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Tienen entre 25 y 78 años. Vienen de todas partes de Asturias, incluso una de ellas es italiana. Son educadoras sociales, abogadas, asistentes sociosanitarias, profesoras, enfermeras, deportistas, médicas, emprendedoras y jubiladas. Y en ese diverso abanico de vivencias, ocupaciones, creencias y, en definitiva, vidas, estas asturianas gritan al tiempo. Las veinticinco, unidas: «¡Ojalá no más 25-N!».
Marta Fermín. Galerista (49)
La galerista y artista Marta Fermín tiene claro que el 25 de noviembre es para «estar todas las mujeres unidas». De esa manera, podremos «defendernos con fuerza y también denunciar cualquier cosa incorrecta que se haga contra nosotras».
Camilla Nardiello. Emprendedora (28)
La emprendedora y diseñadora italiana Camilla Nardiello considera que «todas juntas tenemos que mostrar que queremos los mismos derechos que los hombres». Porque ella tiene claro que las chicas deben poder «trabajar y ser madres si quieren».
El mensaje está claro. Porque, como dice la veterana del grupo, Cheres Quintín, esta causa es «para que nadie se quede mudo, y ellas menos: ¡que hablen, que griten!». Porque «después de tanto que luchamos, parece que no avanzamos», lamenta Yoli Cueto, quien recuerda que «un hombre te tiene que respetar desde el minuto uno, si no, nunca será un buen compañero». Lo sabe ella, que tuvo uno de los mejores al lado durante 52 años. Lo escriben todas en un gran panel: que la violencia no apague ni amedrente, que cese el control, que la lucha no sea solo en femenino.
Ana Hernández Barranco. Funcionaria
Esta trabajadora en el Instituto de Productos Lácteos de Villaviciosa insiste en que es muy importante, que se implique a «la sociedad entera y no solo a las mujeres sino también a los hombres». Cree que es una labor para los 365 días del año.
Yoli Cueto Jubilada. 78 años. Gijón
Durante 17 años presidió las Vocalías de la Mujer de Gijón. «Tanto que luchamos y parece que no avanzamos, viendo cómo piensa la gente joven». Recalca que «un hombre te tiene que respetar desde el minuto uno. Si no, no será un buen compañero nunca».
Ana Fernández. Sexóloga, 52. Avilés
«Pediría que no se haga daño a las mujeres en nombre del amor. Eso de 'Quien bien te quiere te hará llorar', no puede ser. Quien bien te quiere, te hará feliz», cuenta esta profesora, que quiere que sus alumnas aprendan esta lección «y que ellos sean aliados».
Carmen Conde Soladana. Sespa, 61. Avilés
«Hemos luchado con fuerza desde los 80 pero ahora veo un retroceso muy grande», alerta Carmen Conde, quien considera que las redes «y el despertar de la derecha más recalcitrante» tienen que ver en ello. «Me asusta eso y el control sobre las jóvenes».
Adriana González González. Directora de colegio. 46 años. Oviedo
La directora del colegio Carmen Ruíz Tilve de Oviedo tiene claro que «educar en coeducación es educar en el respeto» y que la educación en igualdad debe darse desde edades tempranas, aunque «aún queda mucho por avanzar».
Paloma Rodríguez. Publicista, 29. Luanco
Esta publicista luanquina sufrió violencia de género y tras «hacer mucha terapia» se percató «de las carencias de los pasos previos y posteriores a la denuncia: no nos enseñan a identificar factores de riesgo ni a reconstruir tu vida tras un problema devastador».
Que no haya más mujeres que tengan que pasar el calvario que sufrió Paloma Rodríguez, que sonríe bajo su flequillo pelirrojo mientras suelta un mensaje brutal: «La violencia de género tiene consecuencias devastadoras». Una mujer víctima, señala, «atraviesa procesos psicológicos que hacen que no pueda prevenir ni combatir el problema y también complican que pueda reconstruir su vida desde 0». Lo sabe, porque ha vivido ese proceso «con mucha terapia». Y la experiencia le dice que «no estamos solas», pero también que es imperiosa «una educación real en los colegios para identificar los factores de riesgo y protección».
Lo mismo reclama Adriana González, profesora de Infantil y Primaria y directora de un colegio ovetense. «Nosotros trabajamos la coeducación desde pequeños, porque es importante ir sembrando semillass: educar en coeducación e igualdad es educar en respeto», remarca. Una necesidad que detecta también Rebeca Fernández Alonso. Esta profesora de Secundaria observa entre sus alumnos cómo «ante cada uno de los avances que hemos hecho las mujeres en la sociedad hay una reacción en contra que se expresa con mucha virulencia».
Elena Herrero. Enfermera, 54 años. Avilés
Esta enfermera y militante de la Plataforma 8M de Avilés reivindica que «las mujeres en la ciencia hemos estado siempre muy invisibilizadas». Señala que «debe apuntarse a los agresores, poner el acento en ellos, porque sin ellos no habría víctimas».
