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Tras 16 años como presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) Ignacio Vidau tiene un diagnóstico único de cómo funcionan los tribunales de la región y qué fallos urge corregir. Hoy, a escasos días de dejar el cargo, compartió ese análisis ... en una amplia entrevista que EL COMERCIO publicará íntegra mañana. Vidau (Oviedo, 1952) se reconoce ahora más liberado. «En un puesto como este, se sufre desgaste; aparte de la función jurisdiccional, tienes que relacionarte con el Principado, pelear por los medios tecnológicos, ver los asuntos de la organización interna, los permisos, los problemas de los jueces...». Paradójicamente, un presidente del TSJA carece de presupuesto a su cargo. «Para todo tienes que hablar con el Principado, hasta para lograr un bolígrafo».
Sale de la experiencia llena de «orgullo. Para un magistrado asturiano presidir el TSJA es el máximo honor, no se puede aspirar a más». Entre sus satisfacciones está «la colaboración extraordinaria» que ha observado en el resto de sus compañeros y la evolución lograda en los edificios judiciales. «No, ya no tenemos ratas en aquí», bromeó, recordando una denuncia que años atrás sacudió al Principado. «Se pusieron las pilas, es verdad», reconoce. Entre las frustraciones de su etapa cita no haber logrado la unificación de sedes en Oviedo y sigue lamentando que «lo cierto es que estuvimos a pocas semanas de lograr», en referencia a la operación abortada para hacer un nuevo Palacio de Justicia en la parcela de El Vasco.
La suya ha sido una trayectoria de transiciones. Se incorporó a la carrera judicial días después de que se aprobara la Constitución, lo que marcó un antes y un después también en la formación y forma de trabajar de los magistrados, como analizará. Su primer destino estuvo en Badalona, localidad que ahora le lleva a pensar en los compañeros que trabajan en Cataluña bajo la presión del independentismo. Cuando asumió la presidencia del TSJA, en 2003, las competencias las controlaba el Ministerio de Justicia y las administraciones se manejaban con los presupuestos propios de la época de bonanza, todo lo contrario que sus últimos años al frente de los magistrados asturianos.
En la entrevista habla de las ventajas que ha aportado el modelo constitucional y los problemas que causa que el Principado sea la segunda comunidad que menos presupuesto por habitante dedica a la administración de Justicia. Cita entre los errores que más urge corregir la división de la región en 18 partidos judiciales, lo que provoca que los jueces se inicien en el oficio en juzgados saturados donde deben tocar pleitos de distinto orden. «Es una manera un poco violenta de empezar», asume.
Vidau desvela que la mitad de apelaciones que está revisando la Sala Civil y Penal se centran justo en delitos de índole sexual. «No digo que haya más, pero sí están aflorando más. Ahora se denuncia cosas que antes no, sobre todo en materia de abuso de menores», aprecia. Desde esa perspectiva, el presidente del TSJA considera que detrás de la indignación que ha suscitado sentencias como las de las 'manadas' está una «necesidad urgente de reforma del Código Penal, porque ahora la frontera entre el abuso sexual y la agresión sexual es muy tenue y habría que diferenciarla bien».
También observa campos de mejora en las normas que rigen las fases de instrucción. Que la sentencia definitiva del 'caso Renedo' llegase por ejemplo nueve años y medio después de la denuncia original «es un tiempo excesivamente largo». Durante hora y media Vidau destapa la existencia de un problema de «filtraciones, serio», cuyo origen apunta en la política comunicativa de las fuerzas y cuerpos de seguridad y la Delegación del Gobierno, además del control orgánico que ésta tiene sobre policías nacionales y guardias civiles. También apuesta por reformar la Ley del Jurado.
Vidau cederá el cargo a Jesús María Chamorro. El Consejo General del Poder Judicial le eligió a él en detrimento de la otra aspirante, Pilar Martínez Ceyanes. «El Consejo tenía una papeleta muy difícil, porque son dos excelentes candidatos, pero a la vez iba a acertar hicieran lo que hicieran», estima el aún presidente del TSJA. «Jesús va a ser un gran presidente, conoce bien el territorio y lleva quince años en la Sala de Gobierno», confía. La elección mantiene una fotografía extraña: de los diecisiete presidentes de Tribunales Superiores de Justicia solo hay una mujer. «Eso no refleja la realidad de la actual carrera judicial, donde ya más de la mitad son mujeres», responde.
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