La épica del chef

José Andrés encarna el patrón reflejado hace ocho décadas por James Truslow Adams en 'La épica de América', para acuñar el triunfo que con esfuerzo y determinación se puede llegar alcanzar en Estados Unidos a partir de la libertad y de la igualdad de oportunidades. Trabajo, suerte y ambición son las claves que llevaron a este asturiano universal a conquistar el éxito, pero sólo con estos tres ingredientes no se logra la cota de influencia y popularidad a la que llegó en un país donde el referente local puede convertir a su protagonista en líder planetario. José Andres maneja el don de gentes como nadie, tiene una capacidad de comunicación excepcional, una tremenda habilidad para los negocios y una creatividad deslumbrante. Resulta difícil conjugar todos esos aspectos en una sola persona y que además derroche tanta generosidad. La cocina de la vida ha definido su trayectoria, como reconoció este gran maestro del fogón hace dos años, poco después de ganar la ciudadanía estadounidense, cuando fue el encargado de cerrar la ceremonia de graduación de la Universidad George Washington, desde un escenario frente al Capitolio ante 25.000 universitarios.

Se ha escrito mucho sobre la aportación gastronómica de aquel adolescente que salió de Mieres, se formó con Ferrán Adriá, cruzó el charco, llevó el jamón y el cabrales a Norteamérica, creó un exitoso grupo de restauración, introdujo su cocina en la Casa Blanca y se convirtió en una de las personalidades más influyentes de la tierra. Pero a mí me gustaría destacar otra faceta de José Andrés no menos conocida, pero sí de gran trascendencia. La preocupación por la gente que no sabe qué va a comer mañana, o mejor dicho, que no sabe siquiera si va a comer. Su labor más filantrópica, dirigida a combatir el hambre y la pobreza, a cambiar la vida de las personas mediante la alimentación y la cocina. Una tarea épica, desde luego, mayor que el sueño americano que describió Truslow. El chef quiere, de esta manera, hacer un mundo más grande. José Andrés lo que hace es una Asturias mayúscula.