la que se condenaba a un año de prisión y a tres de inhabilitación, así como al pago de una indemnización de 130.000 euros a la doctora.
La familia de la pequeña, Ana Suárez, sigue sin terminar de aceptar esta sentencia. Tampoco entiende el cambio de criterio. «La justicia en este país está totalmente podrida», arremete, rota de dolor. Asegura Cecilia Fernández sentirse «atada de pies y manos», ya que «se saltaron la verdad a la torera». Y es que, sostiene, la Audiencia Provincial no ha tenido en cuenta sus propias declaraciones en el juicio, ni tampoco las del médico forense que defendía que sí habría sido necesario realizarle una broncoscopia a la pequeña. La Audiencia entendió que la niña no presentaba síntomas que justificaran esa compleja prueba.
La madre critica que en los últimos tres meses «cambiaron tres veces de ponente» e insiste en que «se basan en mentiras». Basa sus acusaciones, entre otras cuestiones, en que el abogado de la defensa quiso hacer ver en el juicio que la niña tenía bronquiolitis, «cuando en el historial médico se refleja que no lo tenía».
Lamenta que, desde su punto de vista, no se haya tenido en cuenta al jueza que emitió la primera sentencia. «Él lo vio todo, estuvo presente en todos los testimonios y pudo saber si se mentía o se cambiaba la versión», dice, convencida de que la jueza de la Audiencia no revisó los testimonios de las sesiones celebradas en el Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo.
«La justicia debe de ser justa, la sentencia es asquerosa», concluye, dolida, esta madre quien cree que «han jugado con nosotros, no les importamos nada». «Enfado y decepción» son dos de las palabras que repite mientras trata de contener las lágrimas.
A su caso, prácticamente no le queda recorrido judicial por la vía penal. No cabe ya recurso ordinario. Y Cecilia Fernández ve que se le acaban las opciones, que son «mínimas». A pesar de todo, apunta que ha puesto el camino a emprender en manos de su abogado para que agote cualquier posibilidad, por pequeña que sea. Para que alguien «haga justicia» sobre lo que sucedió un mes de marzo de 2013.
Aquel 9 de marzo la pequeña Ana cogió una bolsa con palomitas que habían sobrado del día anterior, se metió un grano de maíz en la boca y se atragantó. Sus padres, al oírla toser, hicieron que vomitara pero la menor no expulsó ningún cuerpo extraño. Al detectar tos y dificultades en la respiración, la llevaron al Hospital de Cangas del Narcea, y tras ser examinada, al HUCA, donde la atendió la doctora ahora absuelta. Tras pasar por observación y después de que a la niña tan solo se le detectasen dificultades respiratorias leves, las cuales se achacaron a un catarro anterior, la acusada descartó llevar a cabo la broncoscopia y procedió a dar el alta a la pequeña, que falleció el 14 marzo.
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