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Marco Menéndez
Miércoles, 11 de marzo 2015, 00:18
El primer aniversario del hundimiento del pesquero portugués 'Santa Ana', en aguas del Cabo Peñas, se cumplió ayer. El 10 de marzo de 2014 fue testigo de una de las mayores tragedias en la costa asturiana de los últimos años, con ocho pescadores fallecidos (uno de ellos, el marinero asturiano en prácticas, de 28 años, Marcos del Agua). Pero solo fue el preludio de un año negro para el sector, en el que 17 personas perdieron la vida, se hundieron cuatro pesqueros, otro resultó encallado y hubo otros tres accidentes mortales.
El 'Santa Ana' zarpó de madrugada del puerto de Avilés con nueve tripulantes a bordo. Aproximadamente a los 45 minutos de salir de la ría y tomar rumbo norte, colisionó contra las rocas de la Isla Erbosa, en el Cabo Peñas. Solo uno de los tripulantes se pudo salvar, el segundo patrón, Manuel Simal Sande, que fue rescatado por el pesquero luanquín 'Maresco'.
A las cinco de la madrugada, el buque 'Ciudade de Albufeira', del mismo armador que el 'Santa Ana', dio aviso del posible accidente. Los primeros buques que llegaron al lugar se encontraron la escena de la quilla al sol del pesquero, que no presagiaba nada bueno. Y así fue. Fue necesaria una semana de duro trabajo de los buceadores especialistas de Salvamento Marítimo y la Guardia Civil para que se pudieran recuperar los cuerpos de los fallecidos. Además del asturiano ya mencionado, fueron el patrón del buque, el portugués Francisco Gomes; el cocinero, Manuel Indalecio Mayo, y los tripulantes Lucas José Mayo, Manuel Tajes, Víctor José Farinhas y los indonesios Suherman y Wasito.
Durante esa semana, el armador del 'Santa Ana', José Balayo, vivió unos de los peores días de su vida, ya que los cuerpos de varios de los marineros se encontraban atrapados en el pecio y, durante las labores de rescate, sus familiares presionaban para que se recuperan los restos de sus seres queridos cuanto antes. Y en ello se invirtió una semana de duro trabajo a más de 30 metros de profundidad y en la que los buceadores especialistas no dejaron de correr importantes riesgos, sobre todo por la cantidad de combustible que se filtraba por el pecio y la necesidad de utilizar soldadores submarinos para abrirse camino entre los restos del barco para registrar todos sus habitáculos. El barco fue reflotado e izado a tierra el 22 de mayo, en el puerto de El Musel. Tras revisar a conciencia todos los restos, fue vendido para chatarra.
El duelo de los compañeros
La colisión de un barco contra una isla a pocas millas del puerto de salida es un accidente muy poco usual. Las primeras investigaciones de la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos apuntaban a que en el caso del 'Santa Ana' se observaron indicios de que la tripulación obvió las normas de navegación para prevenir abordajes.
Ayer, como un gesto de recuerdo hacia sus compañeros fallecidos hace ahora un año, la tripulación del 'José Balayo Portela' no se hicieron ayer a la mar y la embarcación, del mismo armador que el malogrado 'Santa Ana', permaneció amarrada a puerto en Avilés.
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