Casi 2.000 asturianas denunciaron malos tratos en los nueve primeros meses del año

Contra el asesinato de Lorena a manos de su exmarido también se posicionaron ayer la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell. Y la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ángeles Carmona. «Cada muerte es un fallo del sistema y debe llevarnos a analizar en qué debemos mejorar para que no vuelva a suceder».

Lo dijo Carmona durante la presentación de las estadísticas que el Observatorio realizada cada trimestre. En la radiografía del tercero del año, el que protagonizan los meses de verano, Asturias aparece en los lugares más bajos del ranking nacional en víctimas por cada 10.000 mujeres.

Dice el informe que la media nacional está en 18,2 víctimas por cada 10.000 mujeres y que en Asturias la tasa baja a 11,9 lo que supone un descenso del 17,4%, según señala el informe.

La región con menos casos es Navarra, con una tasa de 10,7. Le sigue Galicia (11,4), País Vasco (11,6) y Castilla y León (11,8). En el norte, destaca el volumen de casos de Cantabria: 16,8.

Una baja tasa que, no obstante, se traduce en casi 2.000 asturianas que han sufrido malos tratos entre enero y septiembre. En nueve meses se han puesto 1.978 denuncias por agresiones y 1.838 mujeres han sido consideradas víctimas. De ellas, solo 373 son extranjeras. Destaca en la radiografía que hace el Observatorio del CGPJ que en estos nueve meses, entre las víctimas aparecen 19 menores de edad.

También destaca el alto nivel de órdenes de protección concedidas. De las 481 pedidas, 364 recibieron un sí por respuesta. Y la gran caída en el número de víctimas que se echan atrás. Que se acogen a la dispensa a no declarar después de haber presentado la denuncia contra su pareja y agresor. En nueve meses lo han hecho 167 víctimas. Supone una caída de hasta el 59% en verano.

Carmona recuerda que presentar la denuncia «es una decisión muy compleja, pues requiere salir del aislamiento en el que viven y superar el control al que están sometidas por su maltratador; y porque implica reconocerse como víctimas asumir las consecuencias penales que pueda llegar a tener para su pareja o ex y, en muchos casos, padres de sus hijos».