Chile es este curso su lugar en el mundo. Andrea Muñiz Nicolás (Gijón, 1998) es estudiante de Ingeniería electrónica industrial y automática en la Universidad de Oviedo, pero el gusto por el mundo exterior ya la llevó hace unos tres años a estudiar a Polonia ... con la beca Erasmus. Ahora, cuando está a punto de acabar la carrera, una beca Convenio ha guiado sus pasos hasta Valparaíso, en Chile. En marzo llegó a la Universidad Federico Santa María y en marzo próximo retornará a España. «Cuando me fui a Polonia me gustó tanto poder viajar por Europa y conocer otras costumbres que decidí volver a vivir la experiencia, pero esta vez un poco más lejos, en Sudamérica», introduce. Y añade que Chile siempre la había tentado. «La verdad es que la universidad en la que estoy de intercambio es muy buena, por ello también algunas asignaturas tienen gran dificultad, pero, en general, estoy muy contenta con esta oportunidad y así poder conocer otras formas de enseñanza», resume.
Va más allá, en todo caso, de lo estrictamente universitario la experiencia. Es vivir el día a día en un mundo muy distinto al habitado hasta ahora. «La vida en Chile es muy diferente a lo que había visto anteriormente, hay que tener cuidado en algunos lugares, al ser un país muy caro y con el sueldo mínimo bajo, hay bastantes robos», explica. Pero no hay que temer más de lo cuenta: «Si se anda con cuidado no tiene por qué haber sustos». Sostiene Andrea que los chilenos son amables, están dispuestos a ayudar y quieren saber más sobre Europa. «Me costó un poco adaptarme, si soy sincera, pero ahora me encanta», anota.
«Valparaíso es impresionante», afirma, y revela después que es una ciudad rebosante de color, «que todas las fachadas están pintadas con algún mural y es más espíritu chileno». Sin embargo, «Viña del Mar es más europea». Sostiene que los chilenos prefieren Viña antes que Valparaíso, pero para un español es justo lo contrario. «De momento, he viajado poco, solo he ido al desierto de Atacama, que es impresionante. Tenemos planeados más viajes, pero es un país bastante caro a diferencia de lo que se suele pensar», subraya. Tiene en mente un viaje que ahora no podrá ser, pero siempre está la opción de volver a Chile más adelante. «Me gustaría ir a la Patagonia, es un viaje muy caro que merece la pena, pero es necesario viajar en verano: al estar tan cerca del Polo Sur, en invierno es imposible visitarla», señala. Ahora mismo ya está fuera de plazo y lo que es peor, el hermoso periplo se le va de presupuesto.
Pese a que está feliz y contenta, las añoranzas siempre están ahí. El paisaje verde y la rica comida le faltan en su cotidianidad. «Lleva sin llover muchísimo tiempo y este verano solo llovió un día, por lo que el paisaje es bastante seco», resume.
La experiencia sirve también para poner las cosas en su lugar. Y, en su caso, le ha valido para valorar más lo que es Europa, para conocer a fondo las diferencias que separan a un continente de otro.
En lo que a la pandemia se refiere, a su llegada todo estaba ya más o menos estabilizado. Por eso pudo viajar, una vez que el país abrió fronteras. Pero allí hay más restricciones que aquí: «Han quitado hace unos días la mascarilla en el exterior, pero en el interior es obligatoria».
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