Borrar
Los 13 de El Sidrón  ya se automedicaban

Los 13 de El Sidrón ya se automedicaban

Un estudio prueba que los neandertales asturianos comían un hongo que contenía penicilina y hojas de álamo, con ácido salicílico

AZAHARA VILLACORTA

Jueves, 9 de marzo 2017, 04:15

L a peligrosa costumbre de automedicarse contra la que alertan los profesionales sanitarios una y otra vez viene de antiguo. Tanto que, según un estudio en el que ha participado la Universidad de Oviedo, ya la practicaban los 13 de El Sidrón. Y es que, 49.000 años después de que vivieran allí, las bocas de los individuos hallados en la cueva piloñesa siguen dando mucho de qué hablar.

Así lo desvela esta investigación que acaba de ser publicada por la prestigiosa revista 'Nature', que prueba que los neandertales asturianos consumían el hongo Penicillium, un antibiótico natural, además de hojas de álamo, que contienen ácido salicílico, presente en las aspirinas de nuestra época.

A esas conclusiones han llegado los investigadores tras analizar restos fósiles neandertales encontrados en cinco yacimientos europeos (El Sidrón incluido) con un protocolo pionero de «excavación limpia» que minimizó el riesgo de contaminación con el ADN de los investigadores que trabajaban en la cueva con el de sus viejos moradores, que continúa aportando datos sobre su estilo de vida y su dieta.

Hasta ahora, por ejemplo, sabíamos -por los restos encontrados en sus maxilares- que los individuos de Piloña utilizaban el betún como pegamento para sus herramientas. O que eran omnívoros, ya que su alimentación incluía vegetales y carne, pero también pescados y mariscos. Y ahora, según explica el investigador de la Universidad de Oviedo Marco de la Rasilla, el análisis del material genético preservado en el cálculo dental (más conocido como sarro) ha permitido probar que los 13 de El Sidrón también comían otros manjares como setas y piñones, además de musgo y álamo.

Esos restos contrastan con los obtenidos en el individuo Spy II de Bélgica, ya que «en el sarro de sus dientes hay ADN de rinocerontes y muflones, además de que junto a sus restos se han encontrado fósiles de grandes herbívoros».

Así que, concluye De la Rasilla, «aquellos neandertales de la zona norte de Europa tenían huellas de un consumo más importante de carne y un poco menos importante de vegetales, mientras que en El Sidrón hay un mayor consumo vegetal y menor de carne, lo que demuestra que había una cierta adecuación al medio».

«Nos ha sorprendido no encontrar restos de carne en los neandertales asturianos, ya que se les considera predominantemente carnívoros. Sin embargo, hemos encontrado pruebas de que tenían una dieta variada que incluía gran variedad de plantas. Además, alguna de esas plantas podrían haber sido cocinadas para su consumo», señala el investigador del CSIC Antonio Rosas.

Y, mientras que de uno de los individuos piloñeses solo sabemos que era una mujer adulta y diestra, el otro es un «gran conocido» de los investigadores. Un varón que, según se apuntaba ya en estudios anteriores, tenía el insano hábito de retocar los filos de las herramientas de piedra con la boca (la usaba como una tercera mano), lo que le produjo desconchones en el esmalte y la dentina en los dientes superiores.

Pero ahora este estudio añade información única: «Tenemos pruebas de que este neandertal se medicaba. Hemos descubierto que el sarro conservado en sus dientes contenía secuencias del patógeno Enterocytozoon bieneusi que, en humanos, causa problemas gastrointestinales, incluidas fuertes diarreas. Además, gracias a un agujero en su mandíbula sabemos que tenía un absceso dental. Y ambos problemas debían producirle intensos dolores», detalla Rosas.

Pues bien, hoy también sabemos que contrarrestaba las infecciones y el sufrimiento con el hongo Penicillium, un antibiótico natural, y álamo, un árbol que contiene ácido salicílico, el ingrediente activo de la moderna aspirina.

No es, sin embargo, la primera noticia en este sentido, ya que los investigadores de El Sidrón ya habían participado en un estudio que ponía de manifiesto que los neandertales conocían las cualidades curativas y nutricionales de algunas plantas, ya que tomaban camomila y aquilea para, probablemente, suavizar las digestiones pesadas.

«No hay duda de que los neandertales se trataban los trastornos estomacales y también se demuestra una vez más que tenían un comprensión detallada de su entorno y eran capaces de utilizar las plantas de manera muy diversa», precisa Karen Hardy, investigadora ICREA en la Autónoma de Barcelona.

Pero eso no es todo, porque los científicos han analizado la microbiota bucal de los neandertales, «importante para conocer la salud de su portador». Y han concluido que los 13 de El Sidrón «tienen menos bacterias potencialmente patogénicas que nosotros», mientras que «en las poblaciones humanas actuales se ha visto una relación entre la microbiota oral y distintos trastornos, como problemas cardiovasculares, obesidad, psoriasis, asma, colitis y reflujo esofaríngeo», apunta el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox.

Además, el sarro de los individuos de la cueva piloñesa ha permitido también recuperar el genoma completo más antiguo de un microorganismo: la arquea Methanobrevibacter oralis, clasificada ya como subespecie neandertalensis.

Las cepas neandertales y humanas modernas parecen haber divergido hace entre 112.000 y 143.000 años, después de la separación de ambos linajes evolutivos. «Y hoy también sabemos que los sapiens se cruzaron en dos ocasiones con los neandertales que luego vivieron en la zona de Siberia, pero no con los de Asturias. Si hubo transferencia de microbiota entre los antepasados de los neandertales asturianos y sapiens, tal vez existió un cruce de ambos linajes que aún no hemos identificado». Grandes secretos que aún nos depara El Sidrón.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Los 13 de El Sidrón ya se automedicaban