«En 1979 cada asturiano hacía ocho viajes al año en Feve, ahora solo uno»

Estuvo entre los invitados a uno de los primeros recorridos de un tren de viajeros en pruebas por la variante de Pajares. «Aunque conozco la obra, me quedé impactado. Salimos de La Robla y llegamos a Campomanes en 16 minutos. Es un viaje en el tiempo, algo que no asimilas».

La infraestructura se ha montado con una vía de ancho ibérico y otra en ancho mixto (tres hilos que permiten la circulación tanto de trenes en ancho ibérico como de los de ancho estándar, también llamado internacional). «Es una opción un poco rara, se optó por un sistema que no es ni fú ni fa. Había que poner ibérico porque es una variante de un tramo convencional y hay que sacar las mercancías, que mientras no cambie la red, seguirán mayoritariamente en ibérico», consideró. «Sin embargo se ha puesto un tercer carril en una de las vías un poco por compromiso político, en realidad no se va a utilizar salvo como anécdota. Hasta que no se cambie el ancho de vía desde León, no tiene sentido», indicó. «Además meter ese tercer carril provoca que esa vía sea más lenta y su mantenimiento más caro».

La promesa oficial vigente sitúa la apertura de la variante en el primer semestre de 2023, con el matiz de que el tramo precedente, León-La Robla, sigue a medio adaptar al ancho estándar (o internacional), algo a lo que el director del museo resta gravedad. «A lo que doy importancia es a cómo se soluciona la conexión en los tramos largos. Que entre León y La Robla tardes cinco minutos más o menos no se nota. Es mejor dejar para el final lo más fácil, que no la variante, que tiene más enjundia».

Juan Neira quiso saber la valoración del director del museo sobre el hecho de que con la variante la línea de alta velocidad termine en Lena, quedando 62 kilómetros hasta Gijón pendiente de adecuar. «Quiero relativizar el asunto. Cuando vas a Paris en alta velocidad, llegas en alta velocidad solo hasta los suburbios, donde se coge la antigua línea. Es lo que pasa en el resto del mundo. Aquí esos suburbios empezarían en Pola de Lena, que tiene bastante distancia aún con Gijón pero no me parece racional plantear un tramo de línea nueva para ello», respondió. «Exigiría mucho dinero y el ahorro de tiempo sería de pocos minutos».

En su lugar apuesta por «hacer mejoras, solventar la curva de Veriña, la de Villabona y mejorar así tramos intermedios para permitir velocidades sostenidas de entre 120 y 140 kilómetros por hora», desgranó. El servicio Alvia tarda ahora 56 minutos en cubrir Lena-Gijón «y eso algo que creo que se puede rebajar» a costes razonables.

Entre las mejoras cuya ejecución la Comisión Europea exige en 2030 a más tardar está la implantación del sistema ERTMS. «Es una obligación, no algo discutible.También hay que conseguir que pasen trenes largos para transportar más carga con menos energía. En EEUU y Mauritania se mueven 20.000 toneladas con trenes de tres kilómetros».

«Nuestra comunicación con el resto de España, a través de la variante, y alguna mejora puntual entre Lena y Gijón están satisfechas, lo que hace falta es resolver las comunicaciones internar, porque las cercanías agonizan».

Cinco años hace que se presentó el Plan de Cercanías 2017-2025, un programa de puesta al día de la red cuyo presupuesto actualizado pasa ya de los mil millones. «Valore lo que está hecho», demandó Neira. «No sé lo que está hecho, no lo he visto», respondió lacónico Javier Fernández. «No he visto obras relevantes y lo principal, que es planificar, no se está haciendo». Como ejemplo puso la renovación en curso de Gijón-Laviana: «Es cambiar los carriles, las traviesas, limpiar las cunetas. Cosas que se tenían que hacer, con la vía en servicio. Ahora la cierran y ni siquiera se hace un metro de variante de trazado o doble vía».

Fernández a echado las cuentas. «En 1979 la vía estrecha asturiana movía ocho millones de viajeros, que supone que cada asturiano hacía ocho viajes al año. En el País Vasco había 14 millones de viajeros, lo que supone que hacían siete viajes al año cada uno. Ahora llevan 24 millones, es decir, cada vasco hace 12 viajes al año, mientras que aquí los asturianos hemos pasado de usar ocho veces al año la vía estrecha a una sola». Es decir, «viajábamos más que ellos y ahora lo hacemos diez veces menos».

El fenómeno lo explica «por la planificación. Tenemos un problema criminal con ella. Los ingenieros de caminos han hecho un estudio sobre ello y no sé si les harán caso, pero caray, son los ingeniros de caminos». A su juicio por ejemplo sería necesario «desde hace 20 años poner doble vía «entre Langreo y Gijón y entre Gijón y Avilés tenemos la misma vía que hace cien años».

«¿Cómo se puede inaugurar el HUCA con un ferrocarril que lo rodea pero no tiene parada?». Fernández sostiene que la diferencia con el autobús es que «la empresa busca beneficios y actúa con cabeza, y quizás en el ferrocarril no ha pasado lo mismo».