Borrar
Casa de los Covián en Colunga, donde pernoctó Carlos de Gante. El bloque de dos alturas se inició en 1460 y el de la galería acristalada es bastante posterior.
La cama de Carlos V... y Jessica Lange

La cama de Carlos V... y Jessica Lange

El emperador pasó una noche en la Casa de los Covián tras abandonar Villaviciosa

ADRIÁN AUSÍN

Domingo, 27 de septiembre 2015, 00:19

Tras cuatro jornadas en Villaviciosa, Carlos I de España emprende un lento y tortuoso camino rumbo a Tordesillas, donde se entrevistará con su madre, Juana la Loca. El 23 de septiembre de 1517, la Corte de Flandes deja la Casa de los Hevia con el horizonte puesto en Santander. Sin embargo, sin autovía del Cantábrico ni vías asfaltadas ni siquiera caminos en condiciones, apenas avanzarán «tres leguas». O sea, los 23 kilómetros que separan Villaviciosa de «una aldea llamada Colunga», según describe en su crónica viajera el asistente del rey Laurent Vital. Al paso de la comitiva se topan con «gente a pie bien armada que se aproxima con la intención de ver pasar a su nuevo señor», pues ya se ha corrido la voz de que Castilla tiene por rey al nieto de Fernando el Católico, fallecido el 23 de enero de 1516.

  • ·

  • Próximo domingo Ribadesella.

Cuando apenas llevan una legua de marcha, súbitamente, una «fría y negra bruma» les amenaza. Los autóctonos advierten del peligro, pero sin apenas tiempo para cobijarse empieza a descargar un aguacero que no cesará hasta el día siguiente. Los flamencos, incluidas las damas de compañía, quedan «calados hasta los huesos». Aquella Asturias del siglo XVI es descrita por Vital, acostumbrado hasta entonces a la confortable vida palaciega, como «un paraje desierto, inhabitable, muy peligroso», donde contraen enfermedades que llevan a algunos hasta la muerte. En esta adversa situación, atormentados por la incesante lluvia, llegan a ese pequeño núcleo rural llamado Colunga, donde deciden detenerse. Al parecer, la mayoría viaja a caballo y las damas, en carro descubierto.

La Casa de los Alonso Covián es la más lujosa del lugar. Esta preciosa casona, el mayor atractivo de Colunga casi 500 años después del paso de Carlos I, uno de los más logrados ejemplos de la arquitectura civil renacentista asturiana, es descrita por Laurent Vital en su crónica como «un alojamiento pobre y miserable». No la menciona explícitamente, pero todos los estudiosos concluyen que no pudo alojarse en otro lugar (su hermana lo hizo en «la de enfrente»; que debería ser la de los soportales, hoy día en venta). De nuevo acusan el contraste entre la vida palaciega de Flandes y la Asturias campesina. Y así habrá de ser durante su larga marcha hasta Valladolid.

Nada se sabe de lo acontecido en esta única noche dedicada, es de suponer, a secar ropas, preparar una frugal cena y dormir, antes se seguir ruta hasta Ribadesella. Sin embargo, de aquella pernocta del 23 de septiembre de 1517 ha quedado hasta nuestros días, presuntamente, la cama de castaño donde durmió Carlos de Gante. Las sucesivas generaciones de la familia Covián han ido transmitiéndose unas a otras la certeza de ese pequeño tesoro. «Es factible que así sea. A mí me lo refirió mi abuela y a ella sus antepasados», indica la actual dueña de la casona, Gloria Grande Mingo, hija del afamado nutricionista Francisco Grande Covián, la cual fue adquiriendo la propiedad al resto de la familia (su padre tenía cinco hermanos) con no poco esfuerzo.

Dos primas sevillanas

Hoy día, Gloria, afincada en Madrid, disfruta de la casa solo en los meses de verano, pues pese a su amplitud, su sillería, su preciosa galería, su blasón familiar y sus jardines, carece de calefacción. Entre julio y agosto, «un montón de familiares y amigos» pasan por ella. Y de entre ellos a algunos les 'toca' dormir en la cama de Carlos V, la única de la casa a la que no ha atacado la carcoma, tal vez por el influjo del poderoso monarca. Las últimas fueron dos primas sevillanas, que ya tienen por costumbre acomodarse en esta alcoba con vistas a la plaza de Colunga. Pero antes, en la primera mitad de los años 70, también compartió sueños con Carlos V la mismísima actriz Jessica Lange, cuyo primer matrimonio tuvo por pareja al hermano de Gloria, el fotógrafo Francisco Grande Mingo, a quien conoció en Minnesota. «A Jessi esto le encantaba», refiere quien fuera durante unos años su cuñada. Y hoy mantiene «una extraordinaria relación» con Paco, quien tras 14 años de ausencia ha vuelto este verano a la casona familiar que tantos recuerdos le ha de traer.

Gloria suele acudir a Colunga con su marido y unos días de agosto se les suman sus dos hijos, ambos residentes en Estados Unidos. Allí vive también Paco, quien a su vez tiene dos hijos de un matrimonio posterior. La saga de los Covián, en este caso de los Grande Mingo Covián, tiene cuatro sucesores, solo que ninguno reside en Asturias ni siquiera en España, lo cual dificulta el disfrute de esta preciosa casona que atesora cinco siglos de historia. Desde la visita de Carlos V, la vida no cambió mucho durante varios siglos. «Fíjese que mi abuelo médico, allá por 1909, tardaba dos días en ir hasta Oviedo en coche de caballos», resalta. «La gente joven no se hace una idea de lo que era viajar antes», apostilla.

En el recorrido por las dos piezas que conforman el inmueble (la de la galería acristalada es posterior), Gloria Grande va mostrando, siempre amable, trazos de la interesantísima historia familiar: el despacho donde trabajaba su padre, los retratos de sus antepasados, el amplio y precioso salón, la habitación de la tele, donde está la doble ventana en esquinera con bancos de piedra (la gran joya), y, por supuesto, la alcoba con la cama dinástica. ¿Cómo se duerme en la casa donde durmió Carlos V? «Pues mire usted (ríe), roncamos divinamente».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio La cama de Carlos V... y Jessica Lange