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R. MUÑIZ
Martes, 13 de junio 2017, 01:59
Para cumplir con su pacto de investidura con IU, el Gobierno de Javier Fernández presentó en noviembre un estudio de alternativas a la incineradora. El borrador propone cinco soluciones distintas, con costes de inversión de entre 65 y 92 millones, que solventarían la gestión de los residuos sin levantar el horno por el cual los socialistas vienen peleando desde hace quince años. Tras la alegría por la rectificación, los críticos de la incineración analizaron el documento, encontrando en él aspectos que también censuran.
Julio de 2015.
El TSJA tumba el plan de residuos, que preveía una incineradora. Meses después pacta con IU no recurrir y presentar una alternativa a la incineradora.
Marzo de 2016.
El Principado aprueba un plan para ampliar el vertedero, y tramita un estudio de alternativas al horno.
Noviembre.
El estudio de alternativas sale a consulta pública.
Son 31 los ayuntamientos, partidos, grupos, empresas, vecinos y sindicatos los que han emitido observaciones contra la propuesta actual. IU, la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies o el grupo de ornitología Mavea, entre ellos. La coalición exige que el documento, que se tramita como una revisión del plan vigente, elimine toda referencia a la incineradora y no la cite ni como tecnología a descartar. La Coordinadora Ecoloxista entiende que el borrador «carece de rigor alguno» y recrimina que en lugar de quemar la basura en una incineradora se plantee hacerlo en cementeras. Mavea por su parte recuerda que el plan de residuos está impugnado ante el TSJA y estima más prudente no revisarlo hasta que los magistrados aclaren si es legal.
En el ámbito municipal la propuesta también despierta dudas. Avilés, por ejemplo, considera que se funda en una hipótesis «injustificadamente optimista», la de creer que como los asturianos producen menos residuos en los últimos años por culpa de la crisis, seguirán haciéndolo en lo venidero, hasta reducir un 8,3% la basura depositada en 2020. «Los datos de recogida de este ayuntamiento demuestran que la tendencia ha cambiado», sostiene la corporación.
Los técnicos avilesinos se sorprenden de que el nuevo plan se asiente en la idea de que ciudadanos y comercios serán capaces en pocos años de revolucionar sus hábitos. Si en 2015 echaban a reciclar el 3,8% de los biorresiduos, el borrador autonómico confía en alcanzar el 59,5% cinco años después. «Este incremento es totalmente utópico» vistos los últimos intentos, indica la alegación. Como alternativa, recuerda que un estudio de la Federación de Municipios de España sugirió otro camino para cumplir con los mandatos europeos. En vez de convencer a la ciudadanía para que arroje de forma separada las sobras de la comida en un contenedor marrón (algo costoso de gestionar), propone invertir en que incremente la tasa de reciclaje en el resto de materias (papel, vidrio y envases) y dejar la recogida de biorresiduos solo para restaurantes, comercios y mercados de abastos.
Un reciclaje «irrisorio»
Si Avilés lamenta que todas las obligaciones recaigan en ciudadanos y ayuntamientos, Emulsa solicita que se estudie cuánto subirá el recibo. A los vecinos del vertedero les inquieta que las alternativas a la incineración exigen nuevos basureros. Carreño lamenta el «significativo impacto ambiental» que ya tiene la ampliación en altura del vertedero central. Las asociaciones vecinales de Serín, Ambás y Tamón censuran que el material reciclado es «irrisorio» y un ganadero de la zona reclama aclarar la contaminación que pueden afectar a sus vacas y su transmisión a la cadena de alimentación.
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