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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Domingo, 3 de diciembre 2017, 03:10
Hace quince años desde que el petrolero monocasco 'Prestige', de bandera de Bahamas, se partía en dos a 246 kilómetros de Finisterre y ocasionaba uno de los mayores desastres medioambientales de España en los últimos años. 2.600 kilómetros de costa atlántica y cantábrica, ... los más ricos, diversos y productivos de nuestro litoral, quedaban cubiertos de una gruesa capa de galipote. El buque estuvo seis días deambulando por el Atlántico y al tiempo dispersando parte de las 77.000 toneladas de fuelóleo de alta densidad que transportaba. La costa de Asturias recibió de lleno el impacto de aquella marea negra que movió la solidaridad de miles de ciudadanos de todo el país que ayudaron a limpiar la maltrecha costa. Pero, ¿qué queda del 'Prestige' en la región después de quince años?
Temas judiciales aparte, la seguridad en el transporte marítimo y el estado del litoral asturiano son las claves. Sobre lo primero, el capitán marítimo de Gijón, Ignacio Fernández Fidalgo, lo tiene claro: «A raíz del 'Prestige' se hicieron muchas iniciativas para evitar un caso igual, pero hay que tener en cuenta que en los accidentes el riesgo cero no existe».
13-11-2002: a las 15.10 horas, tras un fuerte ruido, en 'Prestige' comienza a escorar, a unos 50 kilómetros del cabo Finisterre. El capitán lanza la señal de socorro. A las 18 horas, 24 tripulantes son rescatados. Solo quedan a bordo el capitán, el primer oficial y el jefe de máquinas.
Del 14 al 18: el barco es remolcado a alta mar. El 'Prestige' deja tras de sí una larga mancha del petróleo que transportaba.
19-11-2002: el barco se parte en dos y se hunde a 246 kilómetros de Finisterre.
20-11-2002: la marea negra ya afecta a 300 kilómetros de la costa gallega.
5-12-2002: el galipote llega a las playas de Asturias, Cantabria y País Vasco. Francia y Portugal se ponen en estado de alerta.
6-12-2002: unos 20.000 voluntarios de toda España acuden a ayudar en la limpieza de la marea negra.
10-12-2002: el robot submarino 'Nautile' detecta catorce grietas en el casco del buque.
28-1-2003: el galipote llega a Francia.
23-2-2003: manifestación masiva convocada por Nunca Mais.
17-5-2003: se informa de que las labores de limpieza recuperaron el 90% de la costa afectada.
8-9-2003: se levantan todas las restricciones a la pesca.
Una de las más importantes sería el desarrollo de las inspecciones del Memorando de París, «para evitar la presencia de barcos 'subestandar' -que no cumplen las mínimas condiciones de seguridad- en aguas europeas. Así, tanto armadores como fletadores saben que tienen que trabajar con los barcos en las mejores condiciones». Pero también avanzó mucho la Agencia Europea de Seguridad Marítima o «el incremento de medios operativos y humanos de seguridad en la Sociedad de Salvamento Marítimo (Sasemar). España ahora es uno de los países de Europa que cuenta con mejores medios».
Lugares refugio para barcos en peligro, la obligatoriedad de que los buques-tanque de más de 5.000 toneladas tengan doble casco, mayores exigencias anticontaminación, mejores y más exhaustivas inspecciones o un convenio internacional sobre sustancias nocivas potencialmente peligrosas son otras de las novedades desde entonces. «Estamos preparados», explica Fernández Fidalgo, quien apunta que «un caso como el del 'Prestige' obliga a esforzarse y prepararse más. Las inspecciones son muy importantes, porque conciencian a todos los armadores y los propios fletadores se encargan de que los barcos cumplan con las normas».
Los pescadores no notan que hayan quedado secuelas en la mar. «Hay poco pescado, pero no creo que sea culpa del 'Prestige'», explica Dimas García, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores. El caso es que «todos los pescadores dicen que no ven nada de galipote cuando salen a faenar», asegura. E indica que en los pedreros «no se diferencia en nada a como estaba antes del accidente. Con el tiempo, las algas y hongos crían encima de los sitios donde había manchas y no se nota nada».
No lo tiene tan claro Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies: «En realidad, no sabemos cómo están los fondos marinos. Es muy difícil que la mar se recupere tan pronto después de un vertido tan grande que hasta llegó a otros países». Explica que «los científicos hablan de veinte años como tiempo de recuperación, pero la realidad es que no vemos lo que hay en el fondo».
Pontigo apunta las repercusiones que tuvieron otros vertidos más pequeños, como el de la térmica de Aboño o el propio 'Castillo de Salas'. Señala que «el proceso de degradación de los hidrocarburos es muy lento, pero también hay sitios en los que todavía se ven manchas, aunque son pedreros con accesos casi imposibles y que nunca se limpiaron. Este es un triste aniversario que vuelve a cuestionar la seguridad marítima. Se consiguieron algunos avances y mayor concienciación, pero no es suficiente. Y ¿cómo afecta todo esto a la cadena alimenticia? No lo sabemos».
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