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EUgenia García
Gijón
Viernes, 16 de febrero 2018
El matrimonio formado por los neurólogos Juan Fueyo Margareto, asturiano, y Candelaria Gómez-Manzano acaba de cumplir un sueño. Sun investigaciones han hecho posible el gran sueño de la medicina, del que se han apropiado las medicinas alternativas: que un paciente con cáncer ... tenga la posibilidad de ‘autocurarse’. «Nosotros nos acabamos de encontrar con este proceso», explican desde Houston (EEUU) donde trabajan desde 1994. «En los pacientes del ensayo clínico en los que ha funcionado el tratamiento podríamos hablar de autocuración», confirman.
Así de contundentes son los resultados de un estudio publicado esta semana en la revista 'Journal of Clinical Oncology'. El ensayo clínico, desarrollado por científicos de España, Países Bajos y Estados Unidos, emplea un adenovirus desarrollado por los neurólogos españoles en 2003 para combatir el glioblastoma, el tumor cerebral más común y letal.
Los investigadores han utilizado este virus para tratar cánceres que no responden al tratamiento convencional en pacientes con un promedio de vida de seis meses: en un 20% de los 25 enfermos que participaron en el estudio el tratamiento ha sido «muy efectivo, incluso ha destruido el tumor». Estos pacientes vivieron más de tres años tras recibir una sola inyección. El virus redujo el tamaño de los tumores del 70% de los enfermos, y los tres que mejor respondieron vivieron más de cuatro años.
El trabajo demuestra que es posible «activar el sistema inmune de tal manera que tome las riendas contra el cáncer». En una operación pequeña de cirugía cerebral, en la que el neurocirujano inyecta con un catéter una sola dosis del virus, llamado DNX-2401. A los tres días, los pacientes estaban en casa, «sin complicaciones. Cuando analizamos cada caso nos dimos cuenta de que inmediatamente después de la inyección del virus, éste empezaba a propagarse dentro del tumor», expone Fueyo. El sistema inmune del paciente lo detectaba rápidamente y disparaba una respuesta que destruía el virus y posteriormente el tumor. «Entre dos semanas y un mes y medio después, el virus es eliminado por completo. Incluso tras su desaparición, en un 20% de los pacientes vimos cómo el tumor cambiaba de forma. Parecía que tenía una inflamación dentro y poco a poco iba destruyéndose».
Un proceso «muy interesante» para los neurólogos desde el punto de vista científico, pero también desde el humano. «Ver cómo los pacientes empiezan a librarse del cáncer sin tener fatiga, sin que se les caiga el pelo, sin las complicaciones habituales es muy bonito», asegura Fueyo. «Esos enfermos pudieron tener una calidad de vida que la quimio no te ofrece», añade la neuróloga. Este matrimonio continúa trabajando en las posibilidades de los virus oncolíticos. «Los cinco pacientes fallecieron a causa de otros tumores cerebrales. Es por ello que nuestro reto ahora es lograr extender la efectividad del tratamiento y convertir la enfermedad en crónica para que se pueda tratar con terapia. Sobre todo para tumores como este, de páncreas u ovarios», defiende Gómez-Manzano.
De momento, están desarrollando junto con la compañía Merck un nuevo ensayo clínico que está en primera fase y que combina el virus con inmunoterapia «para ayudar a despertar la inmunidad» y conseguir que más pacientes se curen solos.
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