Accidente mortal en la AS-II

«No solo era la profe de Infantil, era parte de la familia»

Este domingo, la profesora de Infantil que falleció en el trágico accidente en la AS-II en la madrugada del sábado, era despedida en un acto en el tanatorio de Los Arenales, en Oviedo.

Purificación era una «apasionada» de la educación, la combinación perfecta entre «vocación y ser buena persona» que aún recuerdan sus compañeros de trabajo, como el profesor Pablo Arias.

Sus hermanos, aún conmocionados por la tragedia, velaban esta mañana a la fallecida en el tanatorio y fueron acogidos por todos su seres queridos en la emotiva despedida a la maestra. Almudena, una de las hermanas de 'Puri' -como la llaman en su círculo cercano-, tendrá siempre muy presente el recuerdo de la profesora porque «era todo amor y dulzura, la mejor hermana que puedes tener».

Todo apunta a que fue una trágica confusión lo que llevó a Alberto F. R., un electricista de Grado, de 39 años, a recorrer en dirección contraria casi íntegra la autovía AS-II entre Gijón y Oviedo por la calzada del sentido inverso. Su furgoneta acabó estrellándose frontalmente ya muy cerca de Oviedo contra el Ford Fiesta que conducía Purificación R. V., de 50 años, una maestra de primaria que trabajaba en el colegio Matemático Pedrayes de Lastres y que vivía en Posada de Llanera.

Sea como fuere, el efecto final fue la trágica muerte de ambos a la salida de Oviedo de la AS-II, cuando Purificación R. V., que apenas había recorrido 700 metros desde el inicio de la autovía, se encontró de frente con la furgoneta Dacia Dokker de Alberto F. R. a la una y media de la mañana. El impacto, brutal, acabó con la vida de ambos de forma instantánea.

Todo comenzó en Gijón. Alberto F. R. trataba de incorporarse a la AS-II desde el polígono de Porceyo, por la vía de servicio (la calle Louis Pasteur) que sale desde el polígono a la calzada de la autovía en dirección a Gijón a la altura del concesionario de Citroën (Valgisa). Es posible que el desconocimiento de la zona hiciese que el joven pensase que la calzada a la que salía era de doble sentido en lugar de una calzada de autovía, pese a que la zona está perfectamente señalizada con una indicación de prohibición del giro a izquierda que él si efectuó para incorporarse a la AS-II.

Lo supiera o no, en ese momento se había convertido en un kamikaze que recorrió casi completos los 23,5 kilómetros que separan el punto en que se incorporó a la autovía de la salida de Oviedo. Mientras el 112 recibía llamadas alertando de la circunstancia y lo comunicaba a la Guardia Civil a la 01:20 de la madrugada, el joven moscón seguía su camino hacia Oviedo por la calzada en sentido a Gijón, generando el pánico de los conductores que se fueron cruzando con él, teniendo varios de ellos que efectuar bruscas maniobras para eludir el impacto. Al menos dos lo explicaron en redes sociales, indicando uno de ellos que «me lo crucé y llegué a casa temblando», mientras que otro anotó que «yo también me crucé y libré por centímetros».

No menos de una docena de conductores eludieron la colisión y se comunicaron inmediatamente con el 112. Gracias a esas comunicaciones, se activaron avisos en los paneles informativos luminosos de la autovía. Al menos un joven de Llanera salvó su vida gracias a eso, pues, según relató su tío a este periódico, «eso le permitió ir pendiente y reaccionar a tiempo, echándose al arcén en el túnel de Lugones, cuando vio la furgoneta venir de frente».

Mientras, el Dacia Dokker de Alberto F. R. seguía su camino hacia Oviedo. A la altura de Lugones (en el punto kilométrico 4 de la AS-II, se produce un primer accidente. Una «colisión por raspado», según informa la Guardia Civil, entre el Dacia Dokker del conductor moscón y un Toyota Auris cuyos ocupantes salieron ilesos, si bien con todo el lateral del coche dejando testimonio de que podían haber sufrido un accidente mucho más grave.

El accidente mortal, finalmente, se produjo a la entrada de Oviedo. A apenas 700 metros de la rotonda donde comienza la autovía, junto a los campos de fútbol del Club Covadonga. Fue diez minutos después de que el 112 alertase de la circunstancia. Diez minutos en los que no fue posible despejar la calzada completamente, aunque sí activar los avisos luminosos. Uno de los conductores que se cruzaron con el Dacia Dokker indicó en sus redes que «llamé al 112 nada más recuperé el control de mi coche por el arcén y bajé la velocidad a 60 kilómetros por hora. Desde el 112 me comentaron que ya llevaban 12 llamadas de otros conductores que se habían cruzado con él». Este conductor, de hecho, se pregunta «si tanto se tarda en actuar frente a algo así. Es una pena que acabara en ese final; yo siento que volví a nacer».

La zona donde ocurrió el accidente mortal es una contracurva en la que es difícil reaccionar si un vehículo se viene encima, dado que ese trazado reduce la visibilidad y cuando se ve a un vehículo que venga de frente el tiempo de reacción es prácticamente nulo.

Así ocurrió. La mujer de 50 años que conducía un Ford Fiesta en dirección a Posada de Llanera, donde tenía su residencia, no pudo evitar la colisión casi completamente frontal con el Dacia Dokker del moscón. Este vehículo, con forma de furgoneta, quedó volcado en la zona del carril de adelantamiento, mientras que el Ford Fiesta de la mujer llanerense, completamente destrozado por el impacto, fue desplazado hacia el arcén derecho en la zona en la que unas pantallas antirruido protegen al vecindario de los sonidos de la autovía. Los sanitarios que de inmediato se desplazaron al lugar no pudieron hacer otra cosa que confirmar la muerte de ambos conductores. La retirada de los vehículos accidentados se prolongó durante varias horas.