CLARA G. SANTOS
GIJÓN.
Martes, 25 de octubre 2022, 03:38
Sus amigos no se lo terminan de creer. Miran el móvil una y otra vez, repasando en vano las últimas historias de ambas en las redes sociales, como si ver feliz a Yolanda Álvarez pudiera traerla de vuelta a ella y a su estratosférica y ... perpetua sonrisa. La noticia de la muerte de la corverana que viajaba en el Renault siniestrado ayer entre Santa María del Páramo y Villamañán ha dejado sin aliento a todo un concejo. «Es una pérdida enorme, además a esta edad, no hay derecho», lamentaba ayer el responsable de Cultura de Corvera, Adolfo Camilo, que señalaba que la suya era y es una familia de las de toda la vida, muy querida por todos. Tanto el padre, vinculado en lo profesional a la antigua Cajastur, como la madre, maestra en distintos colegios de Asturias, «son dos vecinos muy queridos en el concejo». Señalaba también Camilo la faceta creativa de la familia. Algo que queda patente en las publicaciones de Yolanda, que en internet compartía su pasión por la belleza y la imagen. No solo ponía pestañas. Era la mejor haciéndolo. «Viajaba mucho para mejorar en su trabajo», cuenta un conocido de la familia.
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A sus 27 años había recorrido distintas comunidades autónomas impartiendo formaciones. Todas querían poner pestañas como lo hacía Yolanda, la imagen visible de Yolinda's World Eyelash. A finales de año, iba a ir de gira por varios países de Sudamérica para trasladar sus conocimientos a otras profesionales del sector. Su mente bullía de proyectos y tenía pensando abrir un local presencial en Asturias. Pero mientras tanto el boca a boca iba haciendo efecto, y cada vez eran más las clientas que la contactaban por privado para acudir a su casa a ponerse las pestañas.
«Era una emprendedora en toda regla, desde muy joven supo sacarse las castañas del fuego», dijo Camilo. Yolanda acumulaba muchos miles de seguidores en sus redes sociales profesionales y hacía envíos internacionales de sus productos. «Era una chica muy trabajadora, además de muy buena niña», apunta un conocido de la familia. La noticia ha dejado consternados a conocidos y amigos, pero también a profesionales del sector de la belleza y la imagen, que han perdido, al mismo tiempo, a otra gran referente del mundillo, Vera Feliz.
Referentes del sector
Entusiasta y generosa. Así describen las compañeras del gremio a Vera Feliz, propietaria del salón de uñas Tropic Nails, en la calle de Santa Susana, de Oviedo. La suya es una historia de superación en toda regla. Vera empezó como empleada en un salón de uñas en Oviedo. Aquellos años de trabajo duro le permitieron dominar la técnica y ahorrar algo de dinero. Después, junto con una amiga, se atrevería a llevar a cabo su sueño y montar algo propio. Casi seis años después, el salón Tropic Nails se ha convertido en uno de los más reputados de la capital asturiana gracias al desparpajo y buen hacer de esta dominicana afincada en Oviedo.
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Le había costado lo suyo, pero había conseguido hacerse un nombre en el ámbito profesional. «Era muy conocida en Asturias», cuenta Noemí Carou, propietaria del salón Mimi Nails. Noemí no coincidió con ella personalmente, pero la propietaria del salón gijonés Heaven, sí. Se conocieron en 2018, durante un curso de formación que se impartía en Gijón. «Era muy alegre y generosa. Además, no se lo pensaba dos veces para compartir un consejo, no era nada competitiva en ese sentido», señaló esta compañera de profesión y amiga. Aunque de un tiempo a esta parte no se veían tan a menudo por incompatibilidad de horarios -«ser emprendedor es lo que tiene»-, cuando lo hacían, en presentaciones o de visita en alguno de sus negocios, recordaban con cariño las historias compartidas.
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Vera estaba casada y con su marido compartía otro de sus grandes placeres en la vida: los viajes. Juntos habían visitado las pirámides de Egipto, las playas de Tailandia y los pueblecillos de Grecia. Antes de la pandemia, Vera le había llevado también a conocer su tierra natal. Solían compartir fotos de sus aventuras en redes sociales y cuando por trabajo les era imposible coger un avión, disfrutaban haciendo escapadas por distintos rincones del Principado. Y es que en Asturias Vera era una más. Tenía su negocio, sus amigos y su pareja, una vida entera construida de 'a poquitos'. En ocasiones, eso sí, echaba de menos a su madre y a otros integrantes de la familia, residentes en Estados Unidos, y a los que había tenido que dejar atrás al elegir Asturias.
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