Turistas disfrutando de uno de los iconos más emblemáticos de Asturias, el 'Puente Romano' de Cangas de Onís. XUAN CUETO

La Asturias que viene: más vieja, pero multiétnica y sostenible

Expertos de diferentes ámbitos prevén una región marcada por las nuevas tecnologías, con una industria limpia y un turismo más ordenado

Ana Moriyón

Gijón

Domingo, 8 de septiembre 2024, 02:00

La Asturias que viene estará aún menos poblada y más envejecida que la actual, con el doble de centenarios que ahora, con más personas viviendo solas y con un mayor porcentaje de residentes nacidos en el extranjero. Lo pronostica así el Instituto Nacional de Estadística en un retrato de la Asturias de 2039 que ha hecho recientemente en base a simulaciones que resumen la evolución futura del comportamiento de los fenómenos demográficos en el caso de que se mantuvieran las tendencias actuales. Una ciencia que nos ayuda a imaginarnos la Asturias del futuro, pero que no tiene en cuenta otro tipo de variables difíciles de predecir y que dificultan cualquier proyección.

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El sociólogo y profesor de la Universidad de Oviedo Jacobo Blanco parte de esa misma premisa para justificar que cualquier conjetura puede ser errónea, si bien anota que en el caso de Asturias la falta de un proyecto a largo plazo «hace pensar en un futuro más dependiente de inercias y circunstancias externas que de nuestra propia voluntad». Con todo, se aventura a imaginar la Asturias de 2050 «más pequeña y vieja que ahora. Y de viejos solos –sin hijos o hijos emigrados– quizá con pensiones más bajas que ahora, especialmente en la zona rural. Y, sobre todo, diversa y multiétnica».

Centros de investigación

Cree que pese al crecimiento de los servicios, Asturias seguirá contando con una industria notable, pero más «limpia», e incluso con algunos centros industriales y de investigación relativamente punteros. Y, por otro lado, prevé un peso importante del sector turismo y de los cuidados de larga duración «que propiciarán la consolidación de una clase rentista que aprovechará inmuebles vacíos, muchas veces heredados, para usos vacacionales o geriátricos». En su análisis, Blanco cree que crecerán los empleos «precarios y temporales» en los sectores del comercio, la hostelería, la atención domiciliaria y el servicio doméstico.

La Inteligencia Artificial y las TIC eliminarán, según su opinión, muchos trabajos de media cualificación, pero rutinarios: industriales, administrativos, de logística y transporte, etcétera. «Se consolidan, por tanto, las tendencias ya presentes hacia la polarización social, engordando los deciles de renta más bajos y más elevados a cuenta de los intermedios: élites creativas profesionales, administrativas, rentistas y empresariales, mayormente nacidas en España, que trabajarán 25 o 30 horas semanales frente a asalariados del comercio, hostelería, servicios personales, limpieza, construcción, etcétera, generalmente nacidos o hijos de padres extranjeros, que seguirán padeciendo jornadas de 37-40 horas, pluriempleo y horarios poco propicios a la conciliación», vaticina. Una polarización, dice, agravada por la crisis del estado del bienestar que, opina, asumirá en mayor medida que ahora el sector privado. «La insuficiencia fiscal del Principado –y del Estado– implicará que pensiones, salud, cuidados, educación –especialmente la universitaria– incluso ferrocarriles, dependan cada vez más de empresas privadas o fondos de inversión, cuyos usuarios serán, sobre todo, esos estratos más elevados de renta, quedando el sector público para los que ocupan los estratos más bajos», anota.

No es optimista Blanco cuando alerta de que, según su proyección, «será mayor la desconfianza entre la ciudadanía y las instituciones (quizá con gobiernos más autoritarios) y entre la propia ciudadanía, donde la noción de comunidad seguirá dando paso a la del individuo. Individuos, por otra parte, en creciente soledad, aislados por las burbujas digitales a medida y la IA». Y todo ello, concluye, «agudizará los problemas de salud mental».

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Desde un punto mucho más económico, el decano del Colegio de Economistas coincide con Blanco en la dificultad de establecer una proyección sin riesgo a equivocarse dados los numerosos condicionantes internos y externos que pueden cambiar el rumbo de una región como Asturias. En todo caso, Abel Fernández prevé una Asturias más abierta a los mercados internacionales «porque nuestra dimensión es pequeña y nuestras empresas necesitan expandirse»; con importantes avances en materia de economía circular, explica, obligados por la normativa europea a velar por la sostenibilidad de los recursos. Fernández entiende que Asturias tendrá que continuar sentada en el tren del cambio tecnológico en el que ya estamos inmersos y para ello subraya la importancia de un «mayor compromiso político y consenso social», por lo que ve «fundamental» una mayor colaboración público-privada. Prevé que la industria tradicional seguirá perdiendo relevancia en Asturias y que despegará una industria «adaptada a la sostenibilidad ambiental», mientras que le augura un buen futuro a la industria agroalimentaria y la relacionada con los recursos forestales y el turismo, «favorecido por el cambio climático».

Desde un punto de vista más turístico, la vicepresidenta del Clúster de Empresarios de Turismo Rural de Asturias, Ana Soberón, es especialmente positiva. Dice confiar «plenamente» en que se resolverán más pronto que tarde «los inconvenientes que genera el turismo en nuestra región, poniendo en marcha medidas que gestionen el uso de los espacios naturales, las playas y los recursos turísticos en general para preservarlos y para lograr una convivencia adecuada entre los turistas y la población local». Y así, se muestra convencida de que el sector tendrá un peso superior al actual en el PIB de la región y que será «vital para que otros sectores –como el comercio, el agroalimentario– también sigan creciendo». «Será un sector con un empleo más estable puesto que llegará la ansiada desestacionalización», confía.

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Todo indica igualmente que dentro de dos o tres décadas el sector de los cuidados en Asturias también adquirirá un importante papel en la región, si bien Leonardo Díaz, presidente de Ascege, cree que experimentará «cambios significativos debido sobre todo a cambios demográficos y tecnológicos». De ahí que incida en que la preparación como sociedad para este futuro requerirá «una visión proactiva y colaborativa entre todos los actores involucrados: autoridades sanitarias, profesionales del sector, tecnólogos y la comunidad en general».

Un mensaje que también lanza la presidenta de la Federación de Empresarios de Asturias (Fade), María Calvo, quien entiende que Asturias es un territorio de oportunidades que deben aprovecharse y apela a trabajar para «conseguir un territorio competitivo, abierto al mundo, sostenible económica y medioambientalmente, y en el que se cuide e impulse a las empresas». Para ello defiende que se tiene que «impulsar» la modernización de Asturias para que siga siendo una región industrial, con una industria sostenible y competitiva, y también una región con un turismo de calidad y respetuoso con nuestro entorno. «Una Asturias atractiva para vivir, y donde los jóvenes puedan desarrollar su carrera profesional», concluye.

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