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«En Asturias los incendios casi nunca empiezan por causas meteorológicas»

«En Asturias los incendios casi nunca empiezan por causas meteorológicas»

Rodríguez-Vigil reclama ceder el protagonismo de la extinción a las cooperativas y brigadas: «Es a ellos a los que hay que dotar de medios»

Ramón Muñiz

Martes, 22 de diciembre 2015, 02:11

Poca gente sabe más del fuego que el experto del Indurot Miguel Ángel Alvarez y el expresidente del Principado Juan Luis Rodríguez-Vigil. El primero tiene publicados varios análisis sobre el impacto de los incendios forestales en los concejos de la región durante las últimas décadas y es asesor habitual del Principado en la materia. Los trabajos del doctor en Biología de la Universidad de Oviedo concluyen que en Asturias «casi nunca las llamas comienzan por causas meteorológicas, como un rayo; el problema suele originarse en esa mano que prende una chispa».

Álvarez se muestra cauto sobre lo sucedido este fin de semana pero razona que «con el viento que hubo, es fácil que las ascuas de un foco volaran varios cientos de metros hasta provocar nuevos frentes». El profesor titular jubilado de Ecología aprecia que la 'zona cero' de la catástrofe, que incluye los concejos de Boal y El Franco, «ha sido protagonista de mucha inversión en eucaliptos, coníferas y pinares, especies de alto valor económico que no es frecuente que sufran incendios, pero en condiciones meteorológicas adversas, tienen una alta probabilidad de facilitar que la extensión del fuego sea muy rápida».

El catedrático expone que «es relativamente frecuente» la coincidencia de 100 focos, en parte porque «quien tiene previsto hacer una quema, si ve humo en un monte cercano, aprovecha para hacer la suya». Tampoco resulta raro que las llamas devoren los montes en diciembre. «El despliegue que existe de los bomberos sobre el territorio es capaz de controlar de una manera razonable 20 o 30 incendios distintos, que son un volumen apreciable, pero cuando ese número se multiplica, con viento sur, es casi imposible atajarlos», apunta. Esta combinación de ráfagas de calor y múltiples focos «constituye el gran problema en la gestión de incendios del Principado», considera.

Más crítica es la visión de Juan Luis Rodríguez-Vigil, quien precisamente abordó la cuestión en una reciente conferencia ofrecida en el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea): «Está comprobado que los incendios forestales no se arreglan con bomberos; este tipo de profesional funciona muy bien en el fuego urbano, pero la extinción en el medio rural exige un cambio radical de gestión».

El vocal del Consejo Consultivo apuesta por confiar la respuesta a las llamas a las cooperativas y las brigadas. «Es a ellos a los que hay que dotar de medios y autobombas, son los que conocen los riscos, las veredas, el territorio; el papel del bombero profesional ahí debe ser el de coordinarles», propone. A juicio de Rodríguez-Vigil la política actual «adolece de corporativismo» y se centra en destinar los recursos a ampliar el cuerpo de bomberos, «cuando así lo que se hace es perder eficacia, pues no se usa ese dinero en lo que haría falta».

Para Rodríguez-Vigil es urgente repensar la respuesta de los incendios pero más aún «trabajar en la prevención, lo que exige otra gestión forestal». En su conferencia en el Ridea el expresidente instó a devolver la gestión de los montes comunales a los ayuntamientos. Las políticas dictadas desde el Principado se basan en la creencia de que quien habita en los montes «deberían ser bucólicos, pero callados y sumisos guardianes», afeó.

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