El agente fallecido, un «muy buen compañero» que estuvo en los incendios de Valdés

El guardia civil Dámaso Guillén debería haber llegado este año a la cincuentena tras toda una vida en el Cuerpo, en el que sus compañeros destacaban ayer que se trataba de un agente «muy implicado en el servicio y muy buen compañero», dos elogios en uno que, en la terminología empleada por los agentes de la Guardia Civil deja bien claro el excelente concepto que de él tenían tanto en lo personal como en lo profesional. Dámaso Guillén estaba casado con una enfermera del servicio de Cirugía del Hospital Universitario Central de Asturias, con la que tenía una hija de 19 años de edad.

El pasado jueves, el agente había estado ayudando en las labores de control en el incendio que llegó a las proximidades de una gasolinera en Ballota (Valdés), y sus compañeros afirman que tras haber pasado buena parte de la jornada del viernes en el gimnasio del cuartel del Rubín, ayer les indicó que iba a cubrir una carrera ciclista en la zona de Beifar, donde ocurrieron los hechos.

Dámaso Guillén, que había nacido en Jaén, pertenecía desde 2008 a la sección de Tráfico del Cuartel del Rubín, en Oviedo, donde vivía desde hace muchos años y era muy apreciado por todos sus compañeros. «Evitó una tragedia mayor, si no hubiese frenado contra él, porque si no hubiera impedido que el coche siguiese su marcha, el ladrón habría matado al otro compañero que estaba con él y a la mayoría del pelotón, en el que iban unos treinta chicos», indicó uno de los agentes consultados ayer.

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