No fue hasta la última década del pasado siglo cuando tuve la oportunidad de trabajar de manera estrecha y continuada con Martín González del Valle en la entonces Hidroeléctrica del Cantábrico, en una relación que se mantuvo es cierto que con distinta intensidad por el peso de los años hasta el día de hoy.

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Fui testigo, por tanto, de su gran inteligencia, capacidad estratégica y dedicación a la que siempre considero su empresa, por más que sus inquietudes le llevaran a participar también en otras iniciativas económicas e industriales.

Sumaba a ello una curiosidad casi universal que se traducía en una cultura excepcional en la que la historia ocupó siempre un lugar muy destacado y sabía ejercer como muy pocos el arte de cultivar la amistad.

Agente activo de la economía asturiana durante décadas, su personalidad en el sector eléctrico trascendió con mucho los límites regionales para alcanzar el unánime reconocimiento que solo está al alcance de muy pocos.

Su pronunciada sensibilidad cultural y social encontró también perfecto acomodo durante los últimos años de su vida en el ejercicio de la presidencia efectiva de nuestra Fundación, desde donde impulso numerosas iniciativas en muy diversos campos.

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Tampoco puedo olvidar como su acentuado sentido institucional constituyó siempre un cauce de extrema utilidad en los cambios accionariales que vivió Hidrocantábrico hasta convertirse en la EDP de hoy.

Por todo ello sólo me cabe la mayor gratitud en un sentimiento que estoy seguro comparte toda la empresa con el deseo de que su ejemplo nos permita seguir cumpliendo nuestro cometido de la mejor forma posible, como siempre nos recordaba en cuanto tenia ocasión.

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Descanse en paz.

Manuel Menéndez Menéndez

Presidente de EDP España

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