¿Por qué el cielo de Asturias está turbio?

Día de fenómenos meteorológicos en Gijón. Desde primera hora de la tarde, la niebla y la calima se han apoderado de la ciudad, impidiendo ver más allá de donde llega la vista a la orilla del mar. Lo mismo sucede si uno se sube a puntos como la Campa Torres o Los Pericones. Una ciudad cubierta, sin ver unos metros más allá.

Cielo turbio y un sol naranja y débil ya habían protagonizado el amanecer. No solo en Gijón., en toda Asturias. Un «oscurecimiento» que, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), acompañará al Principado y a otras partes del norte del país hasta el domingo, aunque a partir de esta tarde irá aflojando en intensidad.

¿La causa? Partículas de humo procedentes de los incendios en Portugal que el viento ha arrastrado desde el país vecino hasta Asturias. «Podrá notarse cierto oscurecimiento en los cielos de algunas zonas, incluso a decenas o cientos de kilómetros de distancia», ha señalado el organismo estatal a través de un mensaje en la red social 'X'.

Los fuegos en Portugal comenzaron el pasado sábado y ya han quemado más de 20.000 hectáreas, según Copernicus, el componente de observación de la Tierra del programa espacial de la Unión Europea (UE). El área afectada se sitúa entre Oporto y Aveiro, en el norte y en el centro del país. Hasta ahora, el fuego ha causado siete víctimas mortales.

Una imagen tomada por el satélite Sentinel-3 el 17 de septiembre mostraba una nube de humo que se expandía hasta cubrir aproximadamente 100.000 kilómetros cuadrados del océano Atlántico. Según Copernicus, las autoridades locales han emitido advertencias de que el riesgo de incendio forestal va a seguir siendo alto hasta al menos el 20 de septiembre. A nivel europeo, se ha activado el Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea (UE) y se desplegado ocho aviones de extinción de incendios de Francia, Grecia, Italia y España para apoyar las labores de extinción.

La estampa de esta mañana, aunque con grandes diferencias, recuerda al 17 de octubre de 2017, día en el que Asturias no amaneció. No de la misma manera. En aquella jornada, era el Principado el que ardía en una oleada de incendios en los que el Occidente se llevó la peor parte y los expertos explicaron que un fenómeno llamado 'dispersión de Rayleigh' era el cupable de que la región se volviese naranja.

Las partículas de ceniza en suspensión procedentes de aquellos incendios, la nubosidad baja y la salida del sol dejaron una sensación lumínica insólita en prácticamente todo el Principado. El color naranja luminoso tapó el Occidente y la zona central hasta bien entrada la mañana, los animales no percibieron que a las 11 horas ya era de día y en Gijón, los más madrugadores pensaron que se habían equivocado al programar el despertador la noche anterior.

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