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ABEL VERANO / OLAYA SUÁREZ
SANTANDER/GIJÓN.
Domingo, 29 de octubre 2023, 01:07
La Audiencia Provincial de Cantabria acogerá el próximo 6 de noviembre el juicio por el crimen de la asturiana Adela Corral Albarreal, la mujer de 69 años que fue supuestamente asesinada por un hombre al que acogió en su piso en Santander en febrero de ... 2022. Guillermo B. C. afronta una condena de 20 años de cárcel y el pago de una indemnización de 85.200 euros a las dos hijas de la víctima, enfermera jubilada que había trabajado durante cuarenta años en el antiguo HUCA, en Oviedo. Murió asfixiada en su propio domicilio.
La acusación particular eleva la petición de pena mantenida por el ministerio fiscal y solicita la pena de prisión permanente revisable para el acusado, de 39 años y quien permanece en prisión preventiva desde su detención.
Fue al alcanzar le edad de jubilación cuando Adela se fue a vivir desde Oviedo a Cantabria, la tierra de sus raíces familiares. En su vivienda de Castilla-Hermida, en Santander, acogía a personas sin recursos, como fue el caso del hombre que finalmente acabaría con su vida.
Según el relato de los hechos que realizan las acusaciones, el procesado -con antecedentes penales- estuvo consumiendo cocaína en las horas previas al crimen, lo que provocó una discusión con la mujer, dado que ella se oponía a que se drogase en su casa. Precisamente le había dado cobijo para apoyarlo en el proceso de desintoxicación.
Esa discusión habría sido el detonante del ataque. «Aprovechando su superioridad física y la discapacidad de la mujer (sufría retinosis pigmentaria), la ató de pies y manos con trozos de tela para poder consumir sin problemas sustancias estupefacientes».
Pocos minutos después de las 3 de la madrugada, la víctima consiguió liberarse y llamar al teléfono de emergencias del 112 y, después, al 091. Pedía ayuda asegurando que la tenían atada en su casa y que la querían matar. Acudieron a la llamada varias dotaciones de la Policía Nacional. Llamaron al timbre de la puerta, pero no recibieron respuesta, si bien escucharon pisadas en el interior. Como no podían acceder a la vivienda, los agentes avisaron a los bomberos, que franquearon la entrada y hallaron al acusado al final del pasillo. «Ya me podéis llevar», les dijo.
Según la declaración del encausado, fue en el momento de escuchar a la Policía en la puerta, por primera vez, cuando le tapó la boca y la nariz a la víctima. «Tenía idea de causarle la muerte. Asfixió con sus propias manos a Adela, tapándole la boca y la nariz con alguna prenda, almohada o con el mismo colchón de la cama. Ella apenas pudo mostrar mínima resistencia o defensa, pues tenía la movilidad reducida al máximo por su minusvalía física preexistente y por la acción previa y consciente del acusado, que la había atado las extremidades», recoge el escrito de la acusación particular.
Cuando los agentes pudieron entrar finalmente en el piso y en la habitación, la mujer yacía sobre las mantas de la cama, «con el cuerpo retorcido». Los agentes retiraron la tira de tela que la víctima tenía en el cuello y le tomaron las constantes vitales, pero no encontraron signos aparentes de vida. Los sanitarios solo pudieron confirmar el deceso.
Cuando los agentes que custodiaban al acusado le pidieron que se identificara, este, «espontáneamente», manifestó que «no la aguantaba más, que estaba harto de ella, que le hacia la vida imposible y que le había rodeado el cuello con sus manos». Guillermo B. C. se sentará el lunes 6 de noviembre al tribunal acusado del crimen.
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