Secciones
Servicios
Destacamos
efe
Sábado, 5 de noviembre 2016, 18:22
El consejero de Educación y Cultura, Genaro Alonso, ha abogado hoy por extremar "las medidas de salvaguarda" con el arte rupestre paleolítico asturiano incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, lo que supone "todo un reto" que obliga a administrar "de manera eficaz y responsable" los bienes.
Durante una visita a la cueva de La Peña, en Candamo, Alonso ha recordado que la Unesco acordó en 2008 la inclusión en dicha lista de cinco cuevas asturianas Tito Bustillo (Ribadesella), El Pindal (Ribadedeva), Llonín (Peñamellera Alta), Covaciella (Cabrales) y La Peña de Candamo).
El consejero ha resaltado la importancia de esta declaración, junto con la del Prerrománico asturiano y la del Camino de Santiago, que configuran, según ha destacado, "un conjunto de bienes patrimoniales de significación universal"
Respecto a la cueva de Candamo, ha asegurado que se trata "de un bien cultural de primer orden, que a su gran calidad artística une su naturaleza de testimonio excepcional de la historia de la civilización".
El consejero también ha visitado el Centro de Interpretación de Candamo, que surgió como complemento para una cueva cuyas delicadas características de conservación obligan a establecer un acceso de visitantes y a un calendario de visitas restringidos.
La caverna, debido a las restricciones en su acceso, mantiene una cifra regular de visitas y la leve variación que suele producirse de un año a otro se debe a que cambia el número de días de apertura en Semana Santa de forma que en la última década han accedido 25.945 personas y 26.782 han visitado el centro de interpretación.
La cueva de Candamo es la más importante del Nalón Medio, y uno de los dos santuarios asturianos del arte rupestre, junto con Tito Bustillo, y ha superado los problemas de conservación que registraba históricamente.
Fue descubierta e investigada de forma científica ya en 1914 por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas y en la década de los años 50 del pasado siglo, Francisco Jordá realizó excavaciones en la antigua entrada y Magín Berenguer dibujó su contenido artístico.
Los daños y afecciones provocados por las visitas llevaron a un deterioro tan considerable que obligó al cierre de la cueva en 1980 durante más de una década, etapa en la que se realizaron trabajos de conservación y recuperación del equilibrio natural de las condiciones ambientales para poder permitir de nuevo la visita pública, aunque muy restringida, a finales del siglo pasado.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.