Multitudinario adiós a Gonzalo en Villarcayo

Villarcayo ha despedido este lunes a Gonzalo, el niño de 11 años que murió el sábado tras sufrir un gravísimo accidente en el circuito Fernando Alonso en Asturias. Cientos de personas han abarrotado la parroquia Santa Marina del municipio burgalés para despedir al pequeño que falleció tras volcar su kart en una curva de la pista. La masiva asistencia ha obligado a muchos vecinos a seguir desde fuera la misa, que ha comenzado a las 17.30 horas y ha sido oficiada por Juan Miguel, un joven párroco de la localidad. «Nunca he visto nada así, era imposible entrar a la iglesia», contaban.

Tristeza, emoción y lágrimas por un adiós demasiado temprano. Todo el municipio ha querido acompañar en su dolor a Meritxell y Fernando, sus padres, y a Mateo, su hermano pequeño. La familia, que ha donado los órganos del niño, ha pedido a los vecinos que el dinero que tenían pensado gastar en flores vaya a parar a la Asociación de Diabéticos de Burgos, ya que el pequeño sufría esta enfermedad.

Las muestras de cariño hacia los seres queridos de Gonzalo comenzaban a las once de la mañana, cuando se ha abierto la sala del tanatorio para que sus vecinos y familiares pudieran despedirle. «He tenido que ir un par de veces, porque no se podía entrar de la cantidad de gente que había», afirmaba uno de los presentes.

Familia muy conocida en Villarcayo

La muerte de Gonzalo ha conmocionado Villarcayo, donde la familia es muy querida. Su padre, Fernando, que acompañaba el pequeño en el circuito cuando ocurrió el accidente, es hijo del conocido constructor de la localidad Javier Basurto. Su madre, Meritxell, administrativa en el Ayuntamiento del municipio, recibió la noticia del accidente en Madrid, donde se encontraba celebrando el cumpleaños de su hermana, que reside en la capital.

Las banderas del Ayuntamiento y el colegio Princesa de España, donde estudiaba Gonzalo, ondean a media asta y se ha decretado este lunes día de luto oficial. La festividad de Castilla y León, celebrada ayer domingo, quedó empañada por la trágica noticia. «La gente no hablaba de otra cosa, era el único tema de conversación», asegura una vecina.

«Era muy alegre y, cuando se bajaba del kart, su pasión era el fútbol», recordaba un compañero. De hecho, jugaba en el Villarcayo Nela, el equipo de su pueblo, que hoy ha guardado un minuto de silencio en todos los encuentros disputados en las diferentes categorías. El fútbol era una pasión que Gonzalo compartía con su tío, David Pereda, que entrena al Somorrostro y se encontraba en Bilbao celebrando el ascenso a Tercera División de su equipo cuando su sobrino sufrió el accidente.