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Asturias es la comunidad autónoma donde más ha crecido el consumo de hipnosedantes desde 2019. Concretamente, un 14,5%, el doble que en Aragón, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana. Y ese porcentaje eleva el uso de benzodiacepinas en la región a ... más de 40 dosis diarias por cada 1.000 habitantes.
Este grupo de psicofármacos, recetado habitualmente para el control del insomnio y la ansiedad, se ha convertido tras la pandemia en la droga legal más consumida, por detrás del tabaco y el alcohol. Una situación que explicaría por qué la Consejería de Salud ha decidido poner en marcha la campaña 'Dormir sin pastillas'. La iniciativa se inspira en un trabajo realizado por un grupo de residentes de Medicina de Familia, que fue premiado en 2023 y que plantea la deprescripción de benzodiacepinas mediante una intervención mínima desde atención primaria. Intervención que consiste en enviar una carta personalizada a los pacientes medicados por insomnio.
40: Dosis diarias de hipnosedantes que se consumen en Asturias por cada 1 000 habitantes
116: Dosis de ansioliticos que se consumen a diario en la región por cada 1 000 habitantes
De la investigación realizada como trabajo fin de residencia, se desprende que esas cartas duplican las posibilidades de que una persona deje o reduzca el consumo de pastillas para dormir. El estudio, que tiene como referente la experiencia del País Vasco en este campo, se circunscribió al área sanitaria IV (Oviedo y área central), donde se enviaron 1.436 'benzocartas' a otros tantos pacientes. En ellas, les explicaban los muchos efectos secundarios de los hipnosedantes, les daban recomendaciones para conciliar el sueño y les pautaban una nueva posología para el desenganche gradual de estos medicamentos tan adictivos.
Tras un seguimiento de seis meses, el 57% de los pacientes habían reducido sustancialmente el consumo de benzodiacepinas y el 32% habían conseguido dejarlas por completo. «Se han medicalizado los problemas vitales y hemos llegado a un punto en el que hay más consumo de pastillas para la depresión, el insomnio o la ansiedad que cuadros diagnósticos», expone Paula de la Fuente, que formó parte del equipo investigador junto a Marta Bendicho, Ana Roces y Mario Benito. «Hay que proporcionar a los pacientes herramientas para gestionar esos malestares de la vida, porque la gente cada vez se siente más sola para enfrentarlos», prosigue.
La investigación, premiada por la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc) en el XXXI encuentro de residentes de la especialidad, ha dado lugar a una campaña oficial que esta semana saltaba a la actualidad nacional. La Consejería, muy sensibilizada con los problemas asociados a la salud mental, se ha empeñado en revertir las estadísticas, que no sólo apuntan a un crecimiento preocupante del consumo de hipnosedantes en la región, sino que también sitúan a Asturias a la cabeza del consumo de ansiolíticos: 116 dosis diarias por 1.000 habitantes.
«Este tipo de intervenciones comunitarias empoderan al paciente, porque les das la posibilidad de dejar un fármaco bajo su decisión, acompañado por su médico», explica De la Fuente, que, ya especializada en Medicina Familiar, se encuentra ahora prestando ayuda humanitaria en un barco de rescate de migrantes en el Mediterráneo. «Pero detrás», puntualiza, «tiene que existir un buen vínculo de confianza entre médico y paciente, lo que pone de relieve la importancia de la longitunalidad en atención primaria, que hay que reforzar y dotar de recursos para poder construir salud en comunidad».
El Servicio de Salud del Principado (Sespa) ha adquirido 399.000 dosis de vacunas para su próxima campaña de inmunización frente a la gripe estacional, la covid-19 y el virus respiratorio sincitial (VRS). Para asegurar el abastecimiento, las autoridades sanitarias asturianas iniciaron ya en el mes de abril la gestión del acopio necesario para la nueva temporada de vacunación, que arrancará la próxima semana. Hay disponibles cinco opciones distintas de profilaxis, que se inocularán en función de la edad, necesidades y circunstancias de cada persona.
Los residentes de los centros sociosanitarios recibirán una vacuna de alta carga antigénica; los mayores de 60 años, un tipo de vacuna reforzada con adyuvante; entre 14 y 59 años, se administrarán vacunas de cultivo celular; a los niños de 2 a 13 años, una versión inhalada; y en los bebés de 6 a 23 meses, se optará por la profilaxis clásica. La inversión en todo el material adquirido asciende a 4,7 millones de euros.
La campaña frente a la gripe y el coronavirus se dirige a dos grupos fundamentalmente: a las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones y cuadros graves, y a los profesionales que trabajan en servicios esenciales. Este año, tal como ha publicado EL COMERCIO, Asturias estrenará la vacuna española contra la covid –desarrollada por la farmacéutica Hipra bajo el nombre comercial de Bimervax–, que se suministrará a los mayores de 80 años y al personal sanitario, después de que su adaptación a las nuevas variantes del virus recibiese todos los parabienes de los órganos reguladores preceptivos.
Se recomienda vacunarse a todas las personas mayores de 60 años y a quienes, aun no teniendo esa edad, sufran enfermedades crónicas o patologías que suponen un alto grado de inmunosupresión. También a las mujeres embarazadas, a los fumadores y a los celíacos. En cuanto a la población pediátrica, las autoridades aconsejan la vacunación para generar anticuerpos y reducir la probabilidad de propagación. A los bebés se les administrará además, por segundo año, la vacuna frente al virus sincitial, principal causante de las neumonías infantiles y las bronquiolitis.
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