
Confinados en un encierro histórico
99 días en casa ·
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99 días en casa ·
Un estado de alarma sin precedentes para atajar la pandemia restringió la movilidad y clausuró toda actividad no esencialEl 15 de marzo se paró el mundo, tal y como lo conocíamos. Entraba en vigor el estado de alarma decretado por el Gobierno para hacer frente al coronavirus y, con él, un confinamiento histórico que duraría 99 días. Las calles de Asturias quedaron desiertas. Toda actividad no esencial cesó. El silencio se apoderó de las ciudades, roto solo por el canto de los pájaros, las sirenas de las ambulancias y los aplausos de los ciudadanos que cada tarde, a las ocho, asomaban a las ventanas para brindar un sonoro homenaje a los sanitarios, héroes anónimos de la lucha contra el coronavirus.
Días antes del confinamiento, la tensión fue en aumento. El 13 de marzo se cerraban las aulas. La posibilidad de que se aplicasen medidas restrictivas, similares a las tomadas en otros países, hizo que muchos asturianos acudiesen a los supermercados de manera compulsiva. A pesar de los mensajes de tranquilidad de las autoridades, que garantizaban el suministro de alimentos y artículos de primera necesidad, en los primeros días de encierro muchos asturianos hicieron acopio de productos, como el papel higiénico.
En los establecimientos se agotaron los desinfectantes de todo tipo, los guantes de goma o látex y las mascarillas. La demanda de productos evolucionó según avanzaba la cuarentena. Con todos en casa, la repostería y el bricolaje se convertirían, después, en una extraña pareja que lideraba las listas de los 'bestseller' de la primavera.
De un día para otro, surgieron las colas en las aceras, por el aforo restringido a los comercios de alimentación, a las farmacias y a servicios como Correos. La atención presencial desapareció casi por completo, incluso en los servicios públicos como la sanidad, y el teletrabajo se implantó de manera generalizada.
El 17 de marzo, el Ejército desplegó sus efectivos en Asturias para participar en labores de desinfección y de vigilancia. Los controles se intensificaron en toda la comunidad para garantizar el cumplimiento de las restricciones decretadas. Entre el 14 de marzo y el 13 de junio, las policías locales de Asturias y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado realizaron hasta 100 detenciones y levantaron cerca de 20.000 actas de sanción, la mayo ría por saltarse las restricciones a la movilidad. La cuantía de las multas osciló entre los 600 y los 10.000 euros.
El 2 de mayo comenzó la puesta en marcha de las franjas horarias por edades para los paseos. Los asturianos recuperaron las calles con aglomeraciones en las ciudades. El 11 de mayo comenzó la fase 1 de la desescalada y se pudo comprar sin cita previa, visitar a los familiares, asistir a entierros y sentarse en la terraza de un bar. Desde el 21 de mayo, el uso de mascarilla fue obligatorio para los mayores de seis años sin problemas de salud. El 25 de mayo llegaría la fase dos, con colas en la reapertura de los centros comerciales y mayor aforo en la hostelería. La fase 3 se activó el 8 de junio e incluyó la vuelta a la actividad de los juzgados.
El 21 de junio llegaría el fin del estado de alarma. «Finaliza una etapa muy difícil. Hemos ganado una batalla durísima contra el coronavirus, pero no la guerra. Aún queda mucho», afirmaba Adrián Barbón. El verano dio tregua a Asturias y se convertía en oasis y ejemplo del bien hacer ante el virus tras casi un mes sin contagios. Empezó a hablarse del 'milagro asturiano' capaz de liderar el turismo y contener la transmisión a un tiempo. Fue un verano de aforo limitado en las playas, de noches sin verbenas y de gran afluencia a la montaña.
Los repuntes en los contagios devolvieron a la comunidad a «punto crítico» en agosto y se declaró la alerta naranja en cinco concejos del Oriente. La escalada de la segunda ola había comenzado. El 24 de octubre se ordena el cierre perimetral de Gijón, Oviedo y Avilés y vuelven los controles de movilidad. Y el 28 de octubre se decreta el segundo estado de alarma y se cierran las fronteras del Principado. El 4 de noviembre comienza un nuevo cese de todas las actividades no esenciales. El pequeño comercio bajó la persiana durante tres semanas. La hostelería y los grandes centros comerciales permanecerían sin actividad más de un mes.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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