La lucha contra el despilfarro de comida

L. FLÓREZ

Domingo, 20 de septiembre 2015, 00:34

El Banco de Alimentos de Asturias alcanza este año la mayoría de edad. Lejos queda ya 1997, cuando un grupo de voluntarios que prestaban servicio en el Albergue Covadonga, la Cocina Económica y Proyecto Hombre unieron sus fuerzas y crearon la Asociación Banco de Alimentos de Asturias. «Trabajamos en el reciclaje de personas, alimentos y productos», explica el presidente, Juan Luis Núñez.

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Fue en el año 2000 cuando se constituyeron como fundación. «Conocimos la Federación Española de Bancos de Alimentos y el Banco de Alimentos de Madrid y entonces decidimos traer la idea a Asturias», recuerda Bernardo Sopeña, vicepresidente.

18 años después, 50 voluntarios trabajan en la nave que la fundación tiene en el polígono de Puente Nora, cerca de Lugones. Este grupo recogió durante 2014 un total de 2.160.637 kilos de alimentos en la región, de los que se beneficiaron más de 26.000 personas en el Principado. Y no se dedican solo a recoger y distribuir comida, también se encargan de realizar labores de sensibilización frente al problema que supone el desperdicio de alimentos.

Un dato que pone de relieve la cantidad de comida que se tiraría de no ser por el Banco de Alimentos es que en 2010 se contabilizaron 625.000 kilos de fruta y verdura que desde Mercasturias se enviaron a Cogersa, cifra que bajó considerablemente en 2014; «ahora se están recuperando una media de 250.000 kilos al año». «También la crisis ha servido para que los empresarios del sector racionalizasen la distribución, que era donde se perdía mucho», recalca Sopeña. Y esto solo en fruta y verdura.

Además, explican que las estructuras familiares de la sociedad actual se prestan más a este despilfarro. «Antes se hacía la compra en el día a día porque había alguien en la casa que se encargaba de ello. Ahora, debido a la falta de tiempo, se hace la compra para varios días y muchos alimentos se pierden en la nevera porque no se controlan las fechas de caducidad», detallan en el Banco de Alimentos. Por otro lado, los envases de alimentos no se ajustan a las necesidades de familias sin hijos o monoparentales que, lógicamente, consumen menos cantidad de comida. La recesión económica que se inició en 2008 causó estragos en la economía familiar de muchos hogares asturianos.

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En 2009, se distribuyeron alimentos a más de 16.000 personas en Asturias, aportados por 90 entidades. Cinco años más tarde, más de 26.000 beneficiarios recibieron comida aportada por 192 organismos diferentes. Y para 2015 los datos son halagüeños, ya que a estas alturas se ha recogido un 20% más de alimentos que en todo 2014.

En la fundación aseguran, además, que su intención es aportar también alimentos al programa de refugiados. «Tenemos recursos para poder asumir la primera oleada y estamos al servicio de lo que diga el Gobierno regional», inciden.

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