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David Robles, en Cancienes, el cuartel donde encontró la cinta clave en la investigación del tráfico de explosivos previo al 11-M.
«En cuanto escuché la cinta supe que tenía una prueba muy bestia para haber evitado el 11-M»

«En cuanto escuché la cinta supe que tenía una prueba muy bestia para haber evitado el 11-M»

Once años después de los atentados y ya retirado de la Guardia Civil, el agente David Robles sale a la luz y narra a EL COMERCIO lo sucedido con la casete que probó el tráfico de explosivos en Asturias previo a los atentados del 11-M

Leticia Álvarez

Domingo, 6 de diciembre 2015, 08:15

El 15 de octubre de 2004, el agente de la Guardia Civil David Robles puso en marcha su grabadora con una vieja cinta que había encontrado un año antes en el suelo, en el patio del cuartel y a la que nunca dio importancia. La cinta empieza a rodar: «Hola, soy Campillo de Información». Y después las palabras «striptease» «Horóscopo», «bombas con móviles», «mil kilos de explosivos»... No le hizo falta escuchar más, «tenía en las manos la prueba más clara de que antes de los atentados del 11-M se sabía de la intención de vender explosivos en Asturias». Su mundo se derrumbó, porque hasta ese momento todos los mandos de la Benemérita habían negado la existencia de estos precedentes en la comisión de investigación de los atentados. «Supe desde el principio que aquello era material sensible». Y lo fue: «Fui coaccionado, interrogado y tratado como un acusado». Hoy, once años después de aquel hallazgo y ya jubilado, David Robles Ramos (Avilés, 1973) cuenta por primera vez lo mucho que su vida se complicó tras revelarse el contenido de una cinta que dejó en evidencia el fracaso de las investigaciones sobre explosivos en Asturias antes del 11-M. «Ya no soy guardia civil, y ahora quiero hablar».

-Retirado de la Guardia Civil después de 25 años, ¿por qué ha obtenido la jubilación?

-Tengo una limitación física desde el año 2000. En una intervención en Ribadesella, un conductor con el coche mal aparcado me agredió y me partió la rodilla contra un bordillo. Hubo bofetadas para todos. Nunca pensé en explotar esta lesión, pero tras la cinta no me quedó más remedio. O me retiraban o me iban a expedientar o echar. ¿Quién sabe?

-¿Qué pasó tras el hallazgo de la cinta?

-Todo cambió. Hay mandos que no volvieron a saludarme. Recuerdo un día en que tuvimos una comida de mandos de distintos puestos, yo fui en sustitución de mi sargento, que estaba fuera, y nadie se sentó a mi lado. A partir de ahí noté que el ambiente era raro y me hicieron el vacío siempre. «Le jodiste la vida a Bolinaga», me dijo alguno. «Se la jodió él solo», contesté.

-¿Cómo encontró la cinta?

-Fue unos meses antes del 11-M, creo que más o menos a finales de 2003. Estaba en el suelo, en el patio, mojada y había algo escrito: Castillo, leí yo; luego supe que ponía Campillo. Pregunté a mis compañeros si era de alguien. Dijeron que no. Y la guardé. Era una casete vulgar, no había nada en ella que hiciera pensar que su contenido sería material sensible. Yo tengo otras similares, son las que usamos los guardias habitualmente para hacer grabaciones...

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