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Fue el jueves un «día largo» para Ana Suárez Guerra, admite. Fue el día en el que presentó, a solo dos meses de finalizar la legislatura, su dimisión como gerente del organismo autónomo ERA. Un día en el que el Gobierno regional explicó que la ... marcha se debía a «motivos personales» y le agredecía el trabajo realizado, pero en el que a nadie se le escapaban los conflictos recientes que Ana Guerra ha tenido que gestionar. El último, a cuenta de las vacaciones y permisos de la plantilla, que ocasionó una sonora concentración de trabajadores en Oviedo y que obligó a intervenir a la consejera de Bienestar y Derechos Sociales, Melania Álvarez, para evitar que el conflicto fuera a más. Como hiciera la misma consejera semanas atrás con la crisis abierta por el vencimiento de los contratos del transporte a los centros de día.
La propia Ana Suárez Guerra quiso explicar la situación porque «no quiero malos entendidos». Y lo hizo con una extensa carta publicada en sus redes sociales en las que detalla el trabajo de estos cuatro años, pide disculpas por los errores y asegura que lo deja para preparar su nueva etapa, como parte de la lista municipal del PSOE en Avilés.
«En todo este periodo, pandemia por el medio, he tratado de hacer una gestión honesta, humilde y muy horizontal. He tratado de considerar, de las buenas relaciones, una de las mejores herramientas en la gestión, y de profesionalizar lo mejor que he podido este entorno», arranca. Y, a partir de ahí, enumera lo «mucho» hecho, a su juicio, en esta etapa. «No sólo hemos aumentado el presupuesto de manera muy importante, sino que hemos aumentado el capital humano (en casi 600 plazas) como nunca antes. Hemos dado estabilidad y hemos consolidado plantilla. Hemos dado mejoras retributivas. Hemos mantenido comunicación intensa con los agentes sociales». Lo cierto es que los representantes de los trabajadores habían sido muy críticos con su gestión y habían pedido su dimisión en varias ocasiones. De hecho, hay quien ve en su dimisión una victoria después de que la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar revocara la limitación de las vacaciones.
Pero, en su despedida, Suárez Guerra se aleja de estas cuestiones y se queda con lo que considera logros, en un mandato en el que la gestión de los geriátricos ha estado, más que nunca, en el foco. «Hemos creado una estructura asistencial en donde pivotará todo aquello que tiene que ver con la calidad, la seguridad, las buenas prácticas», continúa la exgerente del ERA. «Hemos hecho un análisis -prosigue- de la situación de las personas en espera por una plaza, y hemos propiciado la gestión de las listas según criterios que no existían previamente». «Hemos abierto un centro amable, céntrico y necesario, el ERA de Lugones. Estamos implantando un modelo diferente de propiciar cuidados...», añade para poner en valor su gestión.
Pero, sin duda, lo que ha marcado la gestión de Suárez Guerra ha sido la pandemia y cómo afectó a los 26 centros del organismo. «De la primera a la segunda ola mejoramos tremendamente en casos, debido al aprendizaje y el compromiso de todos los profesionales y la buena gestión de los directores». Cabe recordar que durante los primeros meses de la pandemia, las residencias mayores pasaron a depender directamente de la Consejería de Salud.
«He intentado hacerlo bien. Disculpen los errores, que los he tenido. Disculpen que no siempre haya estado todo lo agradable que deseaba estar. Y disculpen que me vaya dos meses antes».
Vuelve Ana Guerra a la que llama su «trinchera avilesina. A mi HUSA (Hospital Universitario San Agustín) del alma y a mi cuna. Trataré de aunar mi trabajo con la necesaria impregnación para mi, en el conocimiento de la política local». Asegura estar «muy ilusionada» porque va a poder compaginar su profesión (la enfermería) con la política local, «pero soy incapaz de meterme en algo sin conocerlo, sin estudiar, sin saber de qué parto y sin prepararlo. Por eso vuelvo». Y añade: «Así lo he pensado y así lo he hecho. No quiero confusiones ni malos entendidos»
Antes de finalizar su carta llegan los agradecimientos, a «mi gente del alma, a mi gente de ERA que me han ayudado a todo. Sabéis que sois supervivientes, pero también los que construís esto y especialmente quien lo sostenéis». Y a la consejera, a «Melania Álvarez García, la persona que más ha 'batido el cobre' de las que he conocido». Y a «Gimena Llamedo y Adrián Barbón, que han confiado en mí para que, dentro y fuera, hiciera lo que sabía hacer». «Sigo en otra liga. Con vértigo, como no puede ser de otra manera». Pone Ana Guerra el punto y final a su carta con música, precisamente con el 'Vértigo' de Ismael Serrano.
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