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L. ALCOLEA / A. SAN MIGUEL
VALDÁLIGA (CANTABRIA).
Domingo, 12 de noviembre 2017, 02:16
Un argayo de 80 metros de largo y compuesto por unas 80.000 toneladas de agua, rocas y tierra ocupa desde primeras horas de ayer los tres carriles de la autovía del Cantábrico (A-8), en sentido a Santander, en el kilómetro 254, cerca de ... Cabezón de la Sal. Se prevé que la calzada continúe cerrada hasta esta noche, cuando los operarios de la empresa Amaya Obras y Excavaciones esperan poder abrir, al menos, uno de los carriles afectados.
Mientras, la Guardia Civil de Tráfico ha desviado la circulación hacia la N-634, lo que provocó la ralentización del tráfico y largas colas todo el día de ayer. El talud comenzó a deslizarse durante la madrugada de ayer, cuando ya se cortó al tráfico uno de los carriles para retirar la tierra caída al arcén. Sin embargo, la situación se complicó como consecuencia de las fuertes lluvias de los últimos días. Al final, se deslizaron sobre la A-8 unas 80.000 toneladas de tierra, rocas, agua y otros elementos.
Ante la evidencia de que la montaña 'se comía' la carretera, se decidió cortar al tráfico toda la calzada en sentido a Santander hacia las seis de la mañana. La operación se llevó a cabo rápidamente y no hubo que lamentar ningún accidente. Para retirar todo el material caído, los operarios están utilizando tres retroexcavadoras, cuatro camiones extraviales capaces de transportar cuarenta toneladas, otros tres dúmpers y un bulldozer. La intención de los operarios es trasladar la tierra que está ocupando la plataforma de la autovía a un vertedero situado a tan solo un kilómetro.
«Estas cosas suceden siempre que se dan fuertes lluvias en zonas como esta y no se puede hacer nada al respecto», informó el encargado de la empresa, quien señaló que justo en ese lugar se estaba colocando una red de seguridad. «Este tramo de autovía fue construido hace «unos catorce años y, salgo un argayo al otro lado de la vía, nunca habíamos tenido problemas de este tipo aquí», apuntó el encargado.
El alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, dijo que «hace mucho tiempo que intuíamos que algo así podía suceder, porque ya en alguna ocasión se ha caído la tierra y esto ha sido terrorífico».
Por su parte, los operarios abandonaban el lugar del argayo hacia las siete de la tarde y tenían previsto retomar los trabajos de limpieza a las siete de esta mañana. «Aún desconocemos la profundidad del talud», reconocía el encargado. Su verdadera dimensión se irá descubriendo a medida que despejen la vía. Aunque hasta ahora no se habían producido derrumbes similares en la zona, en marzo del año pasado hubo uno de 2.000 metros cúbicos en Corvera de Toranzo.
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