El agua más pura de Asturias

El Gobierno declara Reserva Natural Fluvial seis tramos de ríos del Principado que se conservan libres de afecciones humanas y en buen estado ecológico

Isabel Gómez

Sábado, 26 de marzo 2016, 16:32

Las cabeceras de los ríos Ponga, Cibea y Somiedo y el nacimiento del río Naviego; también el tramo medio del Agüeira y el Porcía, a lo largo de sus más de 50 kilómetros de curso. Son los ecosistemas fluviales más puros de Asturias. Por eso, el Gobierno los ha incluido entre las 82 primeras Reservas Naturales Fluviales de España.

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Sin aplicación oficial hasta ahora, se trata de una figura prevista en el Plan Hidrológico Nacional del año 2001 para preservar sin alteraciones aquellos tramos de ríos con escasa o nula intervención humana, según recoge el acuerdo del Consejo de Ministros por el que se dio esta calificación a 1.755,23 kilómetros de ríos en todo el país. En el Principado, esta declaración, que evidencia el buen estado de las aguas, la óptima conservación de la vegetación de ribera y la ausencia de agresivas alteraciones humanas en los entornos fluviales, abarca unos 145 kilómetros de cauces localizados dentro de espacios protegidos o en sus límites, lo que acrecienta su valor medioambiental.

La única de estas reservas naturales fluviales que se encuentra en la zona oriental del Principado es la denominada cabecera del río Ponga. Se extiende por 16,5 kilómetros, afecta a los ríos Ponga y Taranes y es un ejemplo representativo de los ríos cántabro-atlánticos calcáreos de la demarcación del Cantábrico Occidental. Así consta en la memoria justificativa del acuerdo, en la que se detalla que el río, confinado y recto en su mayor parte, discurre por desfiladeros modelados sobre calizas. También, que el bosque atlántico que compone su vegetación de ribera presenta un buen estado de conservación, hasta el punto de ser hábitat de algunas especies protegidas.

La de mayor extensión, por su parte, es la reserva del río Porcía. Con 51,6 kilómetros, abarca desde su nacimiento, en la Sierra de la Bobia, a la desembocadura, en la playa franquina de Porcía, e incluye los arroyos de Folgueira y Cerdedo y los ríos Cabo y Mazo. Se trata de un ejemplo singular y especialmente representativo de los ríos costeros cántabro-atlánticos del Principado y su curso se presenta sinuoso, con alternancia de rápidos, remansos y tablas. Sus características naturales, continúa el informe, se conservan ampliamente, a pesar de ser fuente de aprovechamientos urbanos, forestales y eléctricos, y la vegetación de ribera presenta un buen estado de conservación. En definitiva -concluye la memoria-, se considera que el río Porcía ofrece una importante representatividad, destacando la amplia gama de parajes fluviales que muestra desde su nacimiento hasta su desembocadura, manteniendo considerables niveles de naturalidad, lo que le hace merecedor de ser declarado Reserva Natural Fluvial.

Cabecera del río Somiedo y río Saliencia es el nombre de la segunda reserva fluvial de Asturias en extensión. Abarca cerca de 35 kilómetros y los cauces Somiedo, Valle, Saliencia y el arroyo Aguino. Respecto a estas corrientes, que transcurren confinadas a lo largo de estrechos valles y gargantas, los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente destacan que se trata de un ejemplo singular y especialmente representativo de los ríos de montaña húmeda silícea del Principado y que sus procesos naturales presentan escasa alteración, favorecidos por las actividades tradicionales de la cuenca.

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El tramo medio del río Agüeira, también en la zona occidental de Asturias, ha sido incluido entre las seis reservas fluviales de Asturias como ejemplo singular y representativo de los pequeños ejes fluviales cántabro-atlánticos silíceos de la demarcación del Cantábrico Occidental (que incluye también parte de Galicia y Cantabria). Confinado en un valle estrecho, modelado sobre pizarras y areniscas, destaca, sobre todo, porque mantiene su estado natural a lo largo de los 21,5 kilómetros protegidos y, a pesar de algunos usos puntuales, sus características naturales se mantienen prácticamente inalteradas.

La reserva que llevará el nombre de cabecera del río Cibea y Arroyo de la Serratina, por su parte, tiene una extensión de 10,6 kilómetros y, como el río Somiedo, es un ejemplo singular y especialmente representativo de los ríos de montaña húmeda silícea del Principado. El cauce discurre por por gargantas modeladas sobre pizarras y areniscas en la parte de la cabecera, dando paso a una estrecha llanura de inundación en los tramos más bajos. El bosque mixto atlántico de la ribera se combina con áreas transformadas por los usos tradicionales hasta el punto de que la declaración de Reserva Natural Fluvial se sustenta en que este enclave es un ejemplo notable de aprovechamiento tradicional sostenible, ofreciendo una importante representatividad y manteniendo en gran medida su estado natural.

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La reserva fluvial más pequeña de las seis declaradas en Asturias es la del nacimiento del río Naviego. Sus 9,6 kilómetros de extensión, que afectan al río Molino, son representativos de los ríos de montaña húmeda silícea del Principado. Confinado en una garganta encajada por abruptos resaltes cuarcíticos en la parte de la cabecera, se trata de un río que presenta bajos niveles de impacto derivados de las actividades tradicionales existentes dentro de su cuenca y, sobre todo en la zona alta la vegetación de ribera presenta un alto grado de conservación.

A estas 82 primeras reservas fluviales podrían sumarse otras en un corto periodo de tiempo. Y es que en los planes hidrológicos de las diferentes cuencas ya están identificados 135 espacios fluviales que no han sido alterados por acciones humanas y está previsto asegurar su conservación con la concesión de la máxima figura de protección. Además de garantizar los ecosistemas fluviales más puros de España, mediante esta declaración se materializará una verdadera red de corredores biológicos de índole fluvial, capaces de vertebrar los espacios protegidos en la actualidad.

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Entre esas reservas podrían encontrarse algunos de los puntos identificados en la propuesta que realizó el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas en 2008 para la elaboración de un Catálogo Nacional de Reservas Fluviales. Serían tramos de los ríos Barayo, Deva, Esva, Muniellos, Nueva o Purón.

Ese informe apuesta también por la creación de una figura denominada Paisajes Fluviales Protegidos o Ríos Escénicos. En este caso, se pone el acento sobre tramos de ríos con signos de alteración por parte del hombre, lo que les imposibilita para su inclusión en la lista de Reservas Fluviales, pero que cuentan con valores paisajísticos, socio-ambientales, recreativos y culturales que requieren una protección urgente a fin de garantizar su conservación para generaciones futuras. En este epígrafe, la propuesta señala tramos de las corrientes Alba, Caleao, Deva, Esva, Nalón, Navia o el río Negro.

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