La Agencia de la Ciencia nace con el objetivo de «transformar el sistema productivo»

El organismo absorbe el personal, bienes y derechos del Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa), creado en 2002 y hasta ahora dependiente de la Consejería de Industria. Según su última memoria, acumula unos activos por importe de 111 millones, recibe del Principado trasferencias de 31,6 millones al año, y su plantilla se compone de 54 efectivos, lo que genera unos gastos de personal de 3,2 millones.

Tiene como partes vinculadas las sociedades de Garantía Recíproca (Asturgar), la de Promoción del Principado (SRP), la de Promoción Exterior (Asturex) y el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI), estructura que pasa también a la agencia. Hay ahora un periodo de seis meses para celebrar el primer consejo recrtor, momento en el que el Idepa se transformaría ya en la constituida agencia.

A propuesta de la oposición, al nuevo ente se le adscribe la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (Ficyt), si bien permanece con personalidad propia, con su director y 15 trabajadores, eso sí, abiertos a asumir los encargos que ordene la agencia. Otro que se mueve es el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo (Serida), que deja de depender de la Consejería de Medio Rural y pasa a hacerlo de la de Ciencia.

«Concentrar la dispersión que hasta ahora había en ciencia nos permitirá más eficacia y eficiencia, notablemente en el ámbito biosanitario y biotecnolígico», defendió Borja Sánchez. «Se prevé la contratación de investigadores de reputado conocimiento, bajo la figura de investigador distinguido», detalló. Con la Agencia, Asturias es «la primera comunidad en la que conviven la promoción económica y la innovación», comparó. La creación del nuevo ente permite cumplir «el programa de Gobierno», «agilizará la burocracia», dará un marco estable a las ayudas a los investigadores y abrirá «nuevos canales de colaboración público privada», anticipó.

Desde el PP, Pablo García, mostró sus dudas sobre el futuro de «la parte no tan innovadora que llevaba hasta ahora el Idepa, como la mejora de los polígonos industriales, las ayudas al comercio. Ahí no tenemos claro que el cambio de consejería vaya a suponer una mejora». Susana Fernández, de Ciudadanos, felicitó al consejero por «intentar hacer las cosas de otra forma», y confió en que la agencia sea «un antes y un después».

El más inspirador fue Ricardo Menéndez Salmón, de Podemos, quien recordó en el pleno «la imagen de mayor dignidad» de los últimos días, la de Pablo Álvarez y Sara García, jóvenes leoneses que han sido seleccionados para convertirse en astronautas. «Pablo es ingeniero aeronáutico, hijo de trabajador de una funeraria y cocinera, Sara es biotecnóloga, hija de un ebanista y una administrativa. Son fruto de un sistema público de enseñanza que permite perspectivas de desarrollo. Votar a favor de esta ley es votar a favor de los Pablos y Saras que hay en Asturias».

Ángela Vallina, portavoz de IU, aclaró que la agencia no podría cumplir sus objetivos «sin un incremento de la inversión, que debe venir de la parte privada sobre todo». Adrián Pumares, de Foro, se mostró cauto: «No da tiempo a llegar al 2% del PIB en 2027 ni a aprobar en esta legislatura la Ley de Ciencia, que era un compromiso». Vox mantuvo una enmienda solicitando que se retire las referencias al lenguaje inclusivo del proyecto de ley. «Es un sesgo ideológico innecesario», consideró Sara Álvarez Rouco.

La Cámara de Comercio de Oviedo celebró la creación de la agencia y reclamó que haga «políticas acordes a las exigencias económicas actuales». La entidad defiende que «investigación, innovación y desarrollo económico y, por tanto, empresarial, no solo deben ir de la mano, sino que son la misma cosa». «La Consejería de Ciencia debe tener competencias y presupuestos y no caer en los mismos errores sobre la relevancia que se ha dado a la ciencia hasta ahora», indicó.