«Utah es un estado muy conservador»

El día a día en Utah tiene aires de película de ciencia-ficción. Lo cuenta Candy Fernández Fernández (Tineo, 1990): «El estilo de vida de este estado es muy distinto al español» y esas diferencias se aprecian en todos los ámbitos de la vida. También en el trabajo. Esta asturiana es maestra de matemáticas y de español en un colegio de Layton y asegura que «la enseñanza del segundo idioma» no tiene nada que ver con la de nuestro país. «Aquí tienen un sistema de inmersión lingüística muy fuerte. Los alumnos se pasan la mitad de la jornada conmigo hablando castellano».

Esto hace que los niños avancen mucho más rápido que en las aulas españolas y también con un ritmo distinto. «Aquí le dan mucha importancia a las normas que hay en clase y no le dan tanta importancia a las cuestiones académicas». Candy lo nota, por ejemplo, cuando les enseña mates: «El nivel baja un poco con respecto a España, pero es que le dan más valor a las habilidades que tengan en clase que a los resultados».

También cambia la manera de dirigirse a los pequeños –y a los adultos– porque Utah es «un estado mayoritariamente mormón», lo que hace que lleven un estilo de vida, en el que «siguen sus creencias al pie de la letra». Los domingos, por ejemplo, son días para «dedicar a la familia e ir a la iglesia» y hay costumbres muy españolas que por allí rechazan. «Tomar café no lo ven del todo bien porque es una bebida estimulante y, si quieres comprar alcohol o tomar algo, tienes que ir a sitios especiales, es decir, no sales de casa y te encuentras directamente con cuatro bares como en España».

Según confiesa Candy, «a todas esas cosas, tardas en acostumbrarte, pero al final no tienes problema» porque, aunque tengan un estilo de vida muy religioso, «es de puertas para dentro. Dejan vivir a los demás y respetan mucho la libertad y la intimidad, no se meten en tu vida».

En medio de ese panorama en el que la iglesia tiene tanto peso, era bastante «esperable» la victoria de Donald Trump. «Utah es uno de los estados más conservadores de Estados Unidos», señala la tinetense, por lo que ya contaban con que eso ocurriera. «Hubiera sido una sorpresa mayúscula que no ganara. La mayor parte de carteles que veías en las calles eran a su favor», explica. Igualmente, no cree que su victoria le afecte, aunque reconoce que «como ciudadana a nivel mundial, me hubiera gustado otro resultado».

Más allá de la política, Candy cuenta que su estilo de vida en Syracuse, la ciudad en la que vive, es «muy diferente. En España bajas a la calle y puedes darte un paseo, te encuentras a mucha gente y vas a tomar algo. Aquí no, aquí tienes que coger el coche para todo». Ni siquiera puedes ir a hacer la compra caminando porque «las calles de las ciudades son como autopistas. Son carreteras muy anchas por las que los vehículos van a mucha velocidad». Eso inevitablemente «te limita la forma de vivir porque, para cualquier cosa, necesitas un coche».

Aunque, a veces, los destinos que alcanzan son realmente espectaculares porque «el plan por excelencia en Utah es ir de ruta los fines de semana». Merece la pena calzarse las botas porque tienen «unas montañas rocosas muy llamativas, con paisajes muy propios del norte de Europa con pinos nevados y lagos». Esa estampa cambia en el sur, donde «los paisajes son desérticos», aunque igualmente bellos.

Hay virtudes y defectos en Utah (como en todas partes) y Candy se plantea su vida «año a año». «El visado que tengo puede extenderse hasta un lustro. De momento, estoy a gusto en el cole, estoy conociendo cosas diferentes y aprendiendo mucho», reconoce, al tiempo que recuerda que «también es verdad que estoy muy lejos de casa, así que creo que iré curso tras curso, haciendo balance para decidir».

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