El Principado estudia reducir el aforo de la hostelería y adelantar el toque de queda a partir del lunes

Asturias ya ha entrado en la tercera ola de la pandemia y hay varios indicadores al alza: los contagios, la incidencia en los mayores de 65 años y los ingresos hospitalarios. El lunes caduca la resolución, aprobada el pasado 18 de diciembre, que ha permitido decretar las limitaciones de las últimas semanas. Por lo tanto, el Principado está en una encrucijada: ¿mantener las restricciones existentes o endurecerlas? «La decisión será prorrogar o bien restringir más alguna de las medidas. No estamos en condiciones de flexibilizar nada», ha adelantado.

Los hosteleros están expectantes ante la decisión del Principado, pero Fernández considera que «la mayoría de ellos ven que, aunque algunas restricciones perjudican el negocio, son la garantía para evitar el cierre». «Hay que evaluar los horarios de cierre de hostelería o de otros negocios, así como los aforos», ha indicado. El Ejecutivo cree que, respecto al toque de queda, «hay que ver si aún estamos en condiciones de que continúe a las 23 horas o va a haber que adelantarlo».

«Nos preocupa bastante ver lo que está sucediendo en otras comunidades autónomas, donde el aumento de casos es acelerado», ha señalado Fernández. Y aunque los datos de la región son de momento los mejores de España, «la situación no es demasiado buena».

Los datos a nivel nacional certifican la llegada de la tercera ola epidémica. Es por ello que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha pedido a los ciudadanos que durante las próximas semanas reduzcan «al máximo» la movilidad y sus contactos sociales, con el fin de poder frenar loa contagios de covid-19 en la que está inmersa España.

«Los datos son malos. La incidencia, la presión hospitalaria, la positividad de las PCR y los fallecidos están aumentando…». «Vienen semanas muy duras», ha alertado este viernes Illa, poco después de que España haya alcanzado los dos millones de contagios oficiales y el país haya superado holgadamente los 300 casos de incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes. Un nivel que sitúan a España en su conjunto más allá del límite de la «situación crítica». Y todo ello a la espera de que el 'efecto navidad' y la 'cepa británica' muestren en las estadísticas toda su virulencia.