Ejemplares del cercado del lobo de Belmonte.

Cantabria premiará a los ganaderos que ayuden a proteger al lobo

El Gobierno cántabro aprueba un nuevo Plan de Gestión de la especie que prevé «pagos por servicios ambientales» para las explotaciones que contribuyan al mantenimiento de la fauna salvaje

Isabel Gómez

Jueves, 18 de agosto 2016, 13:13

Sustituir un modelo de gestión que no satisface a ninguno de los sectores implicados por otro que concilie los intereses encontrados de ganaderos, cazadores, conservacionistas y administración. Es la filosofía del nuevo Plan de Gestión del Lobo de Cantabria, un documento que acaba con la consideración cinegética de la especie y establece una serie de medidas para conciliar la conservación de los cánidos con la práctica ganadera.

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Algunas de las directrices fijadas por el Gobierno cántabro en el documento que acaba de salir a información pública parecen un calco de las recogidas en el Plan de Gestión del Lobo aprobado en Asturias el año pasado. Por ejemplo, al igual que en el Principado, se prevén ayudas para incorporar técnicas de manejo de ganado que minimicen los daños del lobo, como la colocación de vallas protectoras en las zonas de pasto o el uso de mastines para la vigilancia y control del ganado. Sin embargo, el gobierno cántabro da un paso más y compromete la puesta en marcha de un pago por servicios ambientales para las explotaciones de ganadería extensiva que contribuyan con su mantenimiento a la conservación de los hábitats y de las especies de fauna silvestres y, singularmente, a la conservación del lobo.

Estas ayudas directas serán independientes de otro tipo de subvenciones y, según recoge el documento, estarán supeditadas a la aplicación de buenas prácticas ganaderas y la adopción de medidas preventivas de los ataques del lobo.

El nuevo Plan de Gestión del Lobo de Cantabria también contempla el pago de indemnizaciones por los daños sufridos por la cabaña ganadera. Al sacar al lobo del catálogo de especies cinegéticas de la región, el Gobierno autonómico asume el coste de las pérdidas que registren las explotaciones que, según los datos que maneja, apenas superan las 300 cabezas anuales, muy lejos de los 3.000 animales perdidos que se cuentan en el Principado. Eso sí, en ningún caso, según consta en los planes de gestión de ambas comunidades, se alcanza el 1% del ganado censado.

Lo que aún no se puede comparar es la cuantía de las indemnizaciones. El Gobierno cántabro se da un plazo máximo de tres meses desde la entrada en vigor del Plan de Gestión para publicar el baremo de compensación por la pérdida de ejemplares de las distintas especies ganaderas. Estas cantidades, añade el texto, podrán ser incrementadas anualmente en la cantidad equivalente al IPC del año anterior o revisada en función de los precios del mercado ganadero.

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Al margen de las ayudas y compensaciones previstas para facilitar la convivencia entre el lobo y el ganado, el texto cántabro contempla otras medidas de gestión muy similares a las que se desarrollan en Asturias. Así, por ejemplo, se estipula que el control de las poblaciones de cánidos pase a manos exclusivas del personal de la administración (salvo situaciones excepcionales), que llevará a cabo las labores de control fundamentalmente mediante abatimientos por arma de fuego. También se anuncia el desarrollo de programas de sensibilización y promoción turística de la especie, ya que poner en valor el interés turístico y patrimonial del lobo debería contribuir al aumento de la tolerancia y a la mejora de su valoración social, sobre todo en el medio rural. Esta idea es la que en Asturias ha dado vida a equipamientos como la Casa del Lobo y el cercado de Belmonte, donde se conservan dos ejemplares en régimen de semilibertad.

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