Carmen Baizán Caro. Community Asociate, 31. Oviedo
La ovetense Carmen Baizán reconoce haberse sentido «incomodada, observada, más vigilada y siempre más alerta» por el hecho de ser mujer. «Me preocupa que el 25-N se quede en un día sin más: este es un trabajo de todos».
Myriam Moral Rato. Psicóloga, 54. Langreo
Sabe bien la psicóloga Myriam Moral que la violencia de género es «un factor de riesgo para desarrollar problemas físicos y trastornos de salud mental». Ella hace especial hincapié en las mujeres con discapacidad, quienes sufren «en mayor medida»
Irene de Caso Ojea. Médica, 25, Gijón
Para Irene de Caso, la lucha feminista «tiene que dejar de ser una cuestión de bandos porque tenemos que estar todos a una». Esta médica, además, tiene claro que, en consulta, las mujeres que lo necesiten encontrarán «una ayuda de igual a igual».
Marileny Torres Villalobos. Sociosanitaria, 43. Gijón
La auxiliar de ayuda a domicilio Marileny Torres desea que «todas las mujeres, de cualquier extracto social, hagan valer sus derechos en la sociedad». De esa manera, lograremos «que cada día sea mayor el respeto hacia ellas y hacia su trabajo».
Ángela Pumariega. Deportista, 38. Gijón
La deportista asturiana insiste en que «aún queda mucho por hacer y es necesario involucrar a toda la sociedad, no solo a las administraciones públicas». Dice que no es pesimista pero aún hay muchas mujeres «que siguen sintiendo vergüenza».
Comentarios como la negación de la violencia o que «las mujeres se están pasando en derechos» la ponen en alerta. También a Carmen Soladana, quien ve con preocupación «la normalización de situaciones de control sobre las chicas jóvenes, que supone un retroceso: entre las redes y el despertar de la derecha más recalcitrante estamos volviendo a sitios donde nunca pensé que regresaríamos», lamenta. La ingeniera de telecomunicaciones Carla Álvarez recalca que «hay chicas que tienen dos teléfonos móviles: uno, el oficial, que es el que controla su pareja, y otro para ella» y anota: «La violencia ahora es más difícil de controlar». También Charo Blanco, educadora social y representante vecinal en Gijón, considera urgente «que no dejemos que nos arrebaten lo que habíamos conseguido sobre el papel, porque no lo aguanta todo». La sexóloga y profesora Ana Fernández lanza un mensaje rotundo e incuestionable: «Quien bien te quiere, te hará feliz. Si no es así, no lo mantengas a tu lado».
«El patriarcado tiene mil caras y las opresiones conllevan violencia porque es necesaria para mantenerlas: unas veces es criminal y otras institucional o incluso científica», reflexiona Elena Herrero, enfermera, quien pone otro ejemplo. «La ciencia nos tiene un poco invisibilizadas». Coincide con ella la médica Irene Caso, a quien le gustaría que «se dejase de ver a la mujer en la sanidad como la cuidadora».En cualquier caso, hay que recordar que «sin agresores no habría víctimas», y por ello Herrero pide «poner en ellos el acento».
Sonia de la Paz Fernández. Abogada, 51. Oviedo
Cuenta que la concienciación «es algo que debe hacerse todos los días durante todo el año» y propone dejar a un lado los colores políticos para vencer esta lacra: «Tenemos que dejar de pelearnos entre nosotros y unirnos».
Carla Ávarez Sanjurjo. Ingeniera y piloto, 26. Gijón
«Lo más importante es la sororidad y no ser nosotras nuestro peor enemigo», dice con convencimiento. Alerta sobre la lucha tecnológica. Muchas chicas tienen dos móviles para evitar ser espiadas. «La violencia es ahora más difícil de controlar», se lamenta.
Sita Méndez. Femiastur, 56 años. Avilés
«Por una igualdad real y sin postureo» es su deseo. Incide en que hay «mucha falsedad» por parte de la sociedad, y que existen «mentalidades muy machistas». Se lamenta de que muchas mujeres no se atreven a mostrarse como son y lo que sufren.
Elena Alarcón. Periodista, 44 años. Avilés
«Los medios tienen gran responsabilidad en la lucha contra la violencia de género y la concienciación: cuenta todo lo que dices, cómo y donde», asegura. «Se ha avanzado mucho en el tratamiento, pero hay un peligro: legitimizar determinados discursos».
Por su parte, la abogada gijonesa Ana Alonso insiste en que la violencia de género «no es un problema mío, ni tuyo ni de ella: es un problema social y como tal debemos dejar de justificar determinadas actuaciones y no poner en duda los testimonios de las mujeres que sufren violencia de género». Considera que la ley integral «ha ayudado a una mejor comprensión de este problema social». También abogada es Sonia de la Paz, quien considera que «hay que tener muchísimo cuidado a la hora de legislar y también a la hora de decir que el sistema judicial y los jueces están fallando».
