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E. C.
GIJÓN.
Domingo, 3 de diciembre 2017, 03:07
Santos Benjamín Ferrera García, nacido en El Entrego en 1965, casado en 1992 y padre de una hija de 23 años; José Juan García Fernández, mierense nacido en 1972, casado en 2002 y con dos hijos de 12 y 7 años, y José María ... Sauras Vázquez, madrileño afincado en Oviedo, de 67 años de edad, casado desde 1977 y padre de tres hijos de 38, 35 y 33 años, son desde ayer nuevos diáconos permanentes de la diócesis de Oviedo tras la ceremonia de ordenación que ofició en la Capilla Mayor del Seminario Metropolitano de Oviedo el arzobispo, Jesús Sanz Montes.
El diaconado permanente es uno de los grados del sacramento del Orden y se traduce por «el que sirve». Se trata de un estado de la Iglesia que pueden recibir hombres casados. Para poder ser ordenados han de cumplir una serie de requisitos, como tener más de 35 años, llevar más de cinco años casados y haber recibido una formación en teología bajo la supervisión de un sacerdote nombrado por el obispo.
Una vez ordenados, los diáconos permanentes pueden predicar, proclamar el Evangelio y administrar sacramentos como el bautismo o el matrimonio, pero no están capacitados para consagrar ni para escuchar en confesión o ungir a los enfermos, que están reservados para los sacerdotes. Entre sus servicios más habituales se encuentran labores vinculadas a la caridad con los más necesitados.
Hace dos años fueron ordenados otros dos diáconos permanentes, de forma que la diócesis cuenta actualmente con cinco.
Santos Benjamín Ferrera pertenece a la parroquia de San Martín de Tours, de Sotrondio. Es director de Cáritas parroquial, secretario de Cáritas arciprestal, sacristán y coordinador de su Unidad Pastoral, que abarca a Sotrondio y Blimea.
José Juan García pertenece a la parroquia de San Juan Bautista de Mieres del Camino, donde colabora como lector, ministro extraordinario de la Eucaristía y otros trabajos pastorales.
José María Sauras desarrolla su actividad pastoral en la parroquia San Francisco Javier de La Tenderina, donde colabora como lector, ministro extraordinario de la Eucaristía, Cáritas y en la cofradía.
En la homilía de ordenación, Jesús Sanz Montes señaló que «un diácono vive la caridad sabiéndose enviado a los hermanos para curar sus heridas sean cuales sean sus cuidados necesarios, para dar el anuncio de la Palabra de Dios como una verdadera Buena Noticia que el Señor pone en sus labios, y cuidar la formación de los cristianos y comunidades que la Iglesia les confiará».
Días atrás, los nuevos diáconos permanentes señalaron en el semanario arzobispal que «vamos confiados y alegres con la esperanza de que quien nos ha puesto en este camino nos llevará por él. Que nos envíen a donde se crea que debamos estar y la Iglesia nos necesite. Donde sea, como sea y siempre con alegría».
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