Asturias necesitará más de mil millones para atender al envejecimiento en 2039

¿Qué ocurrirá en quince años, cuando los mayores de 65 años sean el 35,6% de la población asturiana? La regla de tres más básica indica que la cifra de hoy tendrá que convertirse en 741 millones mañana, aunque los diferentes capítulos que tendrán que añadirse a la cifra troncal elevan la cantidad a más de mil millones. Sólo en dependencia y sólo para 2036, la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar ya prevé que tendrá que pasar de disponer los 352 millones actuales a los 746,3 millones. Y eso porque piensa que en lugar de atender, como hace ahora, a 31.581 personas, en trece años tendrá que hacer lo propio con 80.336 asturianos.

Una cifra que eleva el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). Para el órgano que controla la gestión de la Ley de la Dependencia en todo el país, en Asturias hay 183.865 personas que son potencialmente dependientes. Si todos solicitaron una ayuda a la dependencia con requisitos para lograrla la cuantía necesaria para su atención se dispararía. Aún más.

Lo que parece claro es que en la Asturias de 2039 que el INE dibuja con sólo 967.328 residentes el peso de las consejerías dará un vuelco. Sin dudar de que el liderazgo continuará, como ahora, en la de Salud, que es la que mayor partida presupuestaria, con 2.322 millones, todo apunta a que el segundo lugar ya no lo ocupará la Consejería de Educación, que hoy se lleva 853,6 millones.

Sobre todo, porque el peso poblacional en 2039 será del 35,6% para los mayores de 65 y el de los menores de 15 años bajará del 10,9% actual al 8,9%. Es decir, habrá cuatro personas en edad de jubilación por cada una con edad de estar en un aula.

Algo que comparten las patronales geriátricas. El presidente de la asociación líder de plazas concertadas, Ascege, Leo Díaz tiene claro que el futuro de la región «pasa por el sector de los cuidados de larga duración», en el que las residencias «tendrán que crecer, aunque lo hagan más otros servicios, como los centros de día y, sobretodo, la ayuda a domicilio». Un cambio que requiere «implicación de las políticas de vivienda, para que todas estén adaptadas».

Desde el sector sanitario la situación se ve complicada. «En el momento actual, con una política sanitaria aún muy centrada en el tratamiento de agudos ingresados y escaso desarrollo de los cuidados sociosanitarios, el sistema sanitario no parece que esté preparada», aseguró el secretario general del Sindicato Médico (Simpa).

Antonio Vidal tiene claro los puntos a desarrollar: «Un papel determinante de la atención primaria, una total coordinación sociosanitaria y un desarrollo de todos los agentes de la atención sanitarias sin ingreso, es decir, atención domiciliaria, hospitalización a domicilio, cuidados paliativos», unos servicios hoy «infradotados e infrarepresentados. Mucho tiene que cambiar».