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El vehículo al volante del cual iba el presunto autor del atropello, con el parabrisas destrozado. ABC
Atropella a un ciclista en Madrid y se fuga hasta Ribadesella

Atropella a un ciclista en Madrid y se fuga hasta Ribadesella

Arrolló al deportista en una rotonda y, con su coche dañado, conduce 500 kilómetros hasta que la Guardia Civil le da el alto. Dio positivo en alcoholemia con un 0,51

TINO GARCÍA

RIBADESELLA.

Miércoles, 12 de octubre 2022, 01:06

Un joven de 29 años de Fuenlabrada protagonizó el pasado 6 de agosto una espectacular fuga después de atropellar a un ciclista de 42 años en la rotonda de Niceto Alcalá Zamora, en el barrio madrileño de Hortaleza a las siete de la mañana. El joven no se detuvo, pese a que el impacto del cuerpo del ciclista le hundió parcialmente el capó y le rompió el parabrisas, y dejó al deportista tendido en el suelo con graves lesiones.

El conductor, en lugar de atender a la víctima, enfocó la autopista A-1 (Carretera de Burgos) y se dirigió hacia Asturias vía Cantabria. Al llegar a la rotonda de Llovio, un control de la Guardia Civil de Tráfico, con agentes adscritos al destacamento de Ribadesella, le dio el alto. Eran la una y media de la tarde del día del Descenso del Sella.

Las dos pruebas de alcoholemia que le realizaron aportaron resultados positivos, con 0,48 y 0,51 miligramos de alcohol por litro, el doble de lo permitido, y eso, seis horas después del accidente. El conductor fue interrogado debido a los daños que presentaba su vehículo, un Volkswagen Golf negro con un fuerte golpe en el parabrisas y hundimientos en el capó delantero que levantaron las sospechas de los agentes, si bien estos no conocían en ese momento el accidente que había ocurrido horas antes en la rotonda madrileña. «Divagaba mucho en las respuestas y no decía nada congruente, así que pensamos que nos estaba ocultando un posible accidente de tráfico, como así fue», añadió el teniente Jorge Santa Marina, jefe del Destacamento de Tráfico de Ribadesella.

En un principio, el conductor aseguró que había golpeado a un pájaro unos kilómetros atrás, pero lo agentes no encontraron resto alguno del ave, «ni plumas, ni sangre». Además, las deformaciones en el parabrisas y en el capó eran demasiado grandes para que fuera producto de la colisión con un pájaro. Los agentes optaron por dejar el vehículo inmovilizado en el estacionamiento situado junto a la estación ferroviaria de Lloviu mientras iniciaban la investigación. Sin embargo, esa misma noche, el conductor levantó la inmovilización sin el permiso correspondiente y desapareció. Se marchó en taxi a Madrid tras gestionar con su seguro la retirada del coche a un taller. Se da la circunstancia, además, de que el coche no le pertenecía, sino que era propiedad de un familiar.

La investigación posterior fue «minuciosa» y en ella intervinieron el equipo de reconstrucción de accidentes del destacamento riosellano y los Centros de Gestión de Tráfico de Valladolid, A Coruña y Madrid. Gracias a la colaboración de cada uno de estos estamentos y de la Policía Local madrileña el trayecto del conductor fue comprobado y el lugar del atropello, identificado sin lugar a dudas. Según Santa Marina, el 9 de septiembre fue citado por los agentes madrileños investigado, aunque se negó a declarar. Se le imputan tres delitos. Uno por abandonar el lugar del accidente y omisión de socorro, otro por lesiones al ciclista y uno mas por alcoholemia positiva al volante.

Jorge Santa Marina agradeció la cooperación de la Policía Local de Madrid durante los meses que duró la investigación. También felicitó a los componentes del Destacamento de Tráfico riosellano que intervinieron en la resolución de un caso que «tanto bien hace a la sociedad, porque demuestra que quien causa un accidente, aunque se dé a la fuga lo mas probable es que no quede impune», añade el teniente Santa Marina.

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