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EDUARDO PANEQUE
GIJÓN.
Domingo, 23 de mayo 2021, 15:31
El 2020 hizo saltar los programas electorales municipales por los aires. Para cuando se decretó el estado de alarma -14 de marzo- los alcaldes y alcadesas elegidos en los comicios del 26 de mayo de 2019 apenas llevaban ocho meses en el cargo. O, ... cuanto menos, los nuevos. Los de Oviedo, Gijón o Langreo, que tuvieron cambio de signo político. La mayoría, repetía y, buena parte de sus promesas, era continuar por el camino andado.
El confinamiento primero; la desescalada, después. Y con todo ello, las restricciones, la desprotección de los más vulnerables o unos servicios municipales insuficientes para dar respuestas a una situación que puso en jaque al municipalismo. Su propio concepto es indisociable al de proximidad, al primero que los vecinos se aferran en busca de respuestas.
Los escenificaron los regidores de los municipios más grandes cuando, fieles a la cita anual, celebraron el tradicional brindis navideño. 30 de diciembre de 2020. Convocados telemáticamente, coincidían en que los ayuntamientos habían «dejado patente la proximidad que representamos». La cita es de Cecilia Pérez, presidenta de la Federación Asturiana de Concejos (Facc) pero compartida desde las 'pantallas' de Gijón, Oviedo y Avilés.
La pandemia no estaba en la agendia de nadie. Pero tampoco había sido motivo de filosóficos debates en aquella campaña electoral. Quizá porque la política de lo cotidiano se entienda por sí misma.
La demanda de recursos para hacer frente a la pandemia se ha transformado en una exigencia para generar actividad económica y empleo. Los proyectos para pongan luz a meses de sombra se fían, en gran medida, a los fondos europeos. Los que están por venir de forma extraordinaria -a través del Next Generation EU- y los que forman parte de nuevo presupuesto comunitario (Feder, Feader, Leader, etc).
Con un horizonte de dos años donde el cumplimiento de los programas electorales cobrará un carácter apresurado, el primer deseo de los alcaldes es dejar la crisis sanitaria atrás y recobrar la normalidad. La presidenta de la Facc insistió en que «hacer frente a esta crisis será una prioridad para todas las Entidades Locales como administración más cercana a la ciudadanía». En respuesta a este diario, Cecilia Pérez, pidió «que podamos ir poniendo los cimientos de todo aquello que contribuya a fortalecer el municipalismo para mejorar la calidad de vida en nuestros pueblos y ciudades, llámese nuevo modelo de financiación local; fondos europeos, estatales o autonómicos; medidas contra el despoblamientos y el envejecimiento o mejores telecomunicaciones». Aunque consciente de que dos años no son cuatro, y que quizá no sea margen suficiente, la presidenta de Facc, subraya que «de entrada no debemos renunciar a nada». En el corto plazo, y más allá de grandes obras, infraestructuras básicas para pueblos grandes o pequeños, está recuperar el día a día, la vitalidad en las calles, el sonido en las calles que quedó enmudecido con el confinamiento. « Siendo conscientes de las profundas heridas que está dejando la covid-19, además del dolor por aquellos vecinos y vecinas que hemos perdido, el impacto económico está siendo muy severo, especialmente para determinados sectores», insistió Cecilia Pérez.
El mapa del municipalismo asturiano ya tenía un predominante color rojo antes del 26 de mayo de 2019, fecha de las útlimas elecciones locales. Tras los comicios, lo fue un poco más. El PSOE se hizo con 53 -3 más que en 2015- de los 78 ayuntamientos de la región, 37 de ellos con mayoría absoluta. Los socialistas recuperaron feudos importantes como Gijón, Ribadesella o Cudillero. Por contra, pero perdieron la capital, Oviedo, que volvió a manos del PP gracias a la alianza de este con Ciudadanos. Izquierda Unida, la segunda fuerza política en número de alcaldes, perdió uno de sus feudos emblemáticos, Langreo, que pasó a manos del PSOE. Se quedó en 9, por los 8 de los populares, y los tres que consiguió retener Foro. Cinco siguieron en manos de formaciones independientes. Siguen siendo muchos más hombres que mujeres. En total, 22 alcaldesa.
«Sin municipalismo no hay nada», pronunció Adrián Barbón cuando aún era candidato a la presidencia del Principado , en los ablbures del a campaña electoral . Entonces, y preguntado por uno de los proyectos de Gijon, el plan de vías, se mostraba convencido de que «pronto habrá buenas noticias». Era 3 de abril de 2019. Se conmemoraban los 40 años de las primeras elecciones municipales.
Hoy, y con dos años por delante, la alcaldesa de la ciudad, Ana González, señala, como uno de los retos a alcanzar de aquí al final de la legislatura: «El desbloqueo que se está logrando con la estación intermodal, así como los avances que hay en torno al vial de Jove y la posibilidad de comercializar en breve los terrenos de la ZALIA». La regidora también cree que también hay tiempo para la renaturalización del Piles, la creación de 'ecomanzanas' o retomar las obra de reforma del edificio de Tabacalera.
Alfredo Cantelia, regidor en Oviedo, reivindica el papel en estos meses. «En ningún momento hemos estado parados», recalca al tiempo que actulaliza los proyectos que tiene pensado sacar adelante en lo que queda de mandato: «La pista de atletismo en Ciudad Naranco, la recuperación de la plaza de Toros y la reforma del Palacio de los Deportes». Para acabarlos o, según ya adelanta a riesgo de no llegar a tiempo, «para tenerlos muy avanzados».
Avilés también presume de tener muchas iniciativas en marcha. No solo esas que son más visibles, la fisonomía de la ciudada por la que transitan día a día sus habitantes, sino también las relacionadas con la protección y bienestar social. De menos, y ante lo apresurado de los plazos, su regidora, Mariví Monteserín, pide a las administraciones regional y estatal «que nos acompañen en el desarollo de los proyectos que estamos impulsado porque su apoyo es fundamental». De las que tienen que traer riqueza a la ciudad está el desarrollo del suelo de baterías. «Nuestro objetivo es que comience su comercialización en 2023. Avilés reúne las características para consolidarse como un importante enclave industrial de Europa por el potencial de nuestra industria», señala Monteserín.
Por lo pronto, las calles han devuelto a llenarse de terrazas, de idas y venidas de compras, y también de reivindicaciones. Los movimientos sociales y participativos se han reactivado en busca de soluciones a sus problemas. Los que necesitan una respuesta en el corto plazo. Desde los castigados por las restricciones, y la paulatina reapertura -ahí están los feriantes que han llevado su pancarta delante de buena parte de los consistorios- u otros que atañen a conceptos más universales: los desahucios, el salario mínimo, la guerra abierta contra el pueblo saharaui u otros tantos.
La pandemia bien podría haber puesto el contador a cero. Pero los vecinos, cuando sean llamados nuevamente a las urnas en mayo de 2023, difícilmente les podrá valer como justificación para no ver cumplidos parte de las promesas de hace cuatro años, reactivadas con motivo de la esta efeméride, la de haber consumido ya la mitad de su mandato.
En esta información han colaborado: Iván Villar, Borja Pino, Rosana Suárez, Gloria Pomarada, Belén G. Hidalgo, Lucía Ramos, Marta Varela, Alejandro Fuente, Gonzalo Díaz-Rubín y Mónica Rivero.
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