LUIS ENRIQUE GONZÁLEZ
Jueves, 18 de agosto 2016, 02:05
El 'Creoula' llegó ayer a puerto después de tres días de navegación atravesando el mar Cantábrico de oeste a este. Tras una noche de espera frente a la costa vizcaína, el buque-escuela de la marina portuguesa comenzó a remontar la ría de Bilbao escoltado por una patrullera de la Guardia Civil. La maniobra de atraque concluyó en torno a las diez de la mañana, y ponía punto y seguido a este primer tramo del curso de la Universidad Itinerante del Mar, que partió el pasado domingo de La Coruña y llegará el próximo a Avilés, previa escala en Santander.
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Durante estos días de navegación los 'instruendos' se han ido familiarizando con las labores cotidianas del barco, como la limpieza general, la cocina, el puente de mando o las posiciones de timonel y vigía. También con los trabajos específicos de un velero como el 'Creoula'. El izado y recogida de las velas «es siempre un momento especial», constata el comandante Carvalho da Silva. Mientras tanto, en la cubierta se sucedían las 'palestras', clases magistrales de materias tan diversas como la geografía, la medicina, la biología marina, el lenguaje audiovisual o la historia.
Pero en un barco también hay tiempo para el recreo y compartir experiencias cara a cara. La participación de personas de muy diferente edad y procedencia enriquece las conversaciones, en las que el encuentro del español y portugués cada vez se hace menos difícil. El buen tiempo acompañó en la mayoría del trayecto salvo algunos bancos de niebla y eso fomentaba los encuentros en cubierta.
Difícil maniobra
La llegada a Bilbao, la primera para el 'Creoula', estuvo marcada por la dificultad de la maniobra, con escaso margen de calado y la marea muy baja. También por la nostalgia del pasado marinero de la ría del Nervión, convertida en potente polo industrial durante el siglo XX y ahora transformada en centro de atracción cultural y turístico. El director del Museo Marítimo Ría de Bilbao, Jon Ruigómez, destacaba ante la tripulación la importancia del origen portuario de la ciudad y la reconversión de los últimos 30 años para sacar el puerto hacia el mar manteniendo la actividad naval, siderúrgica, comercial y añadiendo el tráfico de grandes cruceros o las visitas de estos buques-escuela. Aspectos estos que dan sentido a la conservación del viejo puerto y contribuyen a mantener el «aroma marinero», como señalaba el excapitán de puerto y asesor del museo marítimo de Bilbao, Jon Anasagasti.
El capitán recibía abordo también al teniente de alcalde de Bilbao, Ricardo Barkala, y al cónsul de Portugal en Bilbao, José Manuel Lomba, con quien intercambió regalos y metopas. Como siempre, la cubierta estuvo abierta al público hasta la tarde.
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