La lucha contra la violencia de género no debe ceñirse a una jornada, «sino que debe hacerse los 365 días del año», remarca Ana Hernández. Porque, como recuerda Sita–que pide «una igualdad real sin postureos»–, «existen aún mentalidades muy machistas y muchas mujeres que no se atreven a mostrarse como son y lo que sufren». Porque, dice Ángela Pumariega, «cualquiera de nosotras puede ser una víctima».
Los medios, indica la periodista Elena Alarcón, «tienen gran responsabilidad en la concienciación contra la violencia y de hecho ha habido grandes mejoras en el lenguaje y el tratamiento de estos casos», pero quedan peligros con los que lidiar, «como la legitimación de ciertos discursos».
Ana Alonso Bravo. Abogada, 54 años. Gijón
«La violencia de género no es un problema mío, tuyo o de ella, es un problema social», reivindica la abogada. Es por ello que como sociedad «debemos de dejar de justificar ciertas actuaciones» como poner en duda el testimonio de las víctimas.
Carmen Castillo Soria. Youtuber, 70 años. Sevilla
A sus 70 años, Carmen Castillo es 'youtuber' con un canal de cocina y directora de un coro y un grupo de teatro en Mar de Niebla. Señala que «todavía no hay libertad para las mujeres». No la habrá, dice, mientras «tengan miedo a hablar, a decir su opinión».
Marta Fernández. Periodista, 25. Gijón
«Debemos pasar esta fase de que las mujeres son unas histéricas y unas locas», sentencia. «Es tiempo de que, cuando una mujer denuncia que siente acoso y siente que la están tratando mal, las escuchemos, las ayudemos y no las acusemos».
Rebeca Fernández Alonso. Profesora, 46. Avilés
«Está habiendo un retroceso en nuestros jóvenes: por cada avance que hemos hecho las mujeres hay una reacción en contra pero que se expresa con mucha virulencia», condena Rebeca Fernández, docente en Secundaria. «Las bases se sientan en el aula».
Se ha avanzado mucho. Mujeres como Carmen Castillo así lo han atestiguado. Pero mientras existan motivos para la denuncia, «el miedo a hablar, a dar una opinión, mientras no se crea a quienes denuncian», señala, no habrá libertad.
Por ello, el 25-N es un día «crucial para todas». Para «alzar nuestra voz sin ningún tipo de bache», recalca Carmen Baizán, que apunta también que este «es un trabajo de todos, no solo nuestro como mujeres». «Hay que resolver los problemas ya, y hacerlo juntas, pero es importantísimo involucrar a los jóvenes y también a los hombres en esta lucha», conviene María Cruz Cuevas.
Hoy es un día para, unidas, «mostrar que queremos que nuestros derechos sean losmismos que los de los hombres», insta Camilla Nardiello. Marileny Torres desea que «todas las mujeres de cualquier extracto social hagan valer sus derechos en la sociedad y que cada día sea mayor el respeto hacia ellas y cualquier actividad que puedan realizar. «Si estamos todas unidas podremos defendernos y denunciar cualquier cosa incorrecta», afirma Marta Fermín.
Ellas, ellos, todos, saldrán hoy a la calle para hacer oír los mensajes que plasmaron en EL COMERCIO. Notas para que la sociedad no olvide su papel en la lucha contra esta lacra, como «eduquemos para el buen amor», «las niñas no son débiles» o «tu silencio te hace cómplice». Avisos para las víctimas, para que no se les olvide el «hermana, yo si te creo» ni el «nunca estarás sola». 25 mujeres, 25 voces, 25 gritos «para que el mundo sepa lo fuertes que somos».
Charo Blanco. Educadora social, 52. Gijón
«Me preocupan muchas cosas, pero lo que más, que nos arrebaten lo que habíamos conseguido sobre el papel: no dejemos que pase», insta esta educadora social y presidenta de la asociació vecinal de Moreda, que pide «dotación económica» para las leyes.
María Cruz Cuevas. Enfermera, 66. Piloña
«Estamos viviendo un momento crucial en lo relativo a derechos de mujeres y prevención de la violencia contra ellas», recuerda. «Lo importante es resolver los problemas ya y hacerlo juntas, pero, matiza, es necesario «involucrar a los hombres y a los jóvenes».
Cheres Quintín. Jubilada, 78. Candás
«Me preocupan las que pasan por este calvario y no son capaces de denunciar por vergüenza y temor», protesta Cheres Quintín. Y señala: «A la primera situación hay que pararlo y aprovechar el teléfono 016: que nadie se quedemudo y menos ellas, ¡que griten!».
EN ESTA INFORMACIÓN HAN COLABORADO ANA RANERA, LUCÍA LÓPEZ Y SUSANA D. TEJEDOR
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