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Aurora Astudillo, entre libros de medicina. Mario Rojas
«Nunca hay que ponerse barreras ni desistir ante los obstáculos»
Las asturianas, en la cima de la Academia de Medicina

«Nunca hay que ponerse barreras ni desistir ante los obstáculos»

Desde 1970, la Rampra ha tenido 68 académicos de número y sólo tres doctoras están en la cima de la Academia de Medicina. Son Paz García, Aurora Astudillo y Marta Clemente

Lunes, 17 de marzo 2025, 01:00

Hay que remontarse al 1 de enero de 1970 para fechar el ingreso de los dos primeros académicos de número de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Asturias (Rampra). Desde entonces, y ya han transcurrido 55 años, sólo cuatro mujeres han logrado esta consideración, que ostentaron hasta la fecha 68 profesionales de «excepcional» cualificación. La primera fue Esperanza Bengoechea, ya fallecida, que ingresaba en la élite de la Rampra en 1989. Le siguieron, ya a partir de 2021, las doctoras Aurora Astudillo, Marta García Clemente y Paz García Portillo.

Las tres atribuyen esta circunstancia a una cuestión generacional, consecuencia de la desigualdad académica que existía hace dos o tres décadas. Las tres se muestran convencidas de que más pronto que tarde la nómina de académicos numerarios reflejará la realidad de una profesión predominantemente femenina. Y las tres coinciden en poner el foco en los méritos más que en el género. No obstante, la reciente celebración del 8M brinda la oportunidad de dar a conocer, y reconocer, la brillante trayectoria de estas tres profesionales.

Paz García Portillo, durante una conferencia. E. C.

«Hay profesionales jóvenes con una actividad científica brutal, pero lo cierto es que uno va acumulando méritos con los años. Así que es cuestión de tiempo que se iguale la proporción de hombres y mujeres», señala la patóloga Aurora Astudillo (Gijón, 1950). La que fuera jefa de sección de Anatomía Patológica en el HUCA descubrió, al hacer rotaciones por Atención Primaria durante su formación, que «no era capaz de distanciarme de los problemas de salud de los pacientes. Sufría muchísimo por ellos, de no pegar ojo». Así que optó por una rama de la Medicina que «va al origen de esos problemas» sin necesidad de contacto estrecho con el sufrimiento ajeno.

La institución considera que su cualificación en Anatomía Patológica, Neumología y Psiquiatría es «excepcional»

«Me entusiasma la Anatomía Patológica, porque busca la verdadera naturaleza de la enfermedad», explica Aurora Astudillo, que amplió horizontes en la Universidad de Alabama (EEUU), el Instituto de Ciencias Neurológicas del Southern General Hospital de Glasgow (Reino Unido) y el Instituto de Miología del Hospital Pitié-Salpetrière de París (Francia). «A Glasgow me fui recién separada con mis dos hijos, de 4 y 7 años. Y déjame que te diga que me arreglé muy bien, porque allí encontré unas condiciones para las familias monoparentales y unas facilidades que aquí no tenía», recuerda.

A esta médica ya jubilada no hubo techo de cristal que se le pusiera por delante. Si bien es cierto que «a partir de determinados puestos los varones son mayoría, también hay que decir que las mujeres, a veces, nos autolimitamos». No fue su caso, en absoluto. Aurora Astudillo, que llevaba con ella a la biblioteca del HUCA a su hijo pequeño en un serón, estudió también Neuropatología y Bioquímica, área en la que pudo profundizar gracias a «una persona iluminadora como es Carlos López Otín», que la incorporó a su equipo de investigación.

Marta García Clemente, en el HUCA. Alex Piña

Esta catedrática de Anatomía Patológica, que dirigió el Biobanco del Principado y el Instituto Universitario de Oncología, entraba a formar parte de la lista de académicos de número de la Rampra el 21 de diciembre de 2021. Hubo que esperar un año más, hasta el 15 de diciembre de 2022, para que en la élite de la Academia asturiana de la Medicina ingresase otra mujer: Marta García Clemente (Oviedo, 1961), actual directora del Área de Gestión del Pulmón del HUCA.

«Sientes una gran responsabilidad. Además, en mi caso, pasé a ocupar el puesto del doctor Jaime Martínez González-Río, jefe de Neumología cuando yo me formé y un profesional de grandísimo prestigio», apunta. El que fuera también presidente de la Fundación Ópera de Oviedo fallecía hace seis años como consecuencia de un cáncer de laringe. Para la doctora García Clemente «sustituirle implica que una tiene que dar la talla».

Y ella da esa talla sobradamente. Máster en Dirección de Unidades Clínicas, máster en Avances en Diagnóstico y Tratamiento de enfermedades de las vías aéreas y experta en bronquiectasias y fibrosis quística, dos patologías que centran más de un centenar de publicaciones científicas. «En mi familia no había ningún médico, pero a mi, no sé muy bien por qué, siempre me gustó la medicina desde muy pequeña», cuenta.

Una profesión que, según dice, ha cumplido «con creces» sus expectativas y a la que dedica la mayor parte del día. Porque, a pesar de desempeñar funciones directivas, con todo lo que eso conlleva, la doctora García Clemente se resiste a abandonar la actividad asistencial: «No quiero dejar de ver pacientes, porque es lo que más me llena». Dos veces por semana pasa consulta y, cuando se necesita, incluso echa una mano en la planta de hospitalización de Neumología. «Me supone una satisfacción profesional», asegura esta neumóloga asturiana, que ha participado en una veintena de proyectos de investigación e imparte la asignatura de Patología del Aparato Respiratorio en la Facultad de Medicina.

Las dificultades y la actitud

Tras ella, concretamente el 12 de diciembre de 2024, sólo otra mujer ha recibido la distinción de académica numeraria de la Rampra. Se trata de Paz García Portillo (Gijón, 1962), catedrática de Psiquiatría por la Universidad de Oviedo y médica en el centro de salud mental de La Ería. «Nunca hay que ponerse barreras ni desistir ante los obstáculos que van apareciendo», comenta sobre el hecho de que sólo tres doctoras hayan llegado a la cúspide de la Real Academia de Medicina.

La doctora García Portillo, todo un referente en esquizofrenia y trastorno bipolar, dudó entre ser psiquiatra o radióloga. Finalmente se decantó por escudriñar y tratar la mente, porque «es lo que más nos define como seres humanos». Acumula nada menos que 362 publicaciones científicas y, entre sus líneas de investigación, hay una sobre el impacto psicológico del coronavirus que ha dado lugar a numerosos artículos. «Desde la pandemia se habla mucho de salud mental, pero creo que no de la forma adecuada», desliza a modo de reivindicación: «Se necesitan más recursos. Sólo se destina a salud mental el 5% del gasto sanitario».

Esta psiquiatra gijonesa, que es subdirectora del Instituto de Neurociencias del Principado y coordinadora del Área de Neurociencia del Ispa, dice «aprender cada día» de los pacientes que trata y los alumnos que enseña. «Necesitamos más psiquiatras y que se investigue más», subraya. A que así sea contribuye Paz García desde la consulta, la Universidad y la Academia, donde es voz autorizada, al igual que Aurora Astudillo y Marta Clemente.

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