La AS-216, «la carretera maldita» que segó la vida de dos mujeres en un año

Aunque existen los accidentes desafortunados y la mala suerte, a nadie se le escapa que la AS-216 se ha convertido en una de las vías con mayor siniestralidad del Occidente en los últimos años. La carretera, que atraviesa localidades como La Millariega, El Pedregal o La Pereda, registró el pasado sábado su última víctima mortal: María del Mar Donate.

La motorista langreana, de 51 años, circulaba junto con otros compañeros hacia La Espina, cuando casi en el límite entre los concejos de Tineo y Salas se salió de la vía e impactó violentamente contra el quitamiedos. «Yo estaba en la ventana de mi casa, y ví, como de costumbre, unas cuantas motos pasar. Algunos iban delante y tras un par de coches iban otros dos motoristas», apunta Ceferino Borrón, vecino de La Pereda.

«Las últimas motos adelantaron y de pronto sentí un golpe. Ví que un coche se metía para el camino a la derecha y otro frenó», añade el vecino. Aunque aún se desconocen las causas del desvío de la motorista, los vecinos no se explican el accidente, «al final de una recta». «Quizá pudo cegarla el sol, porque cuando cae la tarde, en ese punto es difícil ver bien», comenta Liliana Francos, del bar Casa Capitán, a unos metros del lugar del suceso.

Los vecinos, tristemente acostumbrados a los accidentes en la AS-216, no se explican tantos accidentes. «Algunos ya comentan que esta carretera está maldita», expresa Alfonso López, vecino de la zona. La mayoría achacan la frecuencia de los sucesos al importante volumen de tráfico que soporta la vía. Especialmente en los últimos meses, con los cortes en la AS-15, el llamado corredor del Narcea, por los continuos argayos. Uno de ellos, precisamente, costó la vida de otra mujer: la allandesa Luscinda Mon, quien en noviembre perdió la vida tras sepultar el vehículo en el que viajab con su familia una riada de rocas que se habían desprendido de la ladera a la atura de Soto de la Barca.

En la carretera de La Espina a Tineo, «no es que no se tomen medidas o que le falte excesivamente mantenimiento. Ya está regulada la velocidad a cincuenta kilómetros por hora, con la debida señalización. Yo creo que el principal problema es que hay mucho tráfico», señala Javier Pérez, vecino de la zona.

«Las carreteras en el suroccidente están como están. Cuando no cortan la que va a Cangas, cortan la autovía y, claro, todo el tráfico se desvía ahora por la AS-216», asevera Francos. La zona cuenta con «importantes ganaderías y empresas» que comparten accesos con el polígono industrial de La Curiscada.

«No es una carretera que sea estrecha o esté en malas condiciones. De hecho se renovó y aumentó la señalización recientemente, ya que atraviesa muchas poblaciones», apuntó el alcalde de Tineo, José Ramón Feito, quien lamentó «esta nueva fatalidad». El pasado año, el PP llevó a pleno la posible inclusión de semáforos para controlar la velocidad en este tramo de la AS-216.

Solo en la primera mitad del pasado año, la vía registró tres accidentes graves, dos en el mes de marzo, lo que convierten la vía en uno de los puntos negros de las carreteras asturianas. Un motorista resultó entonces, herido grave con fractura abierta de tibia y peroné, a la altura de El Pedregal. En febrero de 2020 tuvo lugar otro siniestro, con dos heridos en una colisión en La Millariega entre dos vehículos.

El más trágico de los accidentes ocurridos el pasado año en esta carretera tuvo lugar en marzo. Y también La Millariega. La valdesana, Lorena Pérez Feito, de 39 años, fallecía mientras volvía de sus vacaciones. En el siniestro estuvieron implicados tres turismos y dejó siete heridos, dos de ellos graves. En una de las curvas, un Volkswagen Tuareg impactó contra el vehículo en el que viabaja la joven y su pareja.

A principios de noviembre de 2020, también tuvo lugar un accidente a la altura de Las Pontigas con el resultado de tres personas heridas.