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¿Racistas los Conguitos?

¿Racistas los Conguitos?

Un galés descubre en un supermercado de Avilés el ‘snack’ de chocolate y lo hace viral

Azahara Villacorta

Viernes, 20 de enero 2017, 04:01

Cuando el galés Joao Morais entró en un supermercado de Avilés y desenfundó el móvil dispuesto a fotografiar cervezas y bricks de tintorro para demostrarles a sus amigos lo barato que es pillarse una buena curda por estas tierras astures, un envase anaranjado llamó poderosamente su atención:había descubierto que existían los Conguitos. Así que, inmediatamente, hizo una foto a una bolsa del popular producto creado en 1963 y hoy comercializado por Lacasa y lanzó al mundo un tuit que pronto se volvió viral: «¿Qué demonios...? Hay una extraña marca racista de chocolates en España llamada pequeños congoleños».

Víctima de un auténtico «shock» el que le produjo «ver a la raza negra representada de esa manera», con el color de su piel asociado al chocolate que recubre el cacahuete y esos labios rojos totalmente desproporcionados, Morais (un doctorando en Escritura Creativa que había viajado a Asturias para visitar a su hermana, estudiante de español) obtuvo cientos de reacciones que le animaban a seguir buceando en el racismo que, según algunos, aún pervive en España.

Como la de ese internauta que le recordaba que en este país «el producto más popular para echar a la leche se llama Cola-cao», en cuyo envase «puedes ver a esclavos acarreando cacao» o, si se quiere ser más políticamente correctos, «negritos del África tropical». Ola de otro que le informaba de que «en España tenemos tres Santa Claus, llamados los tres Reyes Magos, y uno es negro, aunque nosotros simplemente cogemos a un blanco y lo pintamos».

Pero la cosa no se quedó ahí porque, al salir del súper, se dio de bruces con una farmacia que aprovechaba la imagen del hoy expresidente de Estados Unidos para promocionar sus ofertas de Black Friday. «Fue otra cosa que me hizo enarcar las cejas: usar a Obama para publicitar el Black Friday porque, ya sabes... es negro. Un anuncio como ese habría ocupado portadas en el Reino Unido y, probablemente, había terminado censurado por las autoridades», explica.

Así, de descubrimiento en descubrimiento, todavía tuvo fuerzas para fotografiarse con la estatua ovetense de Woody Allen, hacer botellón o proseguir su tour por el Alimerka, donde le esperaban nuevos hallazgos fascinantes, que también fue tuiteando.

Por ejemplo, unas gominolas presuntamente destinadas al público infantil con sabor a bebidas alcohólicas (piña colada, sin ir más lejos) o el bote de Colón, sobre el que se preguntó por qué alguien llamaría colon a un detergente y por qué querrían sus fabricantes rendir tributo a una de las partes menos nobles del cuerpo. Opor qué tenemos un papel de cocina llamado papel de culo ( en referencia a la marca asso).

De nuevo, otra avalancha de tuiteros se apresuró a hablarle de nuevas posibilidades como comer conservas Potorro o usar Chilly (Picante) en lo más intimo. Por no hablar de los Chochitos como postre o del licor Hijoputa. Y, ya al llegar a Gijón, se quedó fascinado con la sidrería Cheff Fidel, donde comentó:«Sabía que la muerte (de Castro)ha sido una conspiración de la CIA. En la actualidad, se ha mudado a Gijón y es restaurador».

Joao ha explicado ya que solo le mueven las ganas de reírse hasta de su sombra. Un humor que, por lo general, ha sido bien acogido en esta «Spain» tan «different» en el que la lanza que blandían inicialmente los Conguitos fue sustituida por un pulgar levantado para quitarle hierro a los aborígenes.

Morais no entiende nada:«Mi móvil se ha vuelto loco. Los españoles no paran de retuiteame. Mi madre se cree que soy un camello».

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