Acabar con la precariedad, principal demanda de los jóvenes investigadores

«Estamos en una situación de gran precariedad e inestabilidad laboral, llevamos años luchando por mejorar nuestras condiciones. Hemos conseguido que aumenten el número de contratos 'Severo Ochoa', pero en la Universidad apenas hemos avanzado», explica Natalia Fernández, investigadora predoctoral 'Severo Ochoa' en el Área de Lógica y Filosofía de la Ciencia. A esta joven de 30 años le preocupa, sobre todo, la etapa postdoctoral, «fundamental para el desarrollo de nuestra carrera investigadora». Critica que no haya una convocatoria pública de contratos postdoctorales «para todas las ramas del conocimiento» y urge a la institución académica a tomar cartas sobre el asunto. «Ahora en elecciones nos prometen sacar cinco contratos postdoctorales precarios. ¿Qué son cinco gotas de agua en un desierto? ¿Debemos estar contentos solo con esto?», se pregunta.

«Desde nuestro punto de vista no tiene sentido invertir en formar doctores y doctoras para enviarlos a las colas del paro», agrega Fernández, quien insta a la Universidad y al Principado a centrar sus esfuerzos en evitar que ese talento se pierda o se vaya fuera.

Javier Rodríguez, investigador predoctoral en el Departamento de Biomedicina y Oncología Molecular, detalla que la situación de los investigadores tras la sentencia del TSJA para que se aplique el Estatuto del Personal Investigador en Formación (EPIPF) a todos los predoctorales «es la mejor hasta el momento, pero aún queda camino por recorrer para acabar con los problemas e incongruencias que abundan en la precariedad laboral de nuestro colectivo». Habla de problemas como el no estar incluidos en el convenio colectivo de la Universidad, pese a ser personal laboral, no contar con derecho a indemnización por finalización de contrato o «algo tan difícil de entender como que se pueda leer la tesis y empezar a trabajar ya como doctor cobrando menos que como predoctoral». Este joven de 28 años espera que quien ocupe la silla de rector tenga presente que «apostar por la investigación es apostar por su futuro».

En la misma línea se muestra David Roiz, de 23 años, investigador predoctoral en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular. «Debería incrementarse la retribución de los postdoctorales, actualmente, es casi igual a los últimos años de tesis», comenta. Pide, además, mejorar el sistema de entrada, con más plazas y «criterios de selección transparentes».

Guillermo Sánchez, de 27 años, ve necesario incluir al colectivo de investigadores en el convenio de personal laboral de la Universidad. «Nuestra futura carrera académica debe afianzarse con programas específicos que faciliten el posterior acceso a plazas, que no nos dejen tirados después del período predoctoral y que respondan económicamente a los puestos que ocupemos. Además, hay que potenciar la investigación en todas las áreas de conocimiento, con un presupuesto digno y acabar con el maltrato sistemático a campos de estudio como el de las Humanidades», subraya este investigador predoctoral en el Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada.