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ANUARIO 2020: El turismo solo fue para el verano
ANUARIO 2020

El turismo solo fue para el verano

Crisis. ·

El sector turístico asturiano pasó de batir récord en 2019 y ser el destino favorito del país en el estío de la pandemia a registrar cero reservas

Chelo Tuya

Gijón

Miércoles, 30 de diciembre 2020, 13:02

Asturias, el destino favorito de los españoles. No es un eslogan turístico. Ni una frase publicitaria subvencionada por las instituciones. La aseveración aparece en los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE) relativos a la ocupación turística en hoteles, campings, casas rurales y apartamentos durante los meses de julio y agosto de este año. De este. Del 2020 de la pandemia de la covid. De los contagios, de los muertos y de los confinamientos y los cierres perimetrales.

Pese a ello, en el mes de la temporada alta por excelencia, el octavo del año, Asturias recibió 397.529 turistas que generaron 1.340.475 pernoctaciones, con caídas, eso sí, del 12,2% y del 7,6%, respectivamente. El empleo llegó a 6.300 personas, cifra un 12,3% más baja que un año antes pero un 10,4% superior a la de julio. En ese mes de agosto, solo Castilla y León logró mejorar la cifra de turistas registrada por la oferta estrella de la región y de la que es pionera: la rural. Superó la vecina comunidad los 94.809 turistas alojados en casas, hoteles y apartamentos rurales, pero no arrebató a Asturias el liderazgo en ocupación. El sector de los alojamientos rurales del Principado alcanzó la tasa más alta del país, con 21 puntos sobre la media. En reservas, la oferta rural asturiana casi clonó los resultados de agosto de 2019, al perder solo 787 pernoctaciones.

Todo parecía apuntar a que el mensaje de 'Asturias, Paraíso Saludable', lanzado en mayo por los empresarios del turismo rural asturiano a través de estas mismas páginas, se hacía realidad. Pese a la pandemia del coronavirus, el verano 2020 podía ser el verano de esta modalidad de alojamiento de la que Asturias ofrece 18.000 plazas. Y con 62.673 clientes y un 62,6% de ocupación media diaria, el turismo rural asturiano se convirtió en el alojamiento líder del país en agosto. Sumadas las reservas de los dos principales meses del verano, los establecimientos más naturales marcaron su máximo histórico con un total de 512.608 pernoctaciones. Y con ello, llegaron en cascada las reservas para el último trimestre del año. Los puentes de noviembre y diciembre prometían estar a reventar.

Los empresarios cifran las pérdidas hasta septiembre en 180 millones. Solo en Semana Santa se dejaron de ingresar 45

Y no solo los alojamientos rurales parecían recuperar en verano todo lo perdido durante los tres meses que duró el estado de alarma que, desde el 14 de marzo, decretó el Ejecutivo de Pedro Sánchez para confinar al país y evitar la propagación del coronavirus. La hotelería urbana también recuperó mucho de lo perdido.

Gijón, más que Benidorm

Tanto que Gijón se convirtió en la ciudad con más demanda del norte de España, en agosto, por encima de destinos que siempre cuelgan el cartel de completo, como San Sebastián. Tal fue el tirón de la ciudad más poblada de la región en su Semana Grande, la primera sin los Fuegos del 14 de agosto, que tuvo más porcentaje de ocupación que destinos tan otrora masivos como Benidorm o Palma de Mallorca: 91% de reservas.

Así lo indicó una comparativa de la demanda de alojamiento en todas las ciudades del norte entre los días 14 y 16 de agosto. Solo Avilés se acercó a la tasa gijonesa, al tener un 90% de ocupación. El ranking lo conformaron Santander y San Sebastián, ambas con un 82% de reservas, seguidas de Oviedo, con un 80%; de Vigo, con un 73%, y de Coruña, que cierra el listado con un nivel de reservas de solo el 79%. Santiago de Compostela, Bilbao o Vitoria se situaron por debajo del 30% de la demanda.

Las agencias de viaje asturianas, en riesgo de extinción

«Nuestro 'viernes negro'. Viajar es ilegal por decreto. Nuestra actividad es ilegal por decreto, pero pagamos impuestos y seguros sociales». El texto, sobre un fondo negro, acompañado por una lágrima, fue el cartel elegido por las agencias de viaje asturianas para publicitar el último 'Black Friday'. Las 85 aglutinadas en Operadores Turísticos y Agencias de Viaje de Asturias (OTAVA) llevan meses reclamando «ayudas urgentes» para un sector «que se va a la ruina». Muchos de los 200 profesionales asturianos ya saben que no tendrán continuidad el próximo año. «Porque desde marzo, lo que más hemos hecho es pagar devoluciones».

Entre las cifras, «los miles de euros» pendientes de recuperar de las aerolíneas, que han optado por trocar la devolución de billetes cancelados en bonos para viajar en el futuro. Suman ellos el pago de rentas, hipotecas, gastos mensuales que se mantienen «sin que haya ingresos», ni ayudas especiales «como las que recibe el ocio nocturno». Muchos, ni siquiera cobraron los 400 euros de autónomos de marzo.

En todo el país, Gijón fue en su Semana Grande un destino con más demanda que, por ejemplo, capitales como Valencia (85%), o mecas del turismo playero como Benidorm (89%) o de eterno lleno en agosto, como Mallorca (73%). «Un agosto como el de antes», certificaron los hoteles.

Parecía que se podrían superar los daños causados por la primera ola de la pandemia, cuando el sector turístico asturiano pasó de «la mejor Semana Santa de la década» a la peor de la historia. De rozar el cielo en 2019, con una Semana Santa de lleno turístico histórico, se bajó al infierno que supuso afrontar el primer gran periodo vacacional de 2020 en pleno estado de alerta con orden de confinamiento.

Parecía en el verano que aquel «Asturias se consolida como gran potencia turística» lanzado el 23 de enero por el presidente regional Adrián Barbón, en un abarrotado pabellón que el Principado estrenaba en Fitur, volvía por sus fueros. Que si no se llegaba a las cifras de 2019 –cuando los alojamientos asturianos recibieron la mayor llegada de turistas de la historia: 2.348.627, y comercializaron el mayor volumen de reservas: 5.747.219– sí el verano y el resto del año podrían compensar el confinamiento.

Parecía que, tras llegar la aportación del sector turístico a la economía regional a su culmen en 2019: 2.325 millones, el 10,77% del Producto Interior Bruto (PIB), lo ocurrido en el primer semestre. Pero no fue así.

Cierres perimetrales

La segunda ola de la pandemia sacudió con fuerza a la región que, hasta octubre, lideraba en el país en baja tasa de contagios y menor de muertes. La sacudió tan fuerte que cuando se acaba de presentar la campaña 'Asturias a lo grande', con una inversión de 400.000 euros para llenar los alojamientos y restaurantes durante el otoño, el 14 de octubre el Principado decretó el paso de Asturias a una 'fase 2 modificada'. Diez días más tarde, se cerrarían perimetralmente los concejos de Gijón, Oviedo y Avilés para, finalmente, el 28 de octubre prohibir la movilidad hacia o desde la región. El 3 de noviembre, se cerró al sector turístico.

Hosteleros protestan en la plaza Mayor de Gijón por el cierre de sus negocios. Damián Arienza

Un confinamiento regional que, como el estatal de marzo, les atrapó con la mayor oferta de plazas de alojamiento de la historia, más de 96.000; con más de 12.000 locales de restauración y casi el 13% del empleo de la región: 48.643 puestos.

Y, de nuevo, un cierre de actividad a las puertas de un puente de lleno. Lejos de las cifras de Semana Santa, lo cierto es que el tirón estival había convertido al puente de noviembre en uno de los mejores de la historia, con lleno total en la oferta rural asturiana y buenos porcentajes de ocupación en la hotelería urbana. Incluso con los vaivenes de los cierres perimetrales en otras regiones, como el de Madrid, parecía que noviembre empezaría con lleno turístico. Pero, de nuevo, tampoco fue así.

La pandemia atrapó al sector con la mayor oferta de plazas de alojamiento, 96.000, y más de 12.000 locales de restauración

La segunda ola y su resaca amenazan con arrastrar al fondo a las casi 18.000 empresas de alojamiento y restauración de la región. Del total de ERTE tramitados, el 88% son del sector servicios: la mayoría, del turismo.

Traducir a pérdidas económicas lo que supone esta crisis sanitaria es algo en lo que está inmerso el sector. A falta de datos oficiales, algunos cálculos hablan de que solo en los cuatro días punta de la Semana Santa, de Jueves a Domingo Santo, fueron casi 45 millones los que se dejaron de ingresar. En el conjunto del año, Otea, habla de 180 millones de pérdidas hasta septiembre.

Eso sin computar lo que ocurrirá en este último trimestre del año con todas las persianas bajadas. Unas pérdidas que el Principado trata de compensar con 33,3 millones en ayudas directas, a la espera de las estatales. El sector lo tiene claro: cuando el turismo es solo para el verano, volver a abrir se torna incierto. O imposible.

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