Jaime Pérez Lorente, durante una entrevista concedida a este diario antes de ser alcalde. D. BAIZÁN

Un alcalde todoterreno que se volcaba con sus vecinos

Un líder nato. El regidor de Soto del Barco era policía local desde 1987 y siempre tuvo una gran vocación solidaria, lo que le convirtió en una persona muy querida en el concejo

ALEJANDRO L. JAMBRINA

Jueves, 20 de julio 2023, 01:05

Puede que Jaime Francisco Pérez Lorente (Avilés, 1962) no fuese muy conocido fuera de Soto del Barco, pero en este concejo del Nalón nadie ha podido poner nunca en duda que su alcalde, al que todos conocían como Jimi, siempre fue una de las personas más queridas y estimadas por todos sus vecinos, lo que explica la enorme desolación y tristeza que se vive en el municipio desde el pasado martes, día en el que desapareció; tristeza que se hacía aún más dolorosa tras confirmarse su fallecimiento en las inmediaciones del cabo Vidio, en el concejo de Cudillero.

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Jimi Pérez Lorente apenas tuvo tiempo de demostrar su valía como alcalde, pero seguro que hubiese sido un gran líder porque tenía eso de lo que muy pocos políticos pueden presumir, alma de pueblo y una vocación para ayudar a los demás totalmente desinteresada.

Era el nuevo regidor del concejo desde las elecciones municipales de mayo, a las que se presentó por el partido independiente CISB en sustitución de su gran amigo y confidente Jaime Menéndez Corrales, el alcalde que se despidió de la política siendo el que más mandatos consecutivos había acumulado como regidor en Asturias. Era una enorme responsabilidad que Jimi aceptó con entereza y entusiasmo, arropado por su familia y amigos.

Sin embargo, mucho antes de interesarse por la política, Jimi Pérez Lorente ya era una persona muy importante en el concejo de Soto del Barco. Fue agente de la Policía Local durante más de treinta años y los últimos ejerció como jefe del cuerpo, al que dedicaba las veinticuatro horas del día.

Pertenecía a una familia humilde, con orígenes lejos del Nalón, pero muy ligada al concejo de Soto del Barco desde hace décadas. Jimi pasó su infancia en el pueblo de La Ferrería y en la actualidad residía en San Juan de La Arena, con su mujer, originaria de Avilés y también agente de policía.

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Su padre fue consignatario precisamente en el puerto avilesino y su madre era la histórica locutora Margot Lorente Migoya, pionera de las ondas asturianas que también se dedicó a la política parte de su vida y formó parte de la Corporación de Soto del Barco desde 1991 hasta 2011 en el grupo socialista, precisamente con Jaime Menéndez Corrales como alcalde.

En su juventud, Jimi compaginó sus estudios de pedagogía en la Universidad de Oviedo con labores de voluntariado social vinculado a la educación especial y las personas dependientes. Con apenas veinte años terminó dejando a un lado los estudios para dedicarse plenamente a estas labores sociales, que siempre fueron su vocación.

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Desde 1987 era policía local en el Ayuntamiento de Soto del Barco, lo que le permitió no alejarse de su pueblo ni de su familia en estos últimos años, al mismo tiempo que pudo desarrollar al máximo la participación en su entorno social. Y es que Jimi fue mucho más que un policía.

Daba igual que fuese con el uniforme y la placa o con el traje y la corbata porque en su pueblo lo definían, con cariño, como una navaja suiza, de esas que sirven para todo. Lo mismo ayudaba a preparar una obra de teatro que abría el cine del pueblo, retiraba unos nidos de velutina si era necesario o animaba a los más pequeños disfrazado recorriendo las calles del concejo durante los duros meses del confinamiento por la covid.

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Llegó incluso a recorrerse los pueblos del concejo y hacer de chófer con el coche patrulla para algunos niños que no tenían transporte escolar ni recursos para llegar al colegio desde la zona rural. Son todas tareas que ya desempeñaba como policía, pero que siguió desarrollando como alcalde, con sencillez y lejos de ostentaciones.

Él mismo reconocía hace muy poco en las páginas de EL COMERCIO que tomó la decisión de presentarse a la Alcaldía con mucha ilusión y desvelaba que lo hacía para seguir los pasos de Jaime Menéndez Corrales, su predecesor, gran amigo, confidente e inspiración en muchos ámbitos de su vida.

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«Tomé la decisión cuando Jaime anunció que no se iba a presentar a las próximas elecciones, me siento muy querido en el concejo y hubo mucha gente que me animó a presentarme, incluso los que no tienen relación con la política, y eso me motivó mucho porque soy una persona a la que le encanta ayudar a sus vecinos y creo que el día tiene muchas horas y así las puedo aprovechar mejor», aseguraba Jimi hace apenas unos meses. Ahora, ese mismo concejo llora la muerte de su alcalde.

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