Un cambio de sentido que investiga la Guardia Civil causó la trágica muerte de Juanjo

Un turismo que tomó la dirección equivocada al salir de Oviedo hacia León provocó ayer una brutal colisión a primera hora de la mañana en la A-66, a la altura de El Caleyo (Ribera de Arriba) en sentido Oviedo, y acabó con la vida de Juan José Fernández Jiménez, de 40 años, natural de Lavares (Santo Adriano) y residente en Mieres, cuando se dirigía a trabajar a Grado. En el accidente se vieron implicados, además de los dos coches, un camión y un tercer vehículo. El suceso tuvo lugar a las 6.45 horas.

Cinco minutos antes, un Peugeot 206 -conducido por el joven J. M. A., de 28 años y natural de Colunga, y en el que iba de copiloto A. A. D. V., de 29, de Oviedo- salió de la plaza de Castilla en dirección a León. Pero en lugar de hacerlo por la plataforma correcta, lo hizo, por causas que se investigan, por la contraria. Esto es, por la que llega a Oviedo desde León.

Circuló en sentido contrario unos cinco kilómetros y, llegado al kilómetro 35,800 de la A-66 (Alto El Caleyo, en sentido Oviedo), chocó frontalmente contra el turismo que conducía Juan José Fernández Jiménez, un Peugeot 306, que en ese momento estaba adelantando a un camión e iba en el sentido correcto. El choque brutal causó la muerte en el acto a Juan José Fernández, que presentaba politraumatismos.

Los dos chicos, por su parte, resultaron heridos muy graves. En el momento de ser evacuados por las ambulancias hacia el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el copiloto se encontraba en estado crítico y el conductor estaba muy grave. Con posterioridad, fuentes sanitarias aseguraron que, dentro de la gravedad, la vida de ambos no corre peligro.

Hubo más heridos. El conductor del camión, C. C. M, de 45 años, tuvo que ser atendido por un ataque de ansiedad. Y el del tercer turismo, que iba tras el camión, J. L. G. R., de 29 años, fue asistido por cristales en un ojo y cortes en manos y cara. Los dos fueron trasladados también al HUCA. La calzada en sentido Oviedo permaneció cortada casi tres horas, hasta que pudo restablecerse el tráfico a las diez de la mañana, después de retirar los vehículos y limpiar la vía. Mientras tanto, la circulación fue desviada provisionalmente por la N-630 y la AS-I.

Varios testigos habían dado la voz de alarma al Servicio de Emergencias del 112 de que había un coche circulando en sentido contrario en la autopista. El primer aviso se recibió a las 6.34 horas y continuaron entrando alertas hasta que se produjo el siniestro. Hasta el lugar se desplazaron efectivos sanitarios, siete patrullas de la Guardia Civil de Tráfico (con el teniente del destacamento de Tráfico en Gijón, Julio Zapatero) y otra de Seguridad Ciudadana del puesto de Riosa, así como Bomberos de Asturias de los parques de Mieres y La Morgal, junto con el jefe de la zona centro y una dotación de bomberos del Servicio de Extinción y Salvamento de Oviedo.

Los bomberos procedieron a excarcelar a uno de los chicos que circulaban en dirección contraria y que quedó atrapado en el interior del turismo. Fue el primero en ser trasladado en una de las dos UVI móviles movilizadas -la de Oviedo y la de Langreo- al HUCA. El otro, con ayuda del equipo médico de las UVI, había salido del coche. También fue derivado al centro hospitalario ovetense. Después, tras recibir la correspondiente autorización, los bomberos excarcelaron al conductor fallecido. Los dos heridos de menor consideración (el conductor del camión y el del tercer turismo) fueron desviados por la Guardia Civil para ser atendidos por los sanitarios en la N-630 y fueron derivados en la misma ambulancia hasta el HUCA.

El equipo de Atestados de la Guardia Civil lleva la investigación. No se descarta ninguna hipótesis: que fuese un despiste o una acción intencionada. Se han solicitado muestras de sangre para determinar si el conductor que iba en sentido contrario había consumido drogas o alcohol y han pedido al Ayuntamiento de Oviedo las cintas de las cámaras de la plaza de Castilla.

El suceso causó ayer una honda conmoción. Especialmente en Santo Adriano, de donde era natural Juan José Jiménez. Nacido en Lavares, vivía en Mieres, de donde es su esposa. Casado, con dos hijos varones de corta edad, se dirigía a Grado, donde trabaja, en el servicio de Obras del Ayuntamiento. El funeral, de cuerpo presente, tendrá lugar hoy, en la iglesia parroquial de Santa Catalina de Lavares. Será a las cinco de la tarde y, con posterioridad, recibirá sepultura en el cementerio parroquial.

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