«Aquí el trabajador tiene más libertad»

Pero no es oro todo lo que reluce: la manera irlandesa de educar es muy diferente a la española e Irene le encuentra defectos. «Nos insisten mucho en que no podemos hablar de nada negativo con los padres, solo puedes centrarte en lo positivo», se lamenta. «Evidentemente, está muy bien hablar de las cosas buenas, pero a veces detectas ciertos comportamientos en los niños y sería bueno poder decírselo a sus padres», prosigue, convencida de que «educar también es ser consciente de los puntos débiles de las personas».

Con esas circunstancias a su alrededor, Irene está deseando volver a España. «Echo mucho de menos a mi familia, a mis amigos y, en general, la manera en la que funciona nuestro país; la estoy empezando a valorar», asegura. «Los servicios públicos españoles son mucho mejores, nuestra sanidad es una maravilla». Además, la gastronomía no tiene nada que ver en un sitio y en otro. «Aquí en los supermercados es muy difícil encontrar lo que buscas».

Ese tipo de situaciones hacen que la calidad de vida sea para ella «mucho peor que en nuestro país», y eso que, en Irlanda, los sueldos son bastante más altos. «Ganamos mucho más y eso hace que esta zona esté llena de españoles», se ríe. «Hay muchísimos trabajando en guarderías porque tienen un buen salario. En España, sin embargo, es muy complicado encontrar trabajo en la educación», protesta.

Y, aunque es verdad que allí ganan más dinero, hay que tener en cuenta que las condiciones laborales no siempre son idílicas. «Esta semana pasada estuve enferma y los días que no pude ir a trabajar me los descuentan del sueldo», explica. Eso en España no pasaría nunca. Esta gijonesa está contando ya los días que faltan para que llegue la Navidad y poder disfrutar de esos planes que ahora le parecen auténticos planazos. «Tengo muchas ganas de sentarme con mis amigos en cualquier bar de la Ruta a tomar algo», cuenta con nostalgia en la voz. Que no se preocupe, los bares no se van a mover y la van a estar esperando para, en un par de meses, disfrutar de una caña, después de una experiencia que recomienda «a todo el mundo».