Publicidad
De las 68.661 empresas que están asentadas en Asturias, solo 81 (el 0,1%) están consideradas como grandes compañías, es decir, que tienen más de 200 trabajadores en plantilla. Esto significa que el grueso del tejido productivo está formado por pymes, micropymes y sociedades sin asalariados. A pesar de su pequeño tamaño, son el sustento de la región y, por tanto, piezas clave en la recuperación de la misma. Es cierto que en Asturias hay multinacionales que son tractoras de la economía. El ejemplo más claro es el de Arcelor, que emplea a casi 5.500 personas. Una cifra que roza una compañía autóctona, Alimerka.
Aun así, el peso de la actividad recae en las empresas de menor envergadura, en las que el comercio y la hostelería son los sectores que aglutinan más negocios. Según los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), al cierre del año pasado, el 55,6% de las compañías asturianas no tenía asalariados y el 40% son micropymes (entre uno y nueve trabajadores). La pymes –aquellas empresas con entre 10 y 199 asalariados– suman 2.475, lo que representa el 3,6 % del tejido productivo.
De ellas, más de la mitad, 1.431, tienen entre 10 y 19 empleados y cien de ellas superan el centenar de trabajadores. Estas cifras dan idea de la importancia que tienen los negocios más pequeños en la comunidad. Dimensiones que tienen sus pros y sus contras. Existe un amplio consenso entre los expertos en este ámbito sobre la necesidad de que las compañías asturianas aumenten de tamaño. La razón principal es la creciente globalización de los mercados, lo que obliga a ganar músculo para poder competir en ellos. Las alianzas entre firmas parecen la solución más sencilla para lograr traspasar las fronteras, pero el proceso va lento y sigue siendo una asignatura pendiente para las empresas asturianas.
No obstante, las firmas de la región sí han hecho los deberes en lo que se refiere a la especialización sectorial. De hecho, elegir parcelas concretas de activicad ha permitido a algunas firmas crecer de manera exponencial. Buena prueba de ello son Talleres Zitrón, Cafento, Aislamientos Suaval, Esnova Racks, Izertis y Verot. Estas son las seis asturianas incluidas en el listado de las 500 empresas que lideran el crecimiento en España, elaborado por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) y correspondiente a 2019.
Publicidad
Son ejemplos de saber hacer en sus respectivos ámbitos –sistemas de ventilación para infraestructuras, café, aislamiento térmico industrial, sistemas de almacenaje, consultoría tecnológica y transformación de chapa– y del camino que deben adoptar las firmas ubicadas en la comunidad para poder, no solo salir a flote, sino crecer. Porque ya no basta con limitarse al ámbito geográfico más cercano, sino que es necesario expandir los negocios para no quedarse atrás.En un mundo marcado por las nuevas tecnologías, que permiten borrar fronteras, es imprescindible ser ambicioso y pensar en que las oportunidades están más allá. Una tarea que no era fácil antes de la pandemia, pero que ahora es aún más complicada porque las pymes están en una posición mucho más débil.
Precisamente, la crisis desatada por la COVID-19 ha golpeado con mayor dureza a las pequeñas y medianas empresas. La inmensa mayoría se vio obligada a paralizar su actividad durante el confinamiento, casi tres meses en los que solo pudieron mantener su labor diaria los negocios considerados esenciales, como tiendas de alimentación, farmacias, estancos, gasolineras y kioscos de prensa. También un porcentaje elevado de la industria pudo continuar con su trabajo, aunque con la producción mínima para garantizar el suministro de productos y no causar perjuicio a las instalaciones.
Publicidad
La pandemia obligó a las pymes, al igual que al resto de sociedades, a reinventarse para ofrecer la seguridad necesaria en el puesto de trabajo. Un esfuerzo económico que ha mermado todavía más sus maltrechas cuentas, vaciadas por la caída en picado de la demanda y la paralización de la actividad. Para colmo de males, aunque las administraciones ofrecieron distintos tipos de ayudas y aplazamiento del pago de determinados tributos, las pymes tuvieron que hacer frente a los gastos habituales.
Una vez concluida la desescalada y ya inmersos en la llamada nueva normalidad, las pequeñas y medianas empresas tienen ante sí un panorama que deja poco lugar a la esperanza. Ahora toca subir la pronunciada cuesta de la recuperación. Para ello, la prioridad fundamental deber ser controlar el virus. Porque los economistas alertan de que una segunda ola, además de ser devastadora para la salud, lo sería para el tejido productivo. Así, cumplir los protocolos, aumentar los controles a la plantilla, contar con stock de equipos de protección individual (EPI) y mejorar los procedimientos son tareas indispensables.
Publicidad
En segundo lugar entre las inquietudes de las pymes está la urgencia de que «haya consenso sobre hacia dónde tirar». El director general de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), Alberto González, lamenta que, en ocasiones, «parece perdido el horizonte». Un rumbo que debe fijarse tanto en el ámbito político –nacional y autonómico– como en el marco del diálogo social. «Esos pilares son importantes a la hora de enfocar las actividades que nos permitan salir de esta crisis», apunta. Tras poner la bases para la recuperación, es imprescindible evitar la desaparición de la actividad económica y las empresas. «No vemos que se estén llevando a cabo acciones específicas en este sentido, más allá de los apoyos financieros y poco más, pero eso no va a ser suficiente», advierte González.
La urgente necesidad de financiación ante la crisis generada por la pandemia ha disparado la concesión de avales concedidos por la Sociedad de Garantía Recíproca de Asturias (Asturgar). En concreto, este organismo respaldó a 148 empresas durante el primer semestre, lo que supone un aumento del 228% con respecto al mismo periodo de 2019, cuando otorgó avales a 45 compañías. Este incremento se debe a la aprobación de la línea de financiación puesta en marcha con motivo de la crisis. Los autónomos y pymes que presentan necesidades de financiación y de liquidez derivadas de la COVID-19 pueden solicitar esta línea, que cuenta con un importe de diez millones.
En paralelo, es urgente poner en marcha la reactivación, con estímulos al consumo como primera medida. Sobre todo, del estructural, como puede ser el vinculado a la vivienda y el automóvil, aunque también a parcelas del turismo, como los viajes vacacionales. De igual importancia es para los empresarios la flexibilización de la actividad. Por ello reclaman la prolongación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) más allá del 30 de septiembre, fecha fijada por el Gobierno central para su vigencia. En Asturias, casi 42.000 trabajadores siguen regulados, una cifra preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que el periodo estival es el de mayor actividad en la región.
Publicidad
Otra pata en la que debe apoyarse la recuperación es la financiera. Los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y la Sociedad de Garantía Recíproca de Asturias (Asturgar) «estan ayudando a contener la sangría que se produjo en la región, pero, si no se reactiva la economía, los vencimientos de los plazos van a suponer un doble problema para estas empresas», señala González. Una vieja reivindicación de los empresarios que ahora cobra más fuerza es la relajación de la carga impositiva.
Una medida que, a raíz de la pandemia, adoptaron otros países de nuestro entorno, y que supone «una inyección de recursos en vena», más aún si se trata de exenciones de tributos. El impulso a la digitalización es otro aspecto que apunta como esencial el director general de la patronal asturiana. Aunque la pandemia ha obligado a acelerar estos procesos, aún queda un largo camino por recorrer para una parte importante de las pymes asturianas en este campo. También como medida a adoptar a medio plazo se sitúa la estrategia en I+D. González avanza que este punto tendrá especial relevancia dentro de la concertación social que negocia el Principado con los empresarios y los sindicatos.
Noticia Patrocinada
Este conjunto de medidas son generales y pueden aplicarse a la mayoría de las pymes. Pero los empresarios también consideran esencial ejecutar actuaciones a medida. «Casi todos los sectores han sufrido bastante, pero unos más que otros. En Asturias hay que dar un tratamiento especial y urgente a la industria, no solo por la COVID, sino por la transformación del sistema energético español y los riesgos que acarrea el diferencial de tarifas con otros países y la ausencia del estatuto electrointensivo. Esto es crítico», recalca.
El turismo y el comercio también requieren de planes específicos para encarar su futuro. Al igual que la construcción, lastrada por el desplome de la obra pública, explica la patronal. Mientras que otros sectores podrían contribuir a la recuperación de Asturias por hallarse en una mejor posición y por su potencial. Por ejemplo, el agroalimentario, el de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y el sociosanitario.
Publicidad
Dentro de las pymes asturianas, hay una gran representación de compañías regidas por una misma familia. Así lo evidencian las cifras de la Asociación Asturiana de la Empresa Familiar (Aefas):59 compañías, de las que dependen 19.000 empleos y que representan el 13% del Producto Interior Bruto (PIB) regional, con una facturación acumulada cercana a los 3.000 millones. El confinamiento supuso caídas de actividad del 80% para la mitad de ellas y obligó a la inmensa mayoría a recurrir a ERTEs u otros ajustes más drásticos.
El presidente de Aefas, Jorge Suárez, reclama a la Administración que facilite más liquidez para evitar el cierre de empresas.Bien sea «en forma de aplazamientos tributarios, más garantías bancarias públicas, inyección directa o con apoyos para aliviar los gastos. Al igual que la prórroga de los ERTEs. Elevar la inversión en I+D es otra cuestión esencial para ganar competitividad y porque «es equivalente a futuro y, por tanto, a nuestro bienestar».
Publicidad
Las trabas burocráticas son otro obstáculo. «La Administración necesita una reforma brutal. Solo para cambiar el nombre del titular de un local comercial se tardan cuatro meses», pone como ejemplo Suárez.
Hagamos lo que hagamos, y aun con las incertidmbres de esta situacion, hemos de pensar que las soluciones solo serán posibles si caminamos juntos. Eso implica esfuerzo y esperanza a partes iguales.
Si nos abstraemos por un momento de que el principal drama de la COVID-19 han sido y están siendo las víctimas que ha causado, la peor experiencia vital y empresarial de estos momentos ha sido la imprevisibilidad. Una crisis que se nos vino encima sin esperarlo y que nos ha mantenido paralizados sin que apenas pudiéramos hacer otra cosa que cuidarnos y ver cómo los expertos buscaban soluciones.
A medida que vamos recuperando parcelas de normalidad –que esperemos lleguen para consolidarse, para lo que es fundamental aplicar grandes dosis de responsabilidad personal y colectiva–, sentimos que podemos hacer cosas, retomar la iniciativa y aportar nuestra parte para mejorar y para ayudar.
Desde SabadellHerrero tenemos muy claro que la recuperación económica pasa, de forma inexorable, porque las empresas crezcan, generen empleo y, en consecuencia, riqueza. No existe otro camino, ni falsas soluciones, a no ser que alguien quiera adormecer a la ciudadanía con mensajes que son simplemente falsos. Tengámoslo claro: ayudando a las empresas, a los empresarios, se ayuda a toda la sociedad.
En Sabadell Herrero nos consideramos un banco esencialmente empresarial, que tiene un gran foco de atención en las pymes, que son la gran red que sostiene nuestra economía. Pero en España, en general, y en Asturias, en particular, tenemos un hándicap que va más allá de la actual crisis, aunque ésta contribuya a sobredimensionar el problema: nuestras empresas son demasiado pequeñas. Hemos de reflexionar sobre cómo podemos ayudar a las pymes a crecer, porque es evidente que en esto de la economía y los mercados el tamaño sí importa. Un dato: en países de nuestro entorno, como Francia, Alemania o Italia el tamaño medio de las empresas es prácticamente el doble, y si vamos a su productividad media, ésta se sitúa por encima del 22%.
Si nos centramos en el Principado, y siguiendo los datos aportados por el Idepa en 2019, las pymes representan apenas el 3,6% del tejido empresarial asturiano. Eso frente al 55,6% de empresas sin asalariados y el 40,7% de microempresas. Es evidente que nuestras empresas son, por término medio, excesivamente pequeñas y tienen la obligación de crecer si quieren ser competitivas e, incluso, simplemente si quieren sobrevivir.
Los retos que deben afrontar las pymes para aumentar tamaño, ser más productivas y, por ende, más competitivas son múltiples, y desde Sabadell Herrero llevamos tiempo acompañando ese esfuerzo y apuntando cuáles pueden ser las herramientas. Al final, cualquier apuesta requiere financiación; y ahí, también estuvimos, estamos y estaremos; siendo fieles a lo que dice nuestro lema: «Estar donde Estés». Y estamos y estaremos con los proyectos de las empresas asturianas, implicándonos en sus necesidades, que conocemos bien gracias a nuestra intensa implantación local.
La digitalización ya no es una opción; es una obligación. Así lo entendimos hace tiempo en el banco, que también es empresa, porque veíamos que ese era el futuro y, ante todo, porque nuestros clientes cada vez nos demandaban más soluciones tecnológicas en su interacción con nosotros. Ya tenemos clientes, los más jóvenes, que son nativos digitales, y eso supone un aspecto disruptivo en cualquier relación profesional. En el plano interno, las empresas –muy especialmente la industria– deben apostar por la digitalización en forma de 'cloud computing', análisis de datos a través del big data, la inteligencia artificial y la robótica en aquellas producciones que lo permitan. Esa apuesta hará que las organizaciones sean más ágiles y más eficientes; es decir, más competitivas.
En Asturias es cierto que cada vez hay más empresas que se embarcan en proyectos de digitalización, aunque aún deben ser muchas más. Y también es cierto que contamos con pymes asturianas que pueden llevar a cabo esa transformación tecnológica con solvencia.
Mucho se está hablando de la oportunidad que se le brinda a Asturias en los nuevos tiempos de la economía. Cuenta con sectores avanzados, con buenos profesionales y con un entorno privilegiado. Pero eso no es suficiente si las administraciones no toman medidas que refuercen el papel de las pymes en la recuperación. Una transición energética desordenada, por ejemplo, puede condenar a muchas de nuestras compañías. O unas políticas que no incentiven a los autónomos pueden provocar que muchos de ellos tiren la toalla.
También debe ser motivo de reflexión pública la necesidad de adaptar la formación a las verdaderas necesidades de nuestro tejido empresarial. Que existan organizaciones que no encuentren perfiles profesionales determinados es un fracaso de planificación. Uno de nuestros valores es la buena capacitación profesional de los jóvenes formados en Asturias y que queda demostrada en el hecho de que nuestras empresas compiten muy bien en proyectos internacionales. Si es así, hagamos que lo hagan más.
Hay otro aspecto que tiene que ver también con la necesidad de retener ese talento. Debemos ayudar a las pymes –y a todas las empresas en general– a que se comprometan con la sostenibilidad; es decir, que tengan un fuerte compromiso con el medio ambiente y con sus trabajadores, creando entornos de trabajo más atractivos.
En el plano externo, Asturias tiene una bien ganada fama de calidad en muchos de sus productos –muy especialmente la agroalimentación–, un valor añadido que no podemos desaprovechar. Porque creo que nada tiene sentido si no vemos que el objetivo final de cualquier acción son las personas, ofreciéndoles lo mejor de nosotros mismos y mejorando para atender sus demandas. Tenemos una gran oportunidad con los 'fondos verdes' de la Unión Europea que pueden llegar; pero para eso hay que elaborar y presentar buenos proyectos. Cambiemos ya la inercia para olvidar otros 'manás' que no fuimos capaces de aprovechar.
En cualquier caso, hagamos lo que hagamos y aún con las incertidumbres propias de una situación que no sabemos si nos va a obligar a vivir de nuevo medidas restrictivas, hemos de pensar que las soluciones solo serán posibles si caminamos juntos y nos cuidamos unos a otros. Eso implica esfuerzo y esperanza a partes iguales, reconstruirnos entre todos, para así reforzar aquellos valores que nos hacen mejores. No me importa volver a repetir una frase que utilizo mucho en estos últimos tiempos: «Asturias saldrá adelante con el hacer, no con el azar».
Una economía fuerte se construye con un proyecto a largo plazo, bien consensuado políticamente, basado en las fortalezas como país y los recursos productivos y capital humano, no en medidas para cuatro años.
Cuando dirigí por primera vez, en 2006, junto con un compañero del área de Economía Financiera de la Universidad de Oviedo, el Curso de Extensión Universitaria sobre 'Instrumentos Financieros a disposición de las pymes (pequeñas y medianas empresas)', lo hice desde el convencimiento de la importancia que tienen este tipo de empresas en el tejido productivo español. En todo momento, facilitar la financiación a las pymes –empresas con menos de 250 trabajadores – es fundamental para nuestra economía, pero lo es más en esta situación crítica como consecuencia del coronavirus. En España, el 99,90% de las empresas son pymes y crean el 74% del empleo patrio, lo que sitúa a nuestra economía como una de las más dependientes de las pymes de toda Europa. En el caso de España, la OCDE recoge la existencia de 2,63 millones de empresas en el país, de las que el 94,4% son micropymes, de menos de 10 trabajadores; el 5,5% son pymes de entre 10 y 249 empleados, y solo el 0,1% de las compañías, algo más de tres millares, serían grandes compañías, con plantillas de más de 250 empleados. Además, las pymes suponen el 63% del valor añadido bruto. Este peso de las pymes hace más vulnerable a España ante el impacto de la COVID-19, porque las pymes son las que corren más riesgo de cerrar. Por otro lado, España ha sido uno de los países más castigados por la enfermedad en términos sanitarios, con un Gobierno que tardó en tomar medidas y, posteriormente, adoptó medidas férreas que supusieron un fuerte parón de la actividad económica, golpeando duramente a las pymes, con alto riesgo de quebrar por la prolongación de las medidas de bloqueo contra el coronavirus y que representaban el 75% de todos los trabajadores en los sectores directamente afectados. Este peso de las pymes ha llevado al FMI a estimar que el PIB español pasará de crecer un 1,5% a caer un 8%, y que la tasa de paro de un país construido sobre pymes como el nuestro amenaza con dispararse del 14% al 20%.
Para salir de esta situación tan grave, sin duda, una buena noticia es la reciente aprobación del pacto de la Unión Europea, con un fondo de 750.000 millones de euros, con 390.000 millones como ayudas no reembolsables (el punto de partida era medio billón) y los 360.000 millones restantes, créditos. El paquete de Recuperación y Resiliencia se eleva a los 672.500 millones de euros, desde los 560.000 millones; 312.500 en subsidios y 360.000 en créditos. Sin embargo, no todo se puede dejar en manos de Bruselas, sino que nuestro país y también, dentro de sus competencias, nuestra región, tendrán que articular sus propias políticas de reconstrucción, sin perder de vista que uno de los primeros problemas que se plantean es el incremento del déficit público, provocado tanto por el aumento de los gastos de todo tipo, comenzando por los sanitarios, que tendrá que acometer el sector público –estimados en más de 100 millones de euros- y la inevitable caída de recaudación impositiva (unos 150 millones de euros) debida al descenso en la actividad económica, lo que reducirá las rentas de empresas y particulares, el consumo y la riqueza. A partir de estos fondos europeos, es preciso afinar con las medidas económicas a adoptar y, en mi opinión, la fiscalidad es una variable clave. Cobran especial valor todas las medidas -como las dirigidas a reducir el fraude- que, sin añadir presión fiscal indirecta a los obligados tributarios, puedan contribuir al sostenimiento de los ingresos públicos y a mejorar la equidad global del sistema impositivo, sin descuidar la seguridad jurídica en su aplicación. En la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida son interesantes medidas como la aplicación intensiva de las nuevas tecnologías, el impulso de la facturación electrónica y la implantación de incentivos para que se generalicen los pagos con medios electrónicos. El aplazamiento y fraccionamiento del pago de deudas tributarias, que se ha ido aplicando, es necesario en una situación con una presión tan fuerte sobre los ingresos empresariales.
Agilidad en los pagos
Asímismo, cada territorio, en la medida de sus competencias en materia tributaria, puede estudiar la aprobación de los beneficios fiscales para los colectivos más afectados por la crisis. Es recomendable desarrollar incentivos para la movilidad y la recualificación de los trabajadores, en particular en aquellos sectores en los que la actividad no se recuperará por completo mientras no haya vacuna. Considero que es primordial la agilización en los procedimientos y los pagos a trabajadores afectados por los ERTEs, así como lo son las compensaciones a los autónomos por el cese de actividad. Las pymes y los autónomos no tienen el músculo financiero para poder esperar meses y, si las ayudas no llegan a tiempo, y no todas están llegando, muchos cerrarán definitivamente. En el ámbito financiero debería establecerse un procedimiento de urgencia de tal forma que las deudas públicas con proveedores de bienes y servicios que sean pymes y autónomos se paguen de inmediato, así como agilizar el pago de ayudas y subvenciones lo más rápido posible, sin alargar los trámites burocráticos y formales de aquellas ya concedidas. La aprobación de un mecanismo de compensación y liquidación inmediato a pymes y autónomos, entre sus obligaciones fiscales y derechos de cobro frente a la Administración pública, estimo que es una medida adecuada. A nivel regional, también se podría esperar que el Gobierno complementase la cobertura de los avales gestionados por el ICO para autónomos y pymes, cubriendo el 20% restante hasta llegar al 100% de los préstamos solicitados. Opino que, a nivel autonómico, es preciso reconocer que la herramienta de la fiscalidad es la que provoca graves diferencias entre territorios, según el color político de cada gobierno. Para cualquier economista que no esté ciego, la discriminación impositiva territorial es un factor determinante en la localización de empresas, inversiones y ciudadanos. Mantener el tejido productivo empresarial es básico para sustentar una economía, y estimular la realización de inversiones y creación de empresas es ineludible para recuperarnos económicamente. En este sentido, soy una firme partidaria de no aumentar la presión fiscal, una medida muy golosa, fácil, cómoda y rápida en los tiempos que nos encontramos, pero ineficaz económicamente, cuando no letal para las empresas, si es exagerada. Una economía no se construye o, mejor dicho, no se reconstruye con medidas rápidas que aplasten a las empresas o laminen a la maltrecha clase media. Una economía fuerte se construye con un proyecto a largo plazo, bien consensuado políticamente, basado en nuestras fortalezas como país y nuestros recursos productivos y capital humano, y no en medidas para sostenerse cuatro años o bien, para forzar el 'quítate tú, para ponerme yo'. Quisiera estar equivocada, pero es lo que observo en nuestra clase política, de todos los partidos sin excepción: escasa formación para el cargo en una gran mayoría, cortoplacismo, poca generosidad y amplitud de miras, egoísmo personal y ambición de poder. Lo que le pueda suceder a las pymes o a los ciudadanos en general, no es lo que más les importa.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.