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LUCÍA LÓPEZ PÉREZ
GIJÓN.
Sábado, 6 de agosto 2022, 02:27
«¿Qué es eso?» Preguntaba Almudena Barba al pasar por el puente de Ribadesella, señalando la cantidad de piraguas que bajaban el río. Es normal que en su primera vez en Asturias, al igual que la de su novio José Manuel Martín, por mucho que ... les hayan hablado de la región haya cosas que se escapen. Como también es normal que desde su llegada de Murcia, hace una semana, no hayan dejado de visitar lugares y «ver cosas»: «Asturias es muy bonita, hemos estado por Oviedo, Gijón, Llanes, Cudillero, Covadonga... y hoy nos hemos venido para Ribadesella a pasar el día. Lo hemos visto casi todo», contaba Barba. Sin embargo, siempre hay algo que consigue sorprenderles: «Teníamos muchas ganas de venir porque todo el mundo nos había dicho que era impresionante. También nos dijeron que siempre llovía y no hemos sacado el chubasquero de la maleta en todos estos días», se reía la murciana y añadía: «Somos unos afortunados porque cuando fuimos a Los Lagos estaba despejado completamente y había unas vistas increíbles». Ayer las cosas cambiaron.
Con una agenda tan apretada y con tanto para ver, especialmente en las ciudades con tantos monumentos y edificios «bonitos», en más de una ocación han tenido que acudir a las visitas guiadas. Una actividad a la que muchos se apuntan cuando el tiempo apremia: «Son lo mejor para ver cosas y conocer la historia de los lugares que visitas. En Oviedo hicimos alguna que estuvo bien, pero los de Gijón están mucho mejor, los guías son majísimos. Recorrimos el barrio de Cimavilla e hicimos otro por el centro también, muy chulo». Y entre tanta visita el comer y el beber tampoco pueden faltar en todo viaje que se precie, por eso si algo tinenen que destacar de la gastronomía asturiana no podía ser otra cosa que: «la sidra, el achopo y las fabas nos han encantado. En Asturias ¡se come genial!». Aunque para ellos lo que más les ha gustado, además de todos los lugares que han visto, es «la gente es majísima, todo el mundo es muy abierto y muy dispuesto a ayudarte y hablar contigo. Sin duda es lo que más agradecemos». En su último día en la región y entre sus planes tenían pensado «bajar el ritmo, relajarnos y disfrutar. Alguna cosilla veremos por Oviedo, que es donde estamos alojados, pero más tranquilos». Asturias se ha convertido en estos días en un lugar especial, un sitio del que no se quieren marchar: «Nos da pena irnos, hemos estado mucho tiempo, pero bueno al menos hemos visto lo más señalado».
Eso sí, si se trata de volver ellos tienen claro que repitirían esta experiencia «todas las veces que hiciera falta», porque aunque no les haya quedado casi nada de «lo importante» por ver, siempre hay nuevos lugares que descubrir: «Por ver nos ha quedado poco, pero aún nos ha quedado mucho por hacer, como esto de las piragüas», bromeaba Barba señalando el río. Quién sabe si acabarán convirtiéndose en unos profesionales del piragüísmo y dentro de unos años participan en el desceso como unos selleros más de la fiesta de les Piragües. Por el momento les dejamos disfrutando de su último día y soñando con volver.
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