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LAURA MAYORDOMO
GIJÓN.
Domingo, 23 de septiembre 2018, 04:38
Recurrir a la adopción internacional puede suponer adentrarse en una vía sin salida para muchos asturianos que quieran formar o aumentar su familia optando por esta alternativa. Los trámites que hace algo más de una década se resolvían sin demasiadas complicaciones y en un tiempo ... bastante razonable para lo que supone una espera de estas características son cosa del pasado. «En torno al año 2005 se produjo un boom de adopciones internacionales», recuerda Ana Lamela, presidenta de la Asociación Asturiana de Adoptantes (Asturadop).
Por aquel entonces no solo eran muchos más los niños que se adoptaban en el extranjero en comparación con el número de procesos nacionales que finalizaban con éxito sino que, además, los trámites eran incluso ágiles. «Hubo quien consiguió adoptar un niño en menos de dos años», apunta Lamela.
Ahora la situación es totalmente distinta. Sin embargo, «muchos de los que inician el proceso tienen en la cabeza que adoptar fuera es más fácil». Pero no lo es. Lo habitual es que los tiempos de espera desde que los padres de adopción obtienen el visto bueno de la Administración -mediante el certificado de idoneidad- hasta que se les asigna un menor no bajen de los cuatro o los cinco años. Prácticamente lo mismo que aguardan quienes optan por la adopción nacional. Por eso desde Asturadop aconsejan que se abran las dos vías, para que los interesados en aumentar la familia puedan tener así mayores probabilidades de éxito. Sí es cierto que, en ambos casos, si los futuros padres deciden acoger en su hogar a niños mayores, que tengan alguna patología o a grupos de hermanos, los tiempos se reducen. Pero, por lo general, «los plazos son muy largos. Con China pueden llegar a tardar hasta once años», pone como ejemplo Ana Lamela. «Es mucho tiempo para las familias. Por eso muchos acaban abandonando», apunta.
A eso hay que añadir que, en los últimos años, ha habido varios países, como Etiopia o Burundi, que han cerrado la puerta a los procesos de adopción. Otros los han convertido en una opción residual, imponiendo unos requisitos tan exigentes como restrictivos que limitan mucho el acceso a un menor de un país extranjero.
El año pasado, según recoge en la memoria del Instituto Asturiano para la Atención Integral a la Infancia, solo llegaron al Principado tres menores por un proceso de adopción internacional. Procedían de Vietnam, República Dominicana y Hungría. Solo el primero tenía menos de tres años. El de República Dominicana, entre cuatro y seis años y el originario de Hungría, entre siete y diez años.
Al margen de estos tres únicos casos, había al término del año pasado otras 86 familias asturianas que, si bien ya habían sido valoradas como idóneas para la adopción, aún seguían pendientes de que se les asignase un niño nacido fuera de España.
Por lo que respecta a las adopciones nacionales, éstas siempre han sido procesos lentos. Por eso apenas ha habido excesivos cambios en los tiempos de espera en los últimos años. Empezando por los certificados de idoneidad, por los que las familias aguardan cerca de un año, «cuando legalmente no deberían ser más de seis meses», anota la presidenta de Asturadop. Al final, si la solitud se ciñe a un menor de tres años, lo normal es que la espera se extienda hasta un lustro.
En 2017, los juzgados asturianos emitieron 38 autos constituyendo adopciones. Fueron los 38 que se solicitaron. La cifra es algo superior a la de los últimos tres años, después de que en 2013 se alcanzara el techo de 40 procesos de adopción nacional concluidos en un año. Ya en 2010 se había conseguido ese mismo número.
De la memoria del Instituto Asturiano para la Atención Integral a la Infancia se extrae también que prácticamente la mitad de los niños que consiguieron una familia por un proceso de adopción nacionla tenían entre siete y diez años. De menores de tres años se formalizaron diez, y otros siete tenían entre cuatro y seis años. También hubo tres adopciones de adolescentes con edades entre los 15 y los 17 años.
En total, el año pasado fueron 39 las solicitudes de valoración de idoneidad registradas en el Principado. A lo largo del ejercicio se resolvieron 20 en total: 19 fueron favorables y una negativa. La lista de espera de padres estaba compuesta a finales de 2017 por 46 personas, lo que supone que se arrastran casos pendientes de ejercicios anteriores.